Capítulo 53. Trampas del Destino
El camino fue tranquilo. Apenas cruzaron algunas palabras, pero las miradas cómplices lo decían todo. A medida que se alejaban de la ciudad, los edificios daban paso a campos abiertos, árboles altos y pequeñas casas esparcidas entre colinas. El GPS los guio hasta una calle de tierra, y luego a una antigua mansión de fachada blanca, con rosales desordenados en la entrada y una enorme reja de hierro forjado.
Enzo bajo la luna del auto y mostro su rostro en una especie de cámara de seguridad, luego de decir su nombre la reja se comenzó a abrir.
Sol suspiró imaginando lo que vendría. Mientras se acercaban pudo distinguir a una mujer de cabello gris y mirada dura, que estaba de pie en el umbral esperándolos.
Al llegar muy cerca de ella ambos descendieron y
