LA CULPA

2732 Words
Creí que después de mis acciones del día de ayer el sentimiento de culpa no me dejaría ver a la cara a mi esposa, pero no fue así. Los hombres podemos soportar ese sentimiento sin hacer un esfuerzo muy grande o al menos eso es lo que estoy experimentando. Al menos ahora se que mi problema de erección solo es con Laurance. — Buenos días mi cielo, ¿quieres que lo volvamos a intentar?. — Dijo Laurence mientras bajaba mi ropa interior, en ese momento sentí que la cama king size no era lo suficientemente grande para mantenerme lejos de su alcance. Tome su mano e intente inventar una mejor excusa pero no pude. — No, estoy muy cansado porque trabaje hasta muy tarde el día de ayer. — — Entiendo, porque no me dejas volver a la empresa a ocupar el puesto que tenía antes de que naciera Santiago. — — No creo que sea una buena idea, llevas más de 8 años fuera del negocio. — — Alessandro, lo fundamos juntos. Conozco a la perfección todo el negocio, además me aburro mucho estando en casa sin hacer nada. — — Entiendo que quieras desarrollarte profesionalmente pero no se si sea buena idea, los niños están en la etapa en la que necesitan mucho de ti. — — Tenemos una empleada doméstica y una niñera, no creo que tengamos problema. Quiero ayudarte a reducir la carga de trabajo. — Lo que Laurence ignora es que la carga de trabajo no es el problema, el problema soy yo y mi problema con la lujuria. Espero que esas ideas pasen rápidamente y Laurence termine olvidándose porque lo último que necesito es que alguien me este cuidando en la oficina. — Que dices amor a caso no te gusta la idea de volver a trabajar juntos. — — No es eso, pero nuestra familia esta en juego. Hay que seguir así, yo me ocupe de la empresa y tu de lo mas importante que es nuestra familia. — — Si tu crees que eso es lo correcto esta bien amor, solo no dudes en decirme si sientes que las cosas se complican en la empresa. — — Te prometo que si necesito ayuda, a la primer persona a la recurriré sera a ti. — Dije besando la frente de Laurence, algo que le pareció muy extraño de mi parte. — Esta bien cariño, como tu digas. — — Que te parece si el día de hoy hacemos algo juntos y que Leonor se encargue de los niños el día de hoy. — — Me parece una idea fantástica mi cielo, estaré ansiosa todo el día con tal de que transcurran rápido las horas para que llegue ese momento. — — ¿Cuanto tiempo tiene que no hacemos nada juntos?. — — No lo sé, ya tiene como 5 o 6 años. Nos hemos descuidado mucho y prometo poner mas de mi parte para que eso cambie. — Laurence se lanzo a mis brazos y comenzó a besarme de manera efusiva. Como pude me aparte sin ser demasiado grosero o evidente. — Me daré un baño y bajo para llevar a los niños al colegio. — — Si amor bajare a alistarlos. — Hay momentos como este en los que recuerdo la historia de nuestra vida juntos y veo que no ah sido nada fácil. Cuando terminamos la universidad ambos buscamos trabajo, cada quien por su cuenta. En ese entonces tuvimos suerte y yo encontré empleo como subgerente de estrategia comercial en una empresa de marketing, Laurence por su parte tuvo aun mas suerte porque entro como gerente de producción en una empresa productora de materiales para construcción. A pesar de que su familia eran dueños de múltiples negocios, Laurence siempre se esforzó por tener lo suyo por sus propios méritos y sin ayuda de sus padres. Después de casarnos su padre falleció y al dividir los bienes entre sus 3 hijos heredo a Laurence 400 millones de dólares y casi al mismo tiempo me despidieron cuando le empresa en la que trabajaba se fue a la quiebra. En esos momentos me encontraba derrotado por que las cosas en mi carrera profesional no estaban resultando como yo las había planeado. Laurence se solidarizo conmigo y renuncio a su empleo para proponerme que fundáramos una empresa juntos y ahí comenzó nuestra aventura, parte de mi éxito se lo debo a ella. Juntos llegamos hasta donde estamos ahora con nuestra empresa de telecomunicaciones. Interrumpí mis pensamientos matutinos para continuar con la rutina de todos los días, bajar a intentar desayunar pero como es demasiado tarde para llevar a los niños a la escuela solo daré un par de sorbos al café y unos cuantos trozos de fruta. — Vámonos niños ya es tarde. — Me acerque a Laurence y di un pequeño beso francés. — Que tengas un excelente día mi amor, te veo al rato. — Dijo Laurence con un tono de voz entusiasmado. — Tu también y que no se te olvide encargar los niños a Leonor. — Salí de la casa y aborde el auto junto con los niños. La rutina es aplastante pero que sería de nosotros sin ella. Después de dejar a los niños en la escuela es momento de romper la rutina para ir a Maison Kayser a desayunar, quizás corra con suerte y Renata este en turno para seguir con nuestro juego de seducción. Mientras conducía me dispuse a conectar mi teléfono vía bluetooth al auto para escuchar algo de música y amenizar mi trayecto. Uno de mis gustos culposo es la canción "Si te pudiera mentir" de Marco Antonio Solis y por casualidad es la primera en mi play list en modo aleatorio. Si te pudiera mentir Te diría que aquí Todo va marchando muy bien Pero, no es así Esta casa es solo un pensamiento Que me habla de ti Y es tu voz como este mismo viento Que hoy viene hacia mí Cada vez me duele perder Un minuto más Aquí, sin poder entender Por qué tú no estás Estas tardes oscuras me asustan Y no me hace bien Caminar en sentido contrario A lo que es mi Edén A veces, creo oír Que me necesitas Y alguna que otra vez Siento tu mirar. No soy muy fan de este tipo de música, pero la forma en que escribe canciones este cantante, hace que salga tu lado más romántico. Mi género de música predilecto es el rock y el popo, pero cuando estoy desanimado o triste suelo oír este tipo de canciones. Una llamada entrante de un número desconocido interrumpió mi canción favorita, conteste la llamada apretando un botón en el volante del auto. — ¿Bueno?. — Contesté. — Hola Guapo, ¿como amaneciste el día de hoy?. — Dijo Zafiro haciendo una voz seductora, una voz que difícilmente voy a olvidar. — Zafiro, ¿como conseguiste mi número? . — — Ya ves, las mujeres tenemos infinidad de tácticas para siempre obtener lo que queremos de un hombre. — — Eso me da terror. — — No te asustes, tome tu celular en el hotel y para mi sorpresa no lo tienes con contraseña y solo tuve que marcar mi número para que quedara registrado el tuyo. — — Tendré más cuidado con mis cosas, si es que nos volvemos a ver. — — Osea que no es seguro que me vuelvas a hacer tuya. — — Todo depende de mis ganas. — — Yo puedo hacer que las ganas aparezcan a diario. — — Ah sí y ¿como lo harás Zafiro? . — — Ya lo descubrirás, que tal si nos vemos esta noche. Hoy no trabaje porque quería solo hacerlo contigo Alessandro. — — Esta noche no se puede, tengo que cumplir con mi rol de esposo. Saldré con Laurence a algún sitio de su elección. — — Es real o me estas evadiendo. — — De verdad, creo que la el sentimiento de culpa no tiene lugar en mí, pero mi manera de demostrarlo es de otra manera. — — Ya sé Alessandro, el típico que intenta consentir a su esposa porque no sabe que hacer para remediar un poco su engaño. — — Algo así Zafiro. Pero mañana en el mismo lugar estaría de lujo. — — Me parece buena idea, quizás el diablo se te aparezca mañana. Que tengas buen día Alessandro. — — Tu también, no llames sin antes avisarme por un mensaje de texto o por telegram. — — Lo tomaré en cuenta, por cierto ya no es necesario que lleves efectivo. Yo encontraré la manera de que me pagues. — — Espero no me cobres de más. — — Si quiero lo voy a hacer. — Dijo zafiro y termino con la llamada. A pesar de que mi encuentro con Zafiro no me provocó lo que yo esperaba no puedo dejar de desear su cuerpo, el deseo se apaga pero después vuelve a desear. La lujuria es mi peor enemigo y no puede detenerme porque voy a ver a Renata. Al llegar al restaurante, me percate que esta vez había un poco más de gente que el día de ayer. Renata estaba limpiando una mesa en cuanto se percato de mi presencia se dirigió a atenderme. — Buenos días señor Alessandro. — — Buen día Renata aún no olvidas mi nombre. — — Es imposible de olvidar por lo peculiar que es. De este lado tengo una mesa para usted. — Seguí a Renata a la mesa que estaba más parada, como si quisiera que estuviésemos fuera de la vista de todos. — Aquí estará bien. ¿Le traigo lo mismo de ayer?. — — Exactamente lo mismo junto con el panque de zanahoria. — — Por supuesto dame un momento. — Renata parecía contenta de verme, quizás sea un buen signo si quiero llegar con ella al lugar donde espero llegar. Regreso rápidamente con café, pan y fruta. — Creí que no lo volvería a ver por acá. — — ¿Porque?. — — Porque no es un cliente frecuente y normalmente lo que vienen de paso regresan después de mucho tiempo o definitivamente ya no vuelven a comer aquí. — — A partir de hoy quiero estar en tu lista de clientes frecuentes. — — Estará en la lista de los clientes favoritos. — — Mejor aún. — — ¿Sándwich de salmón ahumado?. — — Te voy a ser sincero, hoy no vine por el sándwich o por el panque de zanahoria que aunque es delicioso, no es motivo suficiente para tomar mi desayuno en este lugar. El motivo por el que vine hoy, es por ti Renata. — — Me agrada que sea tan directo y sincero, creo que yo también debo serlo. — — Te lo agradecería mucho. — — Soy casada. — — Pensé que me dirías algo que no sé. — — ¿Como lo supo?. — Dijo Renata sorprendida. — — Desde que pediste que no te llamara en ciertas horas. Y a decir verdad quizás eso fue lo que me atrajo de ti. — Renata sonrió. — Usted es casado también verdad. — — Así es, pero no creo que sea un impedimento para que la pasemos bien. — Renata se veía dudosa y en ese momento me di cuenta que nunca había sido infiel a su esposo, le gustaba nuestro juego hasta que vio que la cosa sería enserio. Renata no contestó y no sabía para qué lugar clavar la mirada. —No me contestes ahorita Renata, tomate tu tiempo y piénsalo. Aquí esta mi tarjeta. — Ya no se lo que estoy haciendo, esta charla con Renata parecía como si estuviese haciendo negocios. Ayer me siguió la corriente pero hoy que le dije lo que buscaba se noto dudosa, ella no buscaba sexo como yo, busca un hombre que la trate diferente a su marido porque seguramente ah caído en la misma monotonía en la que yo estoy atrapado. — Voy a atender a los otros clientes, que tenga buen provecho señor Alessandro. — — Muchas gracias Renata. — Ahora Renata me parecía mucho más atractiva que Zafiro a pesar que es más joven. Queremos lo que no tenemos o en mi caso queremos ver ceder a aquellas que nos dijeron "no". Renata no regreso a mi mesa hasta que pedí la cuenta y fue muy distante, nos despedimos sin decir nada, pague la cuenta y esta vez deje 200 pesos de propina, la historia con Renata llego a su fin. Al llegar a la oficina afortunadamente no tenia muchos pendientes. El día y parte de la tarde transcurrió rápidamente, me puse a pensar en que el trabajo que realiza Carolina es excepcional, cumple con las funciones de su puesto e incluso las supera haciendo mi vida mas fácil y la verdad no sabría que hacer sin ella, eh llegado a pensar en que podría ocupar mi puesto y yo dedicarme a otro negocio o retirarme y quedarme en casa con mi familia a disfrutar de los frutos que el trabajo duro nos dejo. Pero aun no estoy preparado para dar ese gran paso, el salir a trabajar todos los días es lo que mantiene mi mente relativamente sana o de lo contrario ya hubiera enloquecido tras las paredes del hogar. — Alessandro, tiene una conferencia con los inversionistas dentro de 15 minutos. — — Gracias Caro, podrías conectarme en la computadora. — — Claro que si. —Dijo Carolina y paso a mi oficina caminando hasta el escritorio y dejando un rastro de un perfume delicioso que intentaba adivinar cual era. — ¿Le pasa algo?. — — ¿Porque?, a caso me veo mal. — — Para nada, solo que se ve muy pensativo, no suele sentarse en ese sillón a admirar el paisaje que no es muy alentador. — — Estaba pensando...en cosas. — — ¿Que cosas, si se puede saber?. — — En mi retiro. — — Pero si aún es muy joven. — — No tanto como crees Caro. — — Tiene 34 años si mal no recuerdo. — — 36. — — Con todo respeto Alessandro, es usted muy guapo y muy joven para que este pensando en esas cosas. — — Tienes razón Caro, no es momento para pensar en esas cosas pero si es momento para irte preparando para un futuro no muy lejano. Me voy, tengo una cita con mi esposa. Te conectarás a la conferencia y tu lidiaras con los inversionistas. — — Pero... no estoy preparada para algo así. — — Ya me escuchaste, vas a empezar a prepararte. Nos vemos mañana Caro, mucha suerte. — Tome mi saco del perchero y salí de la oficina, Carolina se quedo mirándome desconcertada con la esperanza de que todo fuera una broma, pero no fue así. Mientras conducía de regreso a casa me puse a pensar sobre a que lugar podría llevar a Laurence y no se me ocurría nada, son las 5 de la tarde, es buena hora para hacer cualquier cosa. Llame a Laurence para preguntar si ya estaba lista pero no respondió. Entre a casa y todo estaba apagado, no estaba Leonor ni los niños y al parecer tampoco Laurence. — Laurence, estas lista. — Dije en voz alta, la luz se encendió y en el estero de la sala comenzó a sonar una canción que me traia muchísimos gratos recuerdos de una juventud que se esfumo frente a mis ojos. Cuando te acuerdes de mí Échale un suspiro al viento Y mándame un sentimiento Que me hable un poco de ti Tararéame la canción Que más te vibre en el pecho Y dale un trago derecho De recuerdo al corazón... Laurence se acercó lentamente hacia a mí, puso mis manos en su cintura y rodeo mi cuello con sus brazos, lo cual era una invitación a bailar, bailamos suavemente dejándonos llevar por la canción. Lo mas hermoso que puede existir, es que alguien te conozca lo suficiente como para hacer vibrar tu corazón con una canción que amas. — Te amo Alessandro. — Susurro Laurence, podría decir que yo la amo incluso más, que es lo que siente mi corazón pero la realidad es que solo estoy intentando amarla de la manera en que a ella le gustaría y estoy fracasando.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD