El tiempo pasa y ya está entrando el invierno.
Abrigo a Luce y le pongo su vestido de invierno color tierra, con unas medias grises gruesas para que no pase el frio y sus zapatitos negros.
Amo vestir a mi hija igual que a mí, es mi debilidad. Así que me pongo un vestido color tierra que se ajusta al cuerpo con mis medias negras y mis botas cortas en color tierra y mi tapado n***o. Que es exactamente igual al de Luce, sólo que el suyo es rosa pálido.
Una vez abrigadas salimos a la calle y empezamos a caminar a la guardería de la señora Abba
-mami, ¿alguna vez voy a ir a tu escuela?- me pregunta Luce mientras camina tomada de mi mano.
-no sé si puedas amor, quiero decir, es un lugar aburrido, ¿qué podrías hacer en un lugar así? Te aburrirías bebé-
-pero quiero ver- y sus ojos me suplican, y soy una madre débil. No puedo decirle que no, así que digo que sí.
Una vez que llegamos a la guardería la señora Abba nos recibe, y cuando estoy despidiéndome de Luce alguien abraza mis piernas por detrás, y sé quién es.
-Pero, ¡por Dios! - empiezo a levantar la voz y lo escucho sonreír- pero... ¿qué? ¡¡Francisco!! ¡Casi me infarto!- le grito y él sólo se abraza más fuerte a mis piernas.
-mami tiene miedo, mami tiene miedo- canturrea mientras se burla de mí. Y yo le sigo el juego, fingiendo llorar, me suelta las piernas y me agarra de la mano tirando de mi para abajo, así que me pongo en cuclillas mientras me tapo los ojos con una mano y finjo que lloro. Suena infantil, lo sé, pero siempre soy así con los niños, y no puedo evitar molestar a este pequeño hombrecito, que siente la responsabilidad de cuidar de todo...
-¿mami?- me pregunta y entonces no puedo evitar sonreír... es como un hijo más. Lo conozco de hace poco, es. verdad. Sólo medio año, pero es tan fácil amar a este hermoso niño
-¡mami! ¡Mami!- entonces le sonrió y lo abrazo fuerte- pensé que estabas llorando- me dice mientras me abraza fuertemente por el cuello.
-no pasa nada Fran, sólo jugaba- Le digo y lo separo para mirarlo a la cara. Sus ojos brillan de diversión mientras me dice que estaba feliz por haberme asustado pero que cuando lloré arruiné su broma.
Cuando lo levanto en brazos, veo frente a mí una imagen que me viene atormentando desde hace seis meses.
Aaron está parado en la entrada de la guardería hablando con Abba. Está vestido exactamente igual que Fran. Un jean gastado, zapatillas blancas, un jersey gris y una campera negra que dice "DISOBEY". Pero eso no es lo que me atormenta, aunque sí, eso también me atormenta, y bastante. Pero lo que me atormenta es lo que está haciendo.
Luce está sujeta a su cuello con las dos manos, lo abraza mientras apoya su carita en su hombro como si quisiera dormir. Y él la sujeta contra su pecho como si fuera lo más valioso. Mientras habla con Abba, y sonríen sostiene a mi hija como si fuera natural para él tenerla en sus brazos. Ya son siete meses desde que lo ayudé a encontrar a Fran, y descubrí que él era mi profesor. Fran se ha quedado a dormir en casa unas 15 veces, y mi hija ha pasado la tarde en casa de ellos unas 30. Como Aaron no trabaja en turno tarde cuida de Luce los días en los que la niñera no viene, y muchas veces le han dicho que no venga sólo para llevar a mi hija con ellos.
Al principio estaba un poco renuente a dejarla ir, quiero decir, no tiene ni cinco años. No confiaba en Aaron, pero un día me dijo que si podía dejarla con una niñera de 16 años también podía dejarla con mi profesor de Literatura inglesa, que tiene un hijo de la misma edad.
Y la verdad, no confiaba en ellos aún, y no la dejé ir. Pasaron tres meses antes de que dejara a mi hija ir a la casa de Aaron.
Y ahora que veo cómo trata a mi hija, ya no tengo dudas. La trata como si la amara. Y sé que lo hace, no es difícil amar a un niño. Así como yo amo a Francisco él puede amar a Luce.
-Buenos días Julia- me dice Abba mientras me acerco a ellos con Fran en brazos- Parecen una hermosa familia.
Y mi corazón se detiene. Soy consciente de que siempre que andamos los cuatro juntos, porque solemos pasar una que otra tarde juntos, muchos piensan que somos una hermosa familia feliz. Y se sorprenden cuando decimos que no somos una pareja.
Pero se sorprenden más cuando decimos que Luce es mi hija y Fran suyo, porque los niños intercambian padres siempre que salimos. Luce no se baja de los brazos de Aaron, y Fran no suelta mi mano y no para de hablarme.
Todas las mañanas dejo a mi hija en la guardería, saludo a Fran, y viajo a la universidad con el profesor Aaron.
Al principio resultó ser muy incómodo, puesto que es mi profesor. No sé si sea correcto hacerlo pero él me dijo que habló con mi rector y le dijo que íbamos a estar viniendo juntos ya que nos conocemos de antes.
El rector se negó un poco, pero acordamos que, así como otro profesor corrige los parciales de Alex por ser hermano del profesor, harían lo mismo con los míos para que los demás alumnos no piensen que hay favoritismos.
Los primeros días viajamos en un silencio muy incómodo, hasta que empezamos a hablar de libros, y de nuestros hijos.
Siempre íbamos a tener un tema de conversación, nos hicimos muy amigos, al igual que con Alex. Varias veces salimos al parque de diversiones con los niños y él, y Luce también lo llama tío ahora. Aunque los primeros meses quería que Luce también lo llamara "papi". Según él, Luce era demasiado hermosa para llamar "papi" a Mr. Músculo, y a pesar de que intentó convencerla, la lógica de mi hija dice que . Y ahí terminó la discusión.
-El primer parcial es dentro de dos semanas, ¿ya estas estudiando?- Aaron cortó el silencio mientras íbamos a la universidad.
-En realidad, con Luce se complica un poco tener tiempo libre, entre ella y el trabajo... pero, en fin. Estudio la clase del día a penas llego a la casa, porque cuando sale de la guardería, vuelve cansada y después de bañarse duerme hasta las cuatro, así que... llevo meses estudiando.
Le hablo mirando por la ventanilla y me doy vuelta para verlo cuando empieza a hablar otra vez. Es tan caliente.
-Igual, no creo que sea un problema, el cuatrimestre anterior te fue de maravilla, y este es sólo el primer parcial, así que vas a estar bien. Estos meses fueron los mejores para Fran y para mí. Dice que estas vacaciones fueron las mejores-
Este cuatrimestre recién inicia, durante las vacaciones pasamos muchísimo tiempo con Fran y Aaron. Incluso con Alex. Estoy considerando seriamente aceptar su propuesta.
-Luce también está extremadamente feliz. Creo que ni cuando vivía con su padre fue tan feliz como ahora-
-La verdad, es que después de que me contaste lo que pasó con ese tipo me dieron ganas de ir y romperle la cara. Alex estaba incluso más colérico que yo.
El día en que dejé, finalmente, que Luce fuera a pasar la tarde sola con ellos, hace cuatro meses, me sentí tan vulnerable. Me estaba alejando de mi hija, y aunque fuera por unas cuantas horas me puse a llorar. Recordando que ella es todo lo que tengo, lo que hizo su padre, y lo solas que estábamos. Si algo pasaba, no teníamos quien nos protegiera, así que yo tenía que protegerla. Como lo había hecho siempre. Pero esta vez, sabiéndome completamente sola.
Ese día mientras los niños armaban la mochila de Luce y la llenaban de juguetes, Aaron vio mis lágrimas y le conté.
Le conté cómo no me sentía triste por mi ex marido abandonándonos, ni engañándome. Lo que me causó tristeza, fue saber que mi hija estaba sola, y que yo era todo lo que tenía.
Sin un padre que la cuide en caso de que algo me pasara. Vivimos cuatro años con un hombre que en vez de darle a su hija las buenas noches, o contarle un cuento, o simplemente darle un abrazo, viajaba para no vernos. Y la hacía llorar cuando intentaba levantarla en brazos.
Aaron me escuchó, y me tranquilizó. Me dijo que aunque no fuera su padre él siempre estaría para Luce porque no podría dejar que nada le pasara, y que no debía preocuparme por un hombre que no valía la pena. Porque mi hija no estaba sola.
-Creo que si no hubiera estado con Luce en brazos yo misma le hubiera roto la cara-
Aaron comenzó a reír, con su voz profunda y ronca. Y me causó risa a mí también.
-¿Con qué?-dijo mientras sujetaba mi mano levantándola en el aire- con esta mano miniatura?- dijo mientras se llevaba mi mano a los labios y besaba mi dorso. -Deberías haber dejado que Alex y yo fuéramos.
Él seguía hablando, como si nada hubiera pasado y yo seguía suspendida en el momento en que él toco mi mano con sus labios. Tan suaves y deseables.
Dejó mi mano en mi regazo y cambió la marcha del auto. Y yo seguía perdida en su boca.
Estos meses nos hicieron muy cercanos. A pesar de ser mi profesor, varias veces tomamos una copa de vino mientras los niños dormían, antes de que se marcharan. Él se convirtió en mi amigo. Un amigo que se volvió indispensable para mí y mi hija. Pero siempre estaba esa distancia entre nosotros. La distancia que salía a luz cada vez que lo llamaba "Profesor"
-Julia- Llamó a mi nombre y desperté de mi sueño. Ese sueño en el que no es mi profesor y no debo mantener distancias ni formalidades.- Llegamos hermosa, es mejor que bajes.
-Ahh sí, claro. Claro, lo siento Profesor.
-Cuantas veces tengo que decirte que no es necesario que me llames así. Ya nadie lo hace- dijo mirándose triste y cansado de repetir la misma frase miles de veces.
-Sólo, para no olvidarlo. Tiendo a olvidar que serás mi profesor por los próximos tres años. No quiero que esto se convierta en un problema-
Sus ojos pasan de sorpresa, a confusión, y terminan en entendimiento.
-En serio, no pasa nada. Más que profesor, soy tu amigo, así que no te preocupes por eso- dijo sin dejar de verme y me atrajo a sus brazos.
Sus brazos eran cálidos, y prácticamente se envolvían alrededor de mi espalda. El calor que sentía en mi pecho se extendió a mi estómago. Habían pasado tantas cosas. Y ahora estoy sintiendo algo que va a ser un problema. Cuando me suelta, acerca sus labios a mi rostro y besa mi frente.
Inconscientemente cierro los ojos disfrutando de su cercanía. Pero no todo dura para siempre.
-deberíamos bajar, ya va a ser hora de entrar a clases y tengo que pasar por la sala de profesores así que... ¿nos vemos en el salón de acuerdo?
Mi voz no salía de mis labios. ¿Estaba tonta o qué? Con un asentimiento de cabeza bajo del auto y me encamino a los salones.
Al llegar me siento al lado de Alex y a los minutos entra Aaron, con su pose de profesor estricto. Cuando lo veo no puedo evitar pensar en lo que pasó hace unos quince minutos. En serio pensé que él iba a besarme. Y lo malo es que yo deseaba que lo hiciera.
-¿todo bien hermosa?- la voz de Alex se escucha muy cerca de mi oído. Siempre hace lo mismo.
-claro, todo en orden.
Entonces veo que la puerta se abre. Y dos cabecitas se asoman.
No puede ser.
-Santa mierda- escucho que dice Alex al lado mío. Y entonces todos se voltean a ver.
Todos están sorprendidos de ver a dos niños de preescolar en la universidad.
Entonces veo como esta chica, que no recuerdo cómo se llama, esa plástica que siempre está encima de Aaron, se levanta riéndose y camina hacia la entrada.
-por Dios, lo que faltaba. Ahora traen a sus niños mocosos a la clase- dijo mirándolos desde arriba.
Esta chica, todo el cuatrimestre anterior estuvo estorbando, insultando y molestando, sólo porque yo venía con Aaron y Alex. Incluso llegó a decirme que ella se quedaría con ellos. O sea, ellos. Ambos. Los dos.
Acaba de cavar su tumba.
Al principio estaba estática viendo a mis niños parados en la puerta, pero cuando la escuché llamarlos así, nadie se mete con Fran, y menos con mi hija.
-escúchame bien arpía, a mí me puedes decir lo que quieras, pero no te metas con mis hijos.
Y recién ahí caigo en lo que dije. Fran no es mi hijo, pero yo feliz de la vida lo tomo como mío.
-claaaro- siseó, llena de odio- cómo no se me ocurrió antes. Tenía que ser la mosquita muerta que le cae bien a todo el mundo. ¿Qué piensan ahora? Hijos... y no uno. Sino dos. Dos mocosos. Ya no es tan sexy, ¿cierto Alex?- Dijo volteando a ver a un Alex que la ignoró como un campeón.
Voy caminando hasta la puerta y la abro viendo a mis niños de pie, tomados de la mano.
-¿Qué hacen acá? ¿Cómo vinieron? Y ¿Por qué no están en la guardería?- pregunto mientras me agacho a la altura de sus ojos. Los dos me miran con tristeza. Mientras hago el intento de retarlos- niños es peligroso salir solos... ¿por qué lo hicieron?
-ni dinero suficiente para pagar una buena guardería tiene. ¿Por qué no lo dijiste? Te habríamos ayudado-
-mira arpía...- pero me interrumpieron.
-Julia, no vale la pena.- me dijo Aaron mientras tomaba mi brazo y me corría unos pasos para atrás.
Entonces se dio la vuelta y vio a los niños tan seriamente, que incluso yo me asusté.
-veamos, qué tenemos por aquí- se agachó y se puso a la altura de los ojos de los niños.
-Aaron, deberías llamar al rector. No puede ser que traigan niños a la clase para interrumpir. Todos estamos muy...
-¿podrías callarte? También estás interrumpiendo- dijo sin voltearse. Seguía mirando a los niños, y ellos estaban muy serios y tristes. Sabían que hicieron algo mal- bien, ahora, agradecería que me dijeran qué hacen acá. Saben que es peligroso andar por las calles.
-pasa que mami dijo que podíamos visitarla en la escuela alguna vez y nos escapamos y nos perdimos, y vimos a un policía y entonces le preguntamos y nos trajo hasta la puerta. Entonces una chica que venía tarde nos explicó cómo entrar, y el policía se fue cuando abrimos la puerta y vimos que mami estaba acá- habló Fran, muy rápido. Estaba asustado. Lo raro es que nunca vi a Aaron levantarle la mano, pero Fran lo mira con miedo, es imponente- pero, mi hermanita no hizo nada, ella dijo que podíamos venir y yo la saqué. Soy el hermano mayor, es mi culpa papi- dijo hablando cada vez más bajo.
-¿papi? ¿Cómo que papi?- se escuchó a esa mujer artificial que hablaba entrecortado con su voz nasal, con un intento de ser sensual. Por favor...
Entonces Aaron se puso de pie y levantó a Luce en brazos. Mi corazón se hizo añicos al verlos juntos otra vez.
Empezó a caminar hacia su escritorio y la sentó en su mesa.
-Julia, ¿podrías volver a tu lugar? Francisco, ve con ella.
Tomé a Fran de la mano y lo encaminé a mi asiento. Se sentó entre Alex y yo mirando todo a su alrededor.
-bueno, si te sentaras y dejaras de interrumpir por favor- Aaron le dijo a esa chica. Tengo que preguntar por su nombre, no lo sé y me canso de decir "esa chica". La rubia plástica se queda estática- si me hiciera el favor señorita Fox- repite Aaron. Ahhh claro, el apellido lo dice todo.
-esto no puede... cómo es que... ¿quiénes son?- preguntó con cara de no entender nada.
-¿Qué no quedó claro? Los presento entonces. Clase, estos son mis hijos. Luce y Francisco.
-¿Cómo que hijos? ¿Los dos? Pero... ellos, la llamaron "mami"
-vamos otra vez, parece que no sabes mucho de biología- dijo con aire de superioridad. Algo que estamos acostumbrados a escuchar, sólo que no pensé que nos defendería.
- Estos son mis hijos, Luce y Francisco, allá está sentado mi hermano Alex, él es el tío de mis hijos- le hablaba como si estuviera explicándole a un niño de 4 años el teorema de Pitágoras, aunque, pensándolo bien, ni siquiera a los niños les habla con tanta condescendencia- Y esa es Julia-
¿Qué?, ¿yo también?- La madre de mis hijos-
oh
por
Dios....