La salida de la ciudad sumergida no fue un regreso a la calma, sino una transición hacia nuevas tensiones. Las aguas agitadas a su alrededor eran un reflejo del estado de sus corazones. Vlad e Isolde, aunque victoriosos, sentían que cada paso los llevaba más cerca de un abismo inexplorado. El Corazón del Mundo, ahora fortalecido por el fragmento recuperado, latía con un pulso que resonaba en toda la región. Este latido, sin embargo, parecía un llamado, una señal que podía ser percibida tanto por aliados como por enemigos. El Legado De Kael Mientras acampaban en la orilla de un río, Vlad comenzó a inspeccionar las escrituras grabadas en el Colmillo del Alba. Aunque lo había usado innumerables veces, ahora las inscripciones brillaban con un fulgor nuevo. —¿Notas algo diferente? —preguntó

