Axel
La noche transcurrió tranquila hablamos por horas, había conseguido su número la había acompañado a su habitación, pero la idea de separarme de ella , pero la realidad me golpeaban fuertemente, no sabía que hacer no podía contarle que era mi alma gemela y que soy un licántropo era absurdo, debía pensar en algo mañana seria mi última oportunidad y no me quedaban sin opciones.
- Maldita sea.-dije entrando a la habitación, empezaba a sentirme frustrado y ansioso, era normal una vez tienes contacto con tu mate todo cambia, mientras más tiempo pase con ella mas se fortalece el vinculo.
- ¿Qué paso? ¿y esa cara? –dice Alan.
- Hermano la encontré, mi corazón late desenfrenadamente y pulmones ansían respirar su olor, mi lobo me está volviendo loco, no puedo manejar mis emociones.
- ¿de qué estás hablando?
- Encontré a mi mate, es una humana hermosa y amable, alguna vez has llegado al punto de la fascinación que quieras morderla, porque no te aguantas y sientes que la única alternativa para controlarte es mordiéndola.
- Estas ebrio y no estás controlando tus emociones, sabes que podemos sentirnos y ahora necesito concentrarme.
- No me estas escuchando.-digo con torpeza, mientras lo alejo.
- Está bien hermano, sabes que tenemos una conexión y si no controlas tus emociones puedo sentirlas y es abrumador, necesito que te relajes y en cuanto termine hablamos.
- No me espere, dormiré fuera.-dije para salir, a veces me enojaba todo el tiempo que Alex y Alan me trataran como un maldito adolecente, cuando lo único que hice fue nacer unos minutos más tardes, camine en dirección de la habitación de mía y me tome la botella a fondo, sabía que ese alcohol no iba a emborracharme pero, me ayudaría para mi actuación, una vez llegue a la habitación toque varias veces y me senté al lado de la puerta.
- Miaaa.-arrastre las palabras. –creo que me perdí de habitación, te importa se me quedo aquí afuera.
- ¿estas borracho?¿estas…axel –dijo confundida quitándome la botella.
- No quiero irme y mucho menos que te vayas, me gustas, es loco pero podría asegurarte que eres el amor de mi vida y quiero estar contigo siempre, vete conmigo a Siberia.
- Estas locos, yo no puedo tengo familia y eres un chico muy agradable podemos seguir hablando por chat y……..
- Odio las relaciones a distancia, podemos escribirle a tu familia para que no se preocupe y te prometo que tiene la vida asegurada, te daré todo lo que quieras.
- No es fácil, apenas que conozco.
- Que más razón que esa necesitas para quedarte, solo respóndeme esta pregunta ¿también sientes que esta conexión que siento yo?
- Yoo…..Axel yo…. Si pero..
- Eres el amor de mi vida mía. –dije frustrado.
- Estas ebrio déjame ayudarte.-dijo haciendo de soporte para ponerme de pie.-debemos llamar a tu hermano.
- No no no.-dije.
- Bueno.-dijo observándome unos segundo.-ya se, agua te ayudara, solo debemos quitarte la ropa.
- Es muy pronto para eso.-digo.-hay que conocernos primero. –ella rio en respuesta.
- No me refiero a eso.-Dijo soltando una carcajada, después de un rato me había llevado a la ducha y dejo ahí, me había traído unos bóxer que me quedaban algo ajustado. -Definitivamente no eres de mi talla.-dijo volteando la cara.
- ¿ahora qué haremos?-digo embozando una sonrisa.
- Bueno, deberíamos dormir ya es tarde…. –para taparse los oídos por el trueno, está a punto de empezar a llover.
- Tranquila amor mío, estoy aquí para ti cuidare de ti.
Mía
Este chico en definitiva me estaba enloqueciendo y se que debes de andar por ahí enamorándote de cualquiera que te habla bonito, pero en algo tenía razón había una conexión en ambos y no podía evitar sentirme segura y atraída por el era como un imán, y un tornado a la vez ya que desabarrotaba todos mis sentidos con una simple mirada, un gesto o una acción, no era el típico chico él era tan lindo, cariñoso y atento, me gustaba era obvio.
- Puedo cuidarme sola.
- Nada de eso, ven aquí. –recostándose en la cama.
- No, no es necesario te quedaras esta noche pero, no intentes hacer nada raro y te sacare al pasillo, ni se te atreva tocarme.
- Sus deseos son órdenes. –para dividir la cama como almohada. –esa es tu parte y esta es la mía.
- Es necesario?-dijo arqueando la ceja era tan infantil y graciosa la situación.
- Ya es mucho riesgo dejar que un extraño duerma conmigo en mi habitación, si intentas… -me interrumpe.
- Corrijo soy el amor de tu vida, y solo estoy pasando la noche con mi chica, no hare nada que no me permitas amor.
- Deja de llamarme así, por favor.-dije en una súplica.
- Me gusta verte nerviosa. -confeso mientras se acomodaba. - hará frio, puedes recostarte encima de mi cuando guste.