4. Mantén a tus enemigos...

1499 Words
Capítulo 4. Mantén a tus enemigos cerca… El sonido de las copas chocando, el murmullo de conversaciones elegantes y el aroma a tabaco caro envolvían la sala principal de la residencia de los Valetta. El baile como cada año estaba siendo todo un éxito, pero lo más importante de la noche estaba por suceder. El patriarca de la familia, Alexander Valetta, no quería pasar la oportunidad de poner una precio sobre la cabeza del recién llegado, así que se pondría de pie. Y cuando él lo hacía, el mundo lo escuchaba. -- Señoras y señores – se dirigió a todos, su voz grave cortó el aire, -- Es un honor anunciar el regreso de un viejo amigo de esta familia – su hija Sol, sentada a la derecha de su padre, no necesitó mirar para saber lo que venía. El destino le estaba jugando una broma cruel pensó. -- Demos la bienvenida a Enzo Parodi, el heredero de la familia Parodi, la misma que por años estuvo… ausente del país – Alexander moría por decir que habían estado escondidos, pero eso lo dejaba a la imaginación de los de su generación, los mismo que no perdieron el tiempo y comenzaron a murmurar. Para Alexander los Parodi eran los más débiles de las tres grandes casas mafiosas, pero la masacre de hace veinte años los había dejado al borde de la extinción. Cuando él acabo con los Rossell pensó continuar con los Parodi, pero no le gusta dejar cabos sueltos y al enterarse que la familia se dividió, decidió dejarlos libre entre comillas, porque la guerra que llevaron fue peor, ellos fueron acabando poco a poco con los que se quedaron en la ciudad, hasta que un día la mitad de los que aún quedaban decidieron huir y dejarles el camino libre. Muchos pensaban que se habrían disuelto con el tiempo, pero aquí estaban, regresando con una sonrisa diplomática. Y por supuesto con Enzo, quien era su carta más fuerte. Sol se obligó a respirar con calma cuando él avanzó con seguridad. Lo que había pasado esa tarde y lo que pasó en el balcón no importaba ahora. Aquí eran dos piezas de ajedrez en un tablero donde el rey estaba a punto de moverlos a su antojo. -- Es un placer volver a casa – les dijo Enzo, su voz modulada perfectamente para el papel de heredero que jugaba. Observando a cada m*****o de cada familia influyente que podría considerar una aliado o un posible enemigo. Sol apretó los dientes. Mentirosos. Todos pensó. Su padre le había comentado que los Parodi huyeron como ratas, no entendía ¿por qué había vuelto ahora?, y mucho menos ¿por qué lo hacía con tanto orgullo? -- La paz entre nuestras familias ha sido sólida durante estos últimos veinte años –continuó su padre, y Enzo ni siquiera movió una pestaña. -- Y aunque muchos puedan vernos como enemigos naturales, la historia nos recuerda que alguna vez fuimos aliados – Sol tragó con dificultad. ¿Aliados? Enzo también mantuvo su expresión serena, pero ella pudo notar un brillo de burla en sus ojos. -- Debemos mirar al futuro -- prosiguió Don Alexander. -- Por eso, he tomado una decisión – de pronto. El silencio en la sala era absoluto. Sol lo sintió antes de escucharlo. Un puñal invisible le atravesaría su columna. -- Mi hija Sol y Enzo trabajarán juntos a partir de ahora – ella volvió la mirada hacia su padre con incredulidad, pero el hombre ni siquiera parpadeó. Sol no tenía idea de que estaba tramando su padre, salvo que quisiera sentenciar a muerte al heredero de los Parodi. -- No puedes hablar en serio padre – le dijo ella, con voz contenida. Aquellas reuniones eran asi, no había muestras de cariño entre ellos, no era una reunión familiar ese evento y ambos lo sabían. -- Completamente en serio, filia mia – susurró el hombre mayor. Sol sintió el calor de la furia recorriéndole la piel. ¿Trabajar con un Parodi? ¿Con este Parodi? -- Es una buena idea Alexander, quien mejor que la princesa de papá para ponerme al día con los negocios – agregó Enzo, con una sonrisa tranquila, pero Sol notó el destello de diversión detrás de su falsa cortesía, como si ella estuviera dispuesta a “ponerlo al día” en algo… -- ¿Y qué exactamente debemos hacer juntos papá? – le preguntó Sol con voz afilada. -- Supervisarán las rutas de exportación y reforzarán nuestra seguridad en las bodegas y los puertos – le anunció su padre. -- Esta misma tarde tuvimos un contratiempo antes de comenzar la fiesta, al parecer todavía hay quien piensa que los Valetta son descuidados cuando se trato de organizar dos eventos en simultaneo – comentó y esta vez se encargó de hacerlo en voz alta, para que todos lo escuchen, pues estaba seguro de que la persona que pensaba revelarse ante su familia estaba presente, disfrutando de su hospitalidad. Sol observaba a Enzo, ella sabía que él también estuvo en esa bodega y debía averiguar ¿Por qué? Enzo sabía lo que ella pensaba y no se inmutaba ante su mirada amenazadora, pero el patriarca de los Valetta que observaba a su discípula de reojo supo que encontró a la mejor aliada para acabar con el recién llegado Parodi, imaginando que Sol comenzaba a crear anticuerpos hacia él. -- ¿Por qué ahí? – preguntó de pronto Giancarlo su primo lejano, y Alexander giró para dirigirse a él, eran parientes lejanos, pero confiaba en él antes que, en alguno de sus hijos de sus hijos, claro esta exceptuando a Sol, quien ya había demostrado su lealtad de mil y una manera posible desde que era solo una niña. -- Es un área demasiado importante para dejarla en manos inexpertas, además… Sol es la mente más brillante de la familia y al parecer Enzo siempre fue sobrevaluado cuando era un niño, veremos si son las dos mentes más brillantes de sus respectivas familias como se dice. Sol apretó los puños detrás de ella, sabia muy bien que su padre no aceptaría un no por respuesta, y eso la irritaba más que la misma presencia de Enzo Parodi. Asi que respirando hondo y tratando de controlar el fuego que ardía en su interior, mostro algo parecido a una media sonrisa, -- Como desees papá – su padre asintió satisfecho, no diría más. Ahora solo esperaba que su hija terminara por liquidar a Enzo Parodi, al darse cuenta de que era un bueno para nada, que más podría ser después de haber estado oculto detrás de su padre por dos décadas, pensó Alexander. -- Perfecto, entonces desde mañana volvemos a ser socios – comentó, -- ¿Socios? – pensó Enzo mirando al viejo frente a él. Todos en el salón dirigieron su mirada al recién llegado, aquella palabra solo tenía un significado… sentencia de muerte. Y no para la jovencita, sino para Enzo Parodi. Porque todos los que conocían bien la historia, aunque no la comenten, sabían muy bien lo que le paso a la familia socia de Alexander Valetta, los Rossell… aunque nadie había vuelto a mencionar ese apellido en casi veinte años. El baile continuaba. La música flotaba en el aire, las copas tintineaban y las risas falsas llenaban la sala como un eco sin alma. Pero para Sol Valetta, todo había cambiado, su padre sin querer según ella, la había encadenado a cargar un bulto que no debía. Alguien a quien ya le había puesto un letrero de enemigo y a quien ahora debía considerar “socio” El mismo hombre que, en cuestión de horas, había puesto su mundo de cabeza. Pero si Enzo pensaba que esto sería fácil y que lo iba a pasar bien, estaba equivocado, Sol, lo miraba desde lejos pensando que esto no serían unas vacaciones, mientras que sus hermanos disfrutaban del espectáculo, pues para ellos, su padre acababa de ponerle un reto demasiado complicado a su engreida. Los verdaderos hijos de la familia Valetta eran unos perdedores, y su tío Giancarlo lo sabía. De no haber nacido en aquella familia, ya hubieran sido exterminados. Ellos vieron llegar a la niña de los brazos de su tío, y creen que es una hija ilegítima de él, no tienen la menor idea de quien en realidad es. -- ¿Ya te resignaste, Sol? – la voz de Enzo la sorprendió, deslizándose por su espalda como una caricia peligrosa. Ella cerró los ojos por un segundo, era su tono. Ese tono, ese color de voz, por alguna razón Sol se sentía a gusto al oírlo, y eso la enfurecía más. No entender ¿Por qué un recién llegado causaba ese efecto en ella? la descolocaba. Pero hacia muchos años que no tenia pesadillas, muchos años que no despertaba de noche aterrada, sin saber ¿Por qué? Y muchas de las cuales soñaba con aquel mismo tono, calmado, seguro, jugador… -- ¡Maldita sea! –
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD