bc

LA RAZÓN DE SER «El fuego que me hizo Arder»

book_age18+
8
FOLLOW
1K
READ
forbidden
family
HE
age gap
opposites attract
drama
kicking
city
addiction
like
intro-logo
Blurb

🔥✨LA RAZÓN DE SER, EL FUEGO QUE ME HIZO ARDER✨🔥Una historia de pasión, deseo y redención en las tierras ardientes de TrujilloEn las vastas dehesas extremeñas, donde el sol besa los olivares y el viento susurra entre los encinares, una historia intensa y desgarradora está a punto de encenderse.💥 Un hombre roto.💥 Una joven valiente, alegre y rebelde.💥 Una pasión que desafía el destino.Bajo el cielo dorado de Cáceres, entre el bramido de los toros de lidia y el trote impetuoso de los caballos pura sangre, dos almas marcadas por el pasado se encuentran. ¿Podrá el fuego que los consume destruirlos... o será su única salvación?💫 AMOR, DOLOR Y DESEO EN SU FORMA MÁS CRUDA Y REAL 💫🔹 Si amas las historias de segundas oportunidades, amor prohibido y escenas ardientes que aceleran el pulso... esta novela es para ti.🔥 Atrévete a sentir el fuego.🔥 Atrévete a descubrir "LA RAZÓN DE SER, EL FUEGO QUE ME HIZO ARDER".📖 Disponible en Wattpad.✍️ By Luz A. Feder.#Romance #Pasión #Deseo #Trujillo #SegundasOportunidades #HistoriasQueQueman

chap-preview
Free preview
Cap 1.. La pesadilla.
«“Bajo el cielo de los olivares, donde el viento danza con el trigo, te quise con manos torpes, como quien doma un potrillo.” “Fuiste luz en mi camino, pero te amé con miedo, y cuando extendiste tus alas, quise atarte sin saberlo.” “Ahora vuelvo tras la tormenta, buscando en los senderos el amor que solías darme, aunque oses castigarme.”» TT: Salvatore Farnesi de Alarcón ☆ 𖥸𖥸𖥸𖥸𖥸 ☆ (Kitzbühel, Austria) Dos años antes Huff, el frío es arrasador, pero la adrenalina del esquí es increíble, y mi corazón está al máximo. Bajar la montaña fue espectacular. Llevamos toda la mañana divirtiéndonos, aunque Bianca no lo ha hecho como yo; está más interesada en grabarse para sus seguidores que en nuestra diversión. —Uff, amor, eso fue espectacular. La grabación quedó increíble… —me dice, abrazándome. —Tú eres increíble, Amor mío. —Le doy un beso apasionado, pero lo desarma cuando me doy cuenta de que aún está filmando. —Amor, vamos. A esta hora la toma será espectacular… —dice nuevamente Bianca. Está insistiendo en que nos lancemos en parapente desde la cima de Hahnenkamm. —No lo sé, amor. Mira que hay vientos fuertes… Creo que el club de vuelo está cerrado. Bianca me ve de reojo y me abraza. —Vamos, amor, nada te queda grande, menos abrir una oficina, club o lo que sea. Compláceme, ¿sí, chiquito? Sabes que mañana volveremos, y no he hecho mi toma desde el parapente. —Me mira con pucheros y ojitos de gato con botas. —Siii… —suplica—. Plis, plis, solo será una vez y ya, chiquito. Sonrío. Complacer a mi prometida nunca me parece demasiado. Nuestra boda será en un mes. Bianca y yo llevamos cuatro años de novios, pero no había aceptado casarse antes por sus estudios y sus fans. Hace tres meses, me dijo que ahora sí aceptaba, y yo, feliz. Bianca tiene 24 años, es influencer y estudia comunicación social. Está por concluir su carrera y estamos en unas pequeñas mini vacaciones, pues ella inicia clases la próxima semana. Le hablo al encargado del hotel donde nos hospedamos, y él me consigue una cita urgente con el administrador del club de vuelo en parapente. Jhon está muy insistente en que no hagamos la actividad hoy, pues dice que los vientos están fuertes y las condiciones no son adecuadas. Mi linda novia insiste y le pide a Jhon hacer una excepción, solo para nosotros. Bueno, en realidad, tuve que sobornar al administrador. Nos lanzaremos cada uno por separado, pero Jhon también irá con nosotros. Aunque ya lo hemos hecho algunas veces, soy amante de los deportes extremos. Al descender el viento golpea mi rostro con fuerza y todo sucede tan rápido. El parapente se sacude violentamente, y un escalofrío me recorre la espalda. Algo está mal. Intento estabilizarme, pero una ráfaga inesperada me lanza hacia un lado. El arnés se tensa con brusquedad, y siento cómo pierdo el control. La montaña se acerca demasiado rápido. —¡Mierda! —grito, tratando de enderezarme. Mi cuerpo se sacude con un impacto brutal. Un golpe seco atraviesa mi espalda, seguido de un dolor punzante que me roba el aire. Todo da vueltas. No sé si es el dolor o el pánico lo que nubla mi mente, pero el suelo está bajo mí, y no puedo moverme. Escucho gritos a lo lejos. Voces difusas. No sé si es Bianca o alguien más, pero el sonido se mezcla con el zumbido en mis oídos. Intento respirar, pero cada bocanada de aire es como una puñalada en el pecho. —¡Llamen a los paramédicos! —alguien grita desesperado. El frío se mete en mis huesos, o tal vez es el shock. Parpadeo, tratando de mantenerme consciente. Manos me tocan, me sostienen. No sé quiénes son. —Tranquilo, Salvatore, te tenemos. Ya vienen los paramédicos —dice una voz, pero suena lejana. El sonido de la sirena me retumba en los oídos. Intento abrir los ojos, pero todo se siente borroso, pesado. Un dolor agudo me atraviesa la espalda y la pierna, como si me estuvieran partiendo en dos. —Salvatore, ¿puedes oírme? —pregunta una mujer con uniforme de paramédica. Intento responder, pero mi garganta está seca. Apenas logro soltar un sonido ronco. El dolor es insoportable. —¡Tenemos un masculino, aproximadamente 30 años, accidente en parapente, posible fractura de columna lumbar, fractura expuesta de fémur y costillas rotas! —grita la paramédica mientras siento que me ajustan con correas. ¿Fractura de columna? Trato de mover los dedos de los pies, pero no siento nada. La angustia me golpea el pecho como una ola helada. —¡No… no siento las piernas! —intento gritar, pero mi voz apenas sale. Bianca está cerca, llorando, tocándome la cara con manos temblorosas. —Tranquilo, Salvatore, estamos estabilizándote —dice la paramédica mientras ajusta un collarín en mi cuello—. No intentes moverte. Mi respiración se agita. Intento flexionar la rodilla, pero nada. Un vacío aterrador donde deberían estar mis piernas. Mi corazón se acelera, y la oscuridad amenaza con tragarme de nuevo. —¡Lo estamos perdiendo, presión bajando! —escucho gritar a alguien antes de que todo se apague por completo. ◆◇◆◇ Un pitido constante me taladra los oídos. Siento el cuerpo pesado, como si estuviera atrapado bajo toneladas de escombros. Intento abrir los ojos, pero la luz me ciega por un momento. Parpadeo varias veces hasta que las formas a mi alrededor comienzan a definirse. Un techo blanco. Luces frías. Olor a desinfectante. Estoy en un hospital. Mi pecho sube y baja con esfuerzo. Un dolor sordo me recorre la espalda y la pierna derecha. Intento moverme, pero algo me lo impide. No siento mis piernas. El miedo me golpea de golpe. —¿Bianca? —mi voz sale ronca, casi irreconocible. Muevo la cabeza lentamente, explorando la habitación con la mirada. No la veo. En su lugar, hay personas extrañas. Una enfermera revisa una bolsa de suero a mi lado. Un médico consulta unos papeles al pie de la cama. Ninguno de ellos me es familiar. —¿Dónde… dónde está Bianca? —pregunto con más fuerza, intentando levantarme, pero un dolor punzante en la espalda me deja sin aliento. La enfermera se gira hacia mí con una sonrisa profesional, pero distante. —Señor Farnesi, por favor, no intente moverse. Ha sufrido un accidente grave. —¿Dónde está mi prometida? —insisto, ignorando su advertencia. El médico me mira con una expresión seria antes de acercarse. —Su novia no está aquí —responde en un tono neutro, como si la información no fuera importante. Un frío diferente me recorre el cuerpo. —¿Cómo que no está? ¿Dónde está? —trato de sentarme, pero de inmediato siento unas manos firmes deteniéndome. —Cálmese, por favor. No puede hacer movimientos bruscos —dice la enfermera, empujándome suavemente contra la cama. Mi respiración se agita. Algo no está bien. —¡Llamen a Bianca! ¡Ella debería estar aquí! —exijo, sintiendo una desesperación creciente. El médico suspira y revisa la carpeta en sus manos. —Señor Farnesi, su novia se fue poco después de que ingresara aquí. No tenemos más información sobre ella. Sus palabras caen sobre mí como un balde de agua helada. Se fue. Mi pecho se contrae con una angustia sofocante. Bianca, la mujer con la que me voy a cazar, la que me suplicó que hiciéramos el salto en parapente, ¿se fue? Mi mente se llena de preguntas, de miedo, de rabia. Y entonces, como si la realidad me golpeara por primera vez, bajo la mirada y noto algo aterrador. Mis piernas… No las siento. Un escalofrío me atraviesa la espalda. Intento mover los dedos de los pies. Nada. —¿Qué… qué me pasó? —mi voz apenas es un susurro. El médico intercambia una mirada con la enfermera antes de volver a mirarme. —Señor Farnesi, sufrió una fractura grave en la columna lumbar. La lesión ha afectado los nervios de sus piernas. En este momento… no tiene movilidad en ellas. El mundo se detiene. NO. No puede ser. Mis manos tiemblan sobre las sábanas. Mi corazón late con tanta fuerza que me duele el pecho. Quiero gritar, pero no sale ningún sonido. Bianca no está. No puedo moverme. Mi vida, en un abrir y cerrar de ojos, se ha convertido en una pesadilla. ⎯⎯⎯⎯ ◦◈◦◈◦◈◦⎯⎯⎯⎯ ° ° °░L░U░Z░A░F░E░D░E░R░° ° °

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

La Esposa Exiliada

read
99.3K
bc

Los Trillizos del Ceo

read
21.7K
bc

No soy un contrato.

read
253.9K
bc

Querida Esposa, eres mía

read
86.5K
bc

Amor a la medida

read
114.1K
bc

Mi Deuda con el Mafioso

read
11.3K
bc

Belial

read
19.4K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook