Ainoha: Enamorada del hermano de mi ex

Ainoha Williams Cada parte de mí cuerpo temblaba del miedo que sentía en este momento. No sabía cómo el iba a tomarlo y la verdad es que tenía mucho miedo de que no quisiera aceptarlo, amaba demasiado a matias me parecía un hombre encantador. Caminé hacia su oficina y toqué la puerta suavemente, luego de unos segundos oí como me daba la autorización para entrar se había serio como siempre. — Ainoha!— Exclamó al verme, se levantó y caminó hacia mi, caminé despacio hacia él una vez que estuve junto a él besé suavemente sus labios él me miraba con una pequeña sonrisa en los suyos.— ¿Que haces por aquí?— Preguntó. Una pregunta muy lógica ya que este no era mi piso, yo trabajaba de pasante en el piso de abajo. — debo hablar contigo— mi voz salió en un susurró, insegura de lo que estaba por decir Pude notar que él se había dado cuenta. — por favor dime qué es lo que pasa— dijo mientras me llevaba hasta el pequeño sofá de cuero que estaba en su pequeña oficina. Matías estaba intentando entrar al negocio de su padre, lo había oído hablar horas sobre cómo lo estaba intentando y como realmente quería ser el jefe algún día. Matías no era hijo único, había otro hermano pero había oído muy poco de él. Respire profundo tratando de tomar valor para poder decirle la verdad. Abrí mi cartera y saque una hoja, se la di con mi mano temblando, el la tomó y la leyó, pude ver como su rostro cambiaba poco a poco. — ¡¿Que mierda es esto Ainoha?!— Preguntó mientras se levantaba y se alejaba de mi— Dime que esto es una maldita broma!— Grito mientras me lanzaba la hoja, mis ojos rápidamente se cristalizaron. — Matías — Susurré mientras me levantaba, intenté acercarme a él pero él se alejó de mí, las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas — Por favor... Se quedó en silencio por un segundo, intenté pensar que decirle aunque creo que las cosas estaban claras, estaba embarazada, tendríamos un bebé — tendremos un bebé — Susurré mientras las lágrimas seguían cayendo. El camino hacia el escritorio tomó su saco y luego se acercó a mí, me tomó del brazo de forma brusca obligándome a caminar — Matias por favor hablemos— Le rogue mientras veia como me estaba llevando hacia la puerta — Por favor escuchame —Segui rogando. — no hay nada de qué hablar, no puedo tener un hijo en este maldito momento!— dijo mientras ambos salíamos de su oficina voy a ver como todas las miradas se pasaban en nosotros mientras él me arrastraba hacia el ascensor, intenté dejar de llorar intenté dejar de seguir quedando en ridículo sin embargo no podía hacerlo. Cuando las puertas del ascensor se abrieron ambos los adentramos a él, no tardó mucho tiempo hasta que nos lleve al estacionamiento una vez más me arrastró hacia su auto, me subí casi empujones y luego vi cómo se subió ¿A dónde se supone que iríamos? Me sentía tan vulnerable en este momento. Matías encendió el auto y comenzó a manejar me mantuve en silencio todo el tiempo intentando pensar, intentando calmarme. — Matías ¿A dónde vamos?— le pregunté por fin tomando el valor. — lo que tuviste que haber hecho apenas te enteraste que estabas embarazada, vamos a una clínica para que te realicen un aborto— sus palabras fueron tan frías no hubo ninguna emoción en su rostro y debo admitir que me dolió demasiado. ¿Por qué él estaba tomando una decisión tan fuerte sin mi consentimiento? Este bebé era mío también ¿Quería abortarlo? Hace dos días que sabía la noticia. Hace dos días que sabía que un pequeño ser crecía dentro de mí, un pequeño ser que había hecho con tanto amor. ¿Por qué el no lo veía de la misma manera? — es nuestro hijo— Susurré en un intento de convencerlo — No! No es mi hijo, he comenzado a trabajar duro para obtener todo lo que es de mi padre, una conversación con mi padre hace unos meses y está listo para dármelo todo, por fin voy a obtener lo que es mío lo que me pertenece por tener el apellido Sokolov ¿Qué te hace creer que lo voy a perder por ti yo maldito bastardo?!— dejo entre gritos y no sé que me dolió más sin saber que ponía el dinero por encima de la vida de nuestro hijo o el hecho de que le haya llamado maldito bastardo a su propio hijo. ¿Quien era el hombre que estaba junto a mí? Entiendo que este pensando en su futuro al fin pero este bebé no lo había hecho yo sola. No dije nada, no tuve el valor para hacerlo. No hice más que llorar en todo el camino sintiéndome estúpida por no hacer nada, el me estaba llevando a una clínica para deshacernos de nuestro hijo y yo estaba en silencio. Cuando el auto al fin se detuvo él fue el primero en bajarse abrió la puerta para mí me tomó una vez más del brazo que sinceramente me dolía un poco por la presión que ejercía sobre él y me sacó de forma brusca del auto Lo vi sacar su billetera me dio unos billetes.— con esto vas a pagar el maldito aborto!— exclamó — No regreses a la oficina Ainoha, estás despedida! — vi cómo se subía el auto y se iba. Las lágrimas siguieron bajando por mis mejillas sintiéndome vulnerable pero sobre todo humillada. ¿Por qué me miraba de esta manera? ¿Ese era el hombre que había fingido amarme todo este tiempo? Suspiré. Me giré y miré la clínica. Caminé hacia ella con él corazón acelerado ¿De verdad haría esto? ¿Cómo iba a sustentar a este bebé yo sola? Mis padres no iban a querer apoyarme, ellos tenían planes para mí, ellos iban a echarme de casa, estoy estudiando y jamás he trabajado. Soy una inútil ¿Cómo alguien como yo podría criar bien a un bebé? — Srita— Subí la mirada y me di cuenta que ya estaba dentro de la clínica — ¿La podemos ayudar en algo? ¿Se encontra bien?— Preguntó — ¿Aquí hacen abortos?— Pregunté, ella asintió. No dije nada, ví el dinero en mis manos y luego vi mi vientre plano en donde crecía el — ¿Quieren que le haga un cita con la doctora?— Preguntó la mujer. — Si— Susurré — Muy bien, por favor sigame— Caminé detrás de ella, cuando llegamos a la recepción ella tomó una hoja y la colocó frente a mí — Este es el consentimiento para realizar el procedimiento Lo leí intenté tardarme más de lo necesario. La mujer me dió un bolígrafo, lo tomé lo coloqué cerca de la hoja ¿De verdad era capaz de dejar ir a este bebé? Miré mi vientre. No. Apreté los billetes en mi mano y salí de la clínica corriendo, sin mirar atrás. Ya no tenía trabajo, ya no tenía a dónde regresar, no quería ver el rostro de decepción de mis padres. Debía huir por el buen de este bebé, si Matías sabía que no lo había abortado, no se lo que podría suceder, el apellido Sokolov se acababa convirtie en la razón de mi vida y en mi mayor miedo.