Se retocó su maquillaje y acomodó su cabello. Lo traía suelto, así que lo amarró para dejarlo en una coleta baja. No necesitaba que le dijeran que saldría mal. Si nadie le apoyaba, entonces ella se apoyaría en su propio deseo. ¡El mundo no sentía! ¡Ella era quien lo sentía, así que sería ella quien gobernara sus propias decisiones! Guardó lo que había usado en su pequeño bolso y salió del lugar dispuesto a dar por cerrada la conversación.
Fue un error buscar a alguien que la hiciera sentir mejor. Karina no comprendía, su padre no comprendía, nadie lo haría, así que no valía la pena. Cuando cerraba la puerta, sintió un ligero piquete y con su tacón, intentó deshacerse del molesto bicho que acababa de picarla. Cuando se percató de lo que acababa de hacer, ya tenía una pequeña piedra que s
