Capítulo II

1676 Words
¡Ojalá me pague muy bien hoy! —era en lo único en que pensaba. La verdad anoche no dormí bien, estuve dando vueltas y vueltas en mi cama. Necesito tanto este trabajo que pase toda la noche desvelada diciéndome "Tienes que hacerlo bien" [...] Tiempo después escuche una bocina. Miré por la ventana, y... ¡Mierda! ¿En ese automóvil me subiré? Bajé enseguida. Un sujeto de edad avanzada con traje n***o y sombrero elegante, me abrió muy educadamente la puerta, retiró de mis manos los productos de limpieza y me pidió—Por favor, entra y abróchate el cinturón.—dijo sin ninguna expresión en su rostro. Posteriormente enciende el motor y la piel se me eriza, iba a toda velocidad en el Ferrari, todo era tan intenso que causó miedo, sorpresa, excitación en mí. Señor A. Tocan la puerta y enseguida voltee diciendo. --¡Adelante! —posaba derecho y con mis manos en los bolsillos de mi traje n***o. Se abre la puerta y entra Hellen con una mirada acusadora, y por la posición inclinada de sus cejas decían lo molesta que se encontraba. Camino hacia mí. —Siéntate. —me ordena. La respeto mucho pero nadie me da órdenes. La estimo como una madre pero aún no tiene esa autoridad en mí, nadie la tiene ni la tendrá. —Siéntate tú. —señale el sofá—Sabes muy bien que odio que me manden. —fruncí el ceño Ella cambió su actitud. —Lo siento, he perdido por unos segundos el horizonte. —bajo su mirada. —Descuidad. —tome sus manos y la senté en el sofá—¿Dime qué ha pasado? ¿Por qué entras a mi habitación de esa manera? —pregunté preocupado. —¿Sucedió algo con el negocio? — Hallen me miró. Enseguida supe que algo andaba mal. —El negocio sufrió un daño —suspiro cansada—Ayer el cargamento que iba a china, fue tomado por los rusos —dijo. Escuchar eso, hizo que mi corazón se agitará y mi sangre hirviera. —¿Cómo pudo pasar otra vez? ¿Cómo?—Grité. —Bu-bue... —¿Qué pasa? Habla de una vez —Estuve averiguando y nuestros barcos en el país a******o están siendo tumbados porque...—hizo pausa—Tenemos un infiltrado—aseguró Hellen. —¡MALDICIÓN!— grité molesto. Otra vez volvió a suceder, ¿Realmente en este mundo muy pocas personas pueden ser leales? Me quedé inmóvil, Hellen estaba hablando alterada mientras yo solo pensaba en como terminar está situación por fin. —Haz silencio, Hellen.— ordene. Ella obedeció enseguida. —Ahora solo lárgate de mi vista. No quiero que me molesten por ningún motivo—Dije. Hellen se levantó y caminó hasta la puerta.—Espera.—ella se detuvo y me miró.— Llámame a mi puta favorita, quiero relajarme. -- le ordené antes que se marchará. Hellen asintió con la cabeza. Renata El aire pegaba de mi cara mientras miraba por la ventana, mis nervios empezaban a confundirme y decidí prestarle atención a la carretera por si salíamos de la ciudad, además tenía mi móvil en marcación rápida de emergencia por si lo tenía que utilizar. Todo comenzó a tornarse raro, malos pensamientos comenzaron a ocupar mi mente haciéndome preguntas como ¿Por qué no me dio su dirección? ¿Por qué no hemos llegado al lugar? ¿Por qué tanto misterio para ir a limpiar una casa? Suspire. Tiempo después el chofer bajó la velocidad, me imagino que ya nos acercamos al lugar. Me tranquilice un poco, porque antes había estado por esta zona. En este urbanismo viven gente muy rica, la verdad rumores dicen que solo los narcotraficantes hacen vida aquí ¡Dios! ¡Y espero que solo sean rumores! Hallen. Comprendo al jefe, no es fácil llevar las riendas de un cartel tan grande y pesado como este. Sin embargo, odio cuando me trata como una simple empleada. Luego de llamar a su puta, fui hacia la entrada de la mansión a esperar a mi cita, la cual iba llegando justo a tiempo. Renata. El automóvil se detuvo enfrente de una mujer de casi edad adulta, a sus espaldas estaba un castillo de piedra moderno. —Bienvenida joven Renata.—expresó la mujer, y de inmediato supe que era con quién había hablado por el celular. Sonreí —¿Usted es la de la llamada? —pregunté sin darme cuenta—¿Esto no se trata de un secuestro? —La señora enfrente de mí rió y luego contestó—No joven Renata, no es un secuestro. El alivio vino a mí haciendo relajar todos mis músculos que estaban bastante tensos por culpa de mi mente quién se imaginaba lo peor que me podía pasar. —¡Qué alivio! —susurre botando aire—¿Esta es la casa que tengo que limpiar? —pregunté, pues la mansión detrás de sus espaldas era inmensamente grande. No creo que pueda terminar hoy. —Si, a mis espaldas está la mansión SinClaer, la cual cuenta con 15 dormitorios, 16 baños, tres comedores, cinco salas de estar, seis despachos, tres cocinas y más de diez mil hectáreas para pasear.—un bajón vino a mí, al saber que tenía que limpiar todo eso. Pálida y ojerosa quede. —¡Sígueme!—indicó la mujer con su cabeza. Debo confesar que quién me recibió era una mujer sumamente elegante. El flow que usa para caminar era suelto y sensual. Entramos a la mansión. Y mis ojos no podían creer lo que había, piso de cristal, escaleras de oro y lámparas con miles de diamantes colocados en cada pasillo y en el techo se podía apreciar una obra clásica. Demasiado espectacular era la mansión por dentro, parecía un sueño. Impactada me encontraba. Sonreía, mientras no dejaba de parpadear, no quería perderme ningún detalle de la mansión. —Vamos a tener un banquete muy importante en un día ¿Usted cree poder terminar de limpiar toda la mansión está misma noche?—me preguntó la mujer pero la ignoré, toda mi atención estaba centrada en el lugar. Suspire. Mi mente se cegó, solo podía escucharme a mí diciendo “Algún día tendre una mansión así” “Joven Renata”—despejo su voz—Joven Renata—volvió a decir agitando sus dedos en mi cara. Reaccione, apenada. —¡Oh por dios! —la vergüenza vino a mí—Lo siento tanto señora ¿Qué fue lo que me dijo? —pregunté con mis mejillas calientes, la vergüenza siempre causa que mis cachetes se coloquen coloridamente rojos y calientes. — Descuide.—sonrió leve—Le estaba preguntando ¿Si usted cree poder terminar de limpiar todo está noche? —repitió dejando salir esa dulce y segura voz, causando en mí ganas de huir. ¿Cómo se supone que limpie todo esto en unas horas? ¡Maldición! Es imposible. —¿Está noche? —pregunté impresionada. —Para esta noche es imposible señora, solo tengo dos manos sin ofender.—dije.—¿Me está diciendo que no puede? —me miró fijamente arqueando una ceja. —No. No... Bueno sí, es que es imposible que una sola persona limpie todo tan rápido—le comenté. —Descuide, la entiendo. Entonces puede marcharse—señaló el pasillo que va directo a la salida—Buscaré otra persona que se gane los quinientos mil dólares—comentó la mujer y mi mente estalló ¿Quinientos mil dólares? Con eso resolvería mi vida. O sea con quinientos mil dólares, pago mis deudas, compré un departamento y me voy de vacaciones a Dubái. ¡Quinientos mil dólares es mucho dinero! Dios, quinientos mil dólares resolverán por un largo tiempo mi vida y mis problemas. Cerré mis ojos. Sé que cuando comience el trabajo me voy a arrepentir. —susurré. —¡Oh! No hace falta que busque a más nadie, claro que puedo hacerlo ¿Para esta noche me dijo? —pregunté haciéndome la estúpida, sabía perfectamente que era para dentro de algunas horas. —No se haga la tonta. Escucho claramente, sabe muy bien que es para esta noche joven Renata.—expresó hiriente dándose la vuelta para marcharse—¡Ah! —Me volvió a mirar, al parecer algo olvidó decirme—Cuando le toque limpiar las habitaciones—inmediatamente me miró fijamente con odio—No vaya a limpiar la habitación principal por ningún motivo.—me ordenó fría. Mis ánimos bajaron bruscamente, no entendía su cambio de actitud conmigo. La mujer elegante se dio la vuelta para seguir marchándose pero una inquietud vino a mí—¿Por qué no quiere que limpie esa habitación?—pregunté en voz alta, pensé que lo había dicho dentro de mí pero no fue así. Ella detuvo su caminar. Me miró. —La habitación le pertenece al señor A, es tú jefe, mi jefe, el dueño de todo esto y más... No le gusta que personas desconocidas entren a su espacio personal, solo por ahora no te acerques a él. —enfatizó la mujer dándome la espalda. ¿Si le molestan tanto los desconocidos al jefecito por qué me trae aquí? —¿Entonces, por qué me has traído aquí? —pregunté, no iba a quedarme con la inquietud. —Vi tú volante, investigue un poco de ti... Y me has recordado a mí cuando era joven, la deudas casi acaban con mi vida, no deseo que te ocurra eso a ti, mereces una vida mejor porque eres buena chica sapito—declaró nostálgica y mi corazón se suavizó. La mujer se marchó, dejándome la cabeza totalmente confundida ¿Por qué me dijo sapito? La única que me dice así es mi madre, aunque ella me haya investigado no creo que sea posible que eso lo haya descubierto por sí misma. Maldición. ¿Por qué todo esto es tan extraño? ¿Quién será ese sr. A? ¿Dónde mierdas estoy en realidad? ¿Quiénes son estas personas?
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