El viaje de Charles

1370 Words
Riana no entendía lo que Charles le quería decir, ella se limitaba a dar respuestas cortas y no metía mucha conversación por temor a los cambios de humor tan abruptos que tenía el hombre con el que se había casado. — ¿Cuando se marcha, Su Majestad? — decidió ignorar la última pregunta — para así preparar todo lo que necesita. — En cuanto tengas listo mi equipaje, no llevaré muchas cosas ya que serán solamente por unos días. — Me levantaré más temprano que de costumbre para que todo esté listo rápidamente. — ¿Acaso te estorbo? — Por favor no malinterprete mis palabras, Su Majestad. Es solo que entre más temprano se marche vendrá antes de tiempo, justo por eso no me gusta dar respuestas largas, tengo miedo de su reacción. — ¿Para qué me quieres tener aquí? Después de todo nuestro matrimonio fue por conveniencia y me lo dijiste el primer día de casados. — Es cierto que se lo dije, sin embargo… — Sin embargo ¿Qué? — No puede permanecer demasiado tiempo fuera del palacio. Este lugar se siente diferente cuando Su Majestad no se encuentra, además me dejaría a merced de la Primera Reina. — ¿Acaso ella no te agrada? — No ha demostrado algo que me haga sentir lo contrario, discúlpeme que lo diga con tanta franqueza ya que es su esposa y hermana aunque sea adoptada, sin embargo no puedo mentir. — Eres honesta, considero eso una gran virtud. Por cierto, ¿Cómo sabes que ella es adoptada? — Como princesa me exigieron llevar estudios estrictos con algunos eruditos, antes de venir aquí ya había estudiado acerca de este reino. — Quiere decir que sabes la historia de mis hermanos. Riana se quedó pensativa por unos momentos y después reaccionó con una enorme sorpresa, Charles se sentía intrigado con la mujer que tenía delante y raramente la comodidad también era parte de sus sentimientos. Desde hace muchos años no se sentía con nadie de esa forma. — Sí, naturalmente... Aunque.... — ¿Aunque? — No es nada Su Majestad. Me encargaré de preparar todo tal y como lo pidió. Después que terminaran de comer Riana llamó a Ariadna y le pidió ayuda para empacar lo que Charles necesitaba con su viaje tan repentino. — Necesito que me ayudes a preparar las cosas de Su Majestad ya que saldrá por unos días. Una vez que las cosas de Charles estuvieron listas fue despedido por su segunda esposa únicamente, ella le entregó un paquete con algunos bocadillos y le sonrió. — ¿Quieres que te traiga algo del viaje? Tómalo como un agradecimiento con todas las cosas que has hecho, también a forma de disculpas por mi comportamiento, no quiero que me tengas miedo Riana. — Tengo todo lo que puedo necesitar hablando en el aspecto de lo material, no me falta la seda, joyas y los más exquisitos manjares. Lo único que usted me puede traer y que realmente necesito, es a sí mismo, por favor regrese lo antes posible al palacio. Charles sonrió de forma involuntaria al escuchar a su esposa, besó su mano y se fue en el carruaje que habían preparado con anterioridad mientras era resguardado por los guardias. Riana suspiró pesadamente y lanzó un beso al aire en dirección a su esposo, por primera vez sentía el palacio solitario y sabía lo mucho que le importaba el malhumorado rey. Ella caminaba por los pasillos del palacio cuando se encontró con Aurora pero decidió evitarla. — Ni siquiera te molestas en saludarme — Aurora la miró con desdén — en serio que eres maleducada. — Hola y adiós, Reina Aurora. — ¿Eso es todo? — Me dijo que la saludara y eso es lo que hago, además no tengo nada que conversar con usted Reina Aurora. Vamos Ariadna. Ellas iban caminando pero Aurora las detuvo, le pidió a Ariadna que le fuera a dejar té de jazmín a su habitación y fue ahí donde Riana se puso delante de su dama de compañía. — Lo lamento pero enviaré a otra dama de la corte. Ariadna solamente se encarga de mis cosas y de nadie más, hay más servidumbre para que atiendan sus necesidades. — Quiero que sea ella y punto. — Como ya le dije ella es mi dama de compañía exclusivamente. No está autorizada a servir a alguien ajeno a mí. — Veremos qué es lo que opina Su Majestad de esto. — ¿En serio piensa mortificar a Su Majestad con estas trivialidades? Él tiene cosas más importantes de las cuales encargarse y usted solamente corre como una chiquilla para quejarse, debería madurar un poco después de todo es la Primera Reina y la madre del heredero al trono. — Como Primera Reina y madre del heredero al trono deberías respetarme como tal. — El respeto es algo que se gana y no algo que se exige. Si continúa de esta forma corriendo para quejarse cuando algo no le agrada, le pregunto, ¿Cómo podrá guiar al príncipe heredero cuando suba al trono? — Digas lo que digas hablaré con Su Majestad acerca de esto. — Entonces tendrá que esperar ya que Su Majestad se fue a arreglar asuntos más importantes que sus quejas, si estuviera más al pendiente de las cosas del palacio lo sabría pero solamente sabe andar buscando intrigas y llorando ante la más mínima cosa. — ¿Cómo que salió? ¿Acaso estás mintiendo para que no le informé de esto? Porque si es así créeme que te va a ir peor de lo que piensas. — Desde que era joven hice un juramento de no mentir, así que es imposible que lo haga, sin embargo si no me cree puede comprobarlo con alguno de los soldados o revise el trono. Ahora si me disculpa me tengo que retirar. Riana le dio la espalda y Ariadna salió detrás de ella. Cuando estuvieron en el cuarto suspiró profundamente, se sentó en la cama y miró a su dama de compañía. — Tienes que cuidarte de ella, por favor no te separes de mi lado. Sé muy bien que estoy quebrantando muchas normas al tratar a la primera reina de la forma que lo hago pero hasta el momento no me ha dado el lugar que me pertenece, está es una de las cosas que aborrezco de la monarquía y es el hecho que un hombre pueda tener más de una esposa. — La seguiré a cualquier lado en el que se encuentre — Ariadna tomó las manos de Riana — quizás voy a ser demasiado imprudente con esto que le voy a decir pero si los reyes se limitaran a tener una sola esposa, usted no se encontraría casada con el rey Charles. — Tienes razón por un lado, pero por otro te quiero decir algo, ninguna mujer va a querer ocupar el segundo lugar en la vida de su esposo. Mira mis padres, papá bien pudo casarse con alguien más pero decidió permanecer fiel a mi madre y producto del amor que se tienen fue que nacimos cuatro hijos; también el sultán Solimán, se casó con Haseki Hürrem a pesar que iba en contra de cualquier norma establecida y tienen seis hijos. No importa en qué momento llegarás a la vida de alguien, mientras seas capaz de conquistar su corazón eso es lo que cuenta; desgraciadamente yo no he hecho tal cosa y creo que estoy muy lejos de cautivar a Su Majestad. — No creo que se encuentre demasiado lejos de cautivar el corazón del rey Charles, usted no solo es una mujer hermosa hablando a nivel físico sino también que su alma es tan pura como el velo que ocupaba cuando aún no se había casado. — Quiero ir al mercado Ariadna, estoy demasiado aburrida aquí. Disculpa por cambiar el tema tan de repente pero se me metió en la cabeza eso de repente. — Si desea podemos ir, ya casi todo está listo y pues necesita distraerse. — Muy bien, entonces me iré preparando. ¿Sabes una cosa? Ponte una de las pulseras que te obsequié, aun no usas nada de esas cosas y me gustaría verla puesta…
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