Capítulo 55. La víbora bajo la piel. El salón principal se abrió ante ellos como un teatro macabro. Luka estaba atado a una silla de pies y manos. Sol corrió hacia él, ignorando al hombre que se mantenía en la penumbra del fondo, con las manos cruzadas detrás de la espalda, observándolos con una calma perversa, quien mantenía frente a él algún tipo de máquina antigua con luces parpadeantes. -- ¡Sol...! – murmuró el muchacho al reconocerla. -- ¡No... no te acerques a él! – Sol se detuvo al percatarse de su presencia. Enzo lo miró con furia. -- ¡Alto! – le gritó ella, apuntándolo con su arma. Enzo que estaba de espaldas a ella pudo sentir que traía algo en su espalda y sonrío al imaginar lo que podía ser. Sol no dejaba de ser la princesa de la mafia que todos conocían… Arnaldo se volvió

