Pronto, me despertaron una pelirroja y una rubia saltando sobre mi cama. —¡Despierta!— bramó Evangeline.
Jadeé, luego salté y la arrojé a la cama; abrazándola y frotando mi mejilla contra la de ella. -¡¿Cuando?! ¿Cómo estás aquí?—
—Convencí a Liam para que me dejara venir. ¡Vamos! ¡Arriba!-
Andrea puso los ojos en blanco mientras Evangeline me miraba con picardía. —Entonces, ¿supongo que David y Remi están aquí?—
—Sí, primero iremos a correr y luego nos reuniremos con ellos. ¿Suena bien?-
—Dios, te extrañé— exhalé antes de abrazarla nuevamente.
—Todo va a estar bien Cristine—me murmuró mientras frotaba mi espalda.
Terminamos corriendo por uno de mis caminos favoritos, el camino que conducía al arroyo que amaba. Mi bestia estaba más que feliz, estaba emocionada. Lyanna se unió a noso
