LIAM
Necesitaba descargarme. Literalmente. La maldita tensión en mi cuerpo era insoportable.
Estaba en un bar, con la cabeza hecha un nudo, y el deseo acumulado como si llevara meses reprimiéndome. Encontré una chica bonita, fácil, dispuesta. La llevé al primer hotel que encontré abierto. No quería hablar. Solo necesitaba desconectarme.
Ella se arrodilló frente a mí con una sonrisa perversa, manos ágiles… y justo cuando iba a…
Mi teléfono vibró.
Maldición. “Abogaducha” en la pantalla.
Me congelé.
—¿Saanvi? —contesté con voz ronca, dando un paso atrás, deteniéndola antes de que siquiera pudiera tocarme.
—Liam, hola. Aquí Georgia. Sí, la de OnlyFans, esa misma. Solo quería informarte que tu abogaducha favorita está considerando seriamente demandarte por asalto... a sus labios. ¿Algo
