Papi.

4675 Words
Julia  -No te preocupes, sólo presta atención ¿de acuerdo?- Me dijo viendo a la clase, obviamente nos miraban raro. Primero, una alumna nueva a esta altura del año, como yo, era raro, segundo, que el profesor no se enojara, sino que la reprendiera suavemente, y tercero, que el profesor que reaccione así sea justamente ese profesor al que todos le temen por ser peor de Dumbledore. - Ya te vi, no necesitas ocultarte ahora- susurró agachándose unos centímetros para que lo escuchara, sin parecer sospechoso y susurrándolo cerca, se agachó completamente y sacó un bolígrafo que estaba debajo del banco, que supongo él mismo plantó ahí para no dejarme tan mal parada. -Gracias profesor Aaron- Le dije muerta de la vergüenza. -No es nada. Bueno-dijo alzando la voz- Como les estaba diciendo... Supongo que leyeron algo de las hermanas Brontë. Pero si no lo han hecho deberían empezar... La semana entrante estaré hablando mucho de ellas... necesitan ver el trasfondo socio-político para entender el próximo análisis, y qué mejor que Jane Eyre para hablar del nacimiento de la escritura feminista. Sin contar que es una historia hermosa que muchos podrán apreciar- Siguió hablando de "Jane Eyre" y "cumbres borrascosas" hasta que la clase acabó. Se nota que es un hombre que disfruta muchísimo de la lectura, de analizar personajes y también de hacer bromas que no poseen gracia alguna. Estoy juntado mis cosas para salir, la verdad es que estoy apurada. La clase empezó a las nueve pero es la única clase que tengo el día de hoy. Los lunes de nueve a doce, ya debería estar retirando a mi hija de la guardería. Agradezco que la clase haya terminado unos quince minutos antes, supongo que alguien debe recoger a Fran. Termino de juntar mis cosas y se me acerca un compañero de clase. Tendrá veinte o ventiun años. Es alto, muchísimo más alto que yo. Tiene una remera negra y un pantalón de chándal gris, con su campera de algodón con una capucha y unos auriculares en el cuello. Se sentó en mi banco, mirándome, sólo... mirándome. Oh por Dios cómo sube la temperatura. Y es que llevo más de dos años sin que ningún hombre me toque... supongo que mi cuerpo sigue reaccionando. -¿Disculpa?-pregunté con voz temblorosa. Me estaba poniendo de los nervios. Seguía sin contestarme. Sólo estaba ahí... sentado en mi escritorio, con la mano apoyada en la banca mirándome- ¿Puedo ayudarte en algo? -La pregunta aquí es... ¿puedo yo ayudarte en algo? -¿Disculpa?-¿Qué pasa con este chico? ¿Y qué pasa conmigo? Repito la misma palabra una y otra vez. -Está bien, no te preocupes, no muerdo. Diría que podría hacerlo si quisieras pero eso es demasiado cliché, y si te soy sincero... prefiero las nalgadas. ¿Qué dices? -mmm... digo que no me gusta el m********o, y que se me hace tarde para recoger a Luce de la guardería- espero que eso lo calle. -¿tu hermanita?- Preguntó con la frente arrugada. Claro... ¿es tan imposible creer que tengo una hija? Es decir, físicamente no se me nota, a Esteban le molestaba mi sobrepeso y mis estrías así que me hice un tratamiento para las pocas estrías que tenía y también me maté en el gimnasio que instaló para mí en el jardín, pero mi cuerpo cambió muchísimo desde que tengo a Luce. Seguía sin contestarle y él cada vez fruncía más el entrecejo. -Mi hija, si me disculpas- Terminé de juntar los lápices que él sostenía en su mano para no dejarme ir y comencé a caminar. De pronto siento que me tocan el hombro. No me sostuvo la mano como hizo Esteban cuando me retuvo en la universidad. Él sólo tocó mi hombro. Cuando volteé estaba parado frente a mí, con una sonrisa de oreja a oreja, se le podría partir la cara. -Mi nombre es Francisco, pero mejor me llamas Alexander, ¿qué te parece? Es un gusto conocerte- Dice ofreciéndome su mano. Otro Francisco en mi vida. ¿Qué cosas no? Eso me recordó al chavo del ocho. -Julia- Digo tomando su mano- Alex ¿está bien? -Claro que sí... Juli? -No gracias. Julia está bien. Me siento mal cuando me dicen así.-Supongo que mi ex marido me dejó traumada con respecto a eso-Bueno Alex, ¿cierto? Debo irme, llego tarde a recoger a mi hija. Nos veremos por ahí. Adiós. -Oye, caminemos juntos, yo voy tarde también, ¿a dónde vas? -A la guardería. Y se me hace tarde- Dije mientras no paraba de caminar hacia la salida. Él venía casi corriendo a mi lado. -Yo también- dijo mirando la hora en su celular- ya es la segunda vez, la señora Abba no me lo va a perdonar tan fácil- dijo en un susurro para sí mismo, que no sólo escuchó él- Mejor me apuro. Lo dejamos para otro día. ¡Adiós Julia!-gritó mientras corría. -Alex! Hey!! Alex! -¿qué sucede? Gritó parándose en el medio del patio de la universidad- Y comenzó a avanzar marcha atrás. -Yo... también voy tarde. La señora Abba... te escuché, lo siento- Dije mientras lo alcanzaba, no podía respirar y las palabras me salían entrecortadas- Vamos juntos... la... es el primer día de Luce. Entonces me tomó la mano y empezó a correr otra vez. Llegamos a un auto azul oscuro, casi n***o. Cuando miro en el asiento de atrás tenía un asiento de bebé. Y ahí entendí, que él debía tener un hijo en la guardería también. -Apúrate, que tengo que recoger a mi sobrino- Dijo agitado mientras me abría la puerta del copiloto y corría hacia la otra puerta. Se subió al auto y empezó a manejar. En cinco minutos llegamos a la guardería. Y empezamos a correr otra vez. Nuestra conversación nos quitó los cinco minutos extras en los que deberíamos haber estado corriendo a la guardería, y llegamos tarde. Como por quince minutos. -Al fin, ¿ustedes vienen juntos?- Nos saludó Abba mirándonos extrañada. Tan raro era?- Bueno... los niños los esperan, Julia tiene un rango de diferencia mayor Francisco, ella tiene permitido llegar quince minutos tarde, habló con nosotros, pero tu hermano dejó bien en claro que tenías que llegar a tiempo, él mismo te ayuda para salir antes de la universidad. -Lo sé, lo siento, pero me entretuve... semejante belleza, tenía que saber su nombre, ¿no es así Julia?- Preguntó mirándome a los ojos y dándome una sonrisa de las que muestran sus perfectos dientes, como hizo antes. -¿Luce ya está lista Abba? Lamento la demora- -No te preocupes Julia, estuvo muy bien acompañada, Pakemón la estuvo acompañando así que no te preocupes por eso, siempre que lo necesites, sólo manda un mensaje y la cuidamos. Después de todo, estamos todo el día acá. ¡¡Lucecita!! ¡¡Ya vino mamá!! Llamó Abba, y apareció mi hija de la mano de Fran. Corrió hacia mí y se sujetó a mi cuello cuando la abracé contra mi cuerpo. -mamiiiii hoy hice amigos y estaba juntando hojas en el patio y ese nene vino y me quiso sacad todo. Fan me ayudó y no lo dejó. Les dijo que es mi hemanito n... uevo y que es gande y yo soy shiquita y me defiende... es vedad? -Claro que sí hija- le dije mientras la abrazaba y la llenaba de besos. -Esta niña, habla muchísimo. Juntarse con los niños de la guardería a tan temprana edad va a hacer que hable muchísimo más. Espero que no te cause demasiadas vergüenzas hija- me dijo Abba. Le conté mi historia. Nos conocemos desde hace una semana y esta es la primera clase entera de mi hija, pero Abba es la mujer más dulce sobre el planeta tierra. -Gracias Abba, no te preocupes. Siempre habló mucho, y al estar las dos solas, siempre buscó hablar mucho conmigo así que es mejor - Bajo mi vista y otra vez lo veo, Francisco Wells. Mirándome con esos ojitos azules, esperando que le hable. -Hola cielo, ¿cómo estás?- Le dije mientras le sonreía y me agachaba para abrazarlo.  Sé que muchos dirán que lo que hago está mal. Pero en un día amé a este niño. Entiendo que mi hija no tendrá un padre, y sé que Fran no tendrá una madre hasta que su padre decida casarse con alguien más. Pero mientras tanto voy a tratarlo como si fuera mi hijo. -¿No mentías?- Me dijo al oído mientras me abrazaba – Yo sé que no eres mi mamá, mami se fue con Dios, papi me lo dijo. Pero yo puedo decirte mami aunque no seas mi mami. Y puedo ir a tu casa a jugar con Luce aunque después papi me lleve a dormir a mi cuarto, ¿verdad? -Claro que sí Fran, no es problema para tu papi, y para mí tampoco- Lo dejé otra vez en el suelo y miró por encima de mi hombro a Abba. -papi no viene hoy tampoco, ¿verdad?- Por Dios parece de ocho o nueve años. Su forma de hablar, su madurez. Él ya es un nene grande. -Como siempre viene a recogerte tu tío Francisco- -Ah... ahí estás- Dijo Fran mirando hacia la puerta -Es Alex. Francisco es mi nombre. Si nos llaman igual nos confundimos. Tío, ¿hoy podemos ir con mami Julia? -Claro, llamo a mr. Musculito y le pregunto. Pero primero deberías preguntarle a Julia, después de todo es su casa, seguro tiene algo más que hacer- dice mientras me señala con la cabeza. Estos hombres se ven sexy sin importar lo que hagan.  -Claro, sólo que tengo libre hasta las 5. A las seis tengo que trabajar y viene la niñera de Luce- -Lamento mucho los inconvenientes Julia, pero este enano del demonio obtiene siempre lo que quiere. ¿No es así enano del demonio?- Le dice a Fran mientras le revuelve el cabello a su sobrino. Quién diría que es su sobrino. No se parecen mucho, pero supongo que se debe a que Alex es muy bronceado y tiene los ojos más oscuros que Fran. -Oye, el demonio quiere ir a la casa de una amiga. Yo puedo llevarlo y quedarme hasta las 3 pero la mamá de su amiga dice que puede quedarse hasta las 5- Mientras Alex hablaba por teléfono no podía dejar de pensar en el tamaño del planeta. Es decir, siento que estoy atada a ellos. Todo esto pasó así... de un día para otro. Ayer estaba completamente sola con mi hija. Sin nada, ni nadie. Y ahora tengo a Abba, Francisco, y con él viene la amistad de su tío, porque presiento que seremos buenos amigos. No creo que pueda tener una buena relación con su papá, digo, es mi profesor. Pero aún así, no me siento sola. Todo está yendo perfectamente bien.  Y complicado. Pero bien.  -Claro, te mando mi ubicación por GPS- dijo Alex, y escuchaba lo que hablaba el profesor Aaron, supongo. - Te dije que sí, qué pesado que eres. No creo, no. ¡¡Claro que no es una secuestradora!! No!... la conocí hoy pero sé que no es mala, ya... supéralo. Tu cerebro es un músculo también, a ver si lo ejercitas un poco, se está atrofiando. Claro... como digas- y cortó. Aaron. ¡Me cortó! Será hijo de... no puedo decir eso, mi mamá no tiene la culpa. Será hijo de… ¡mono! Ayy Dios, tal vez si me estoy atrofiando el cerebro. La cosa es que intenté hablar con Julia antes de que se fuera, pero me entretuvo Marcie. Una alumna rubia a la que odio desde que leí Hush Hush. No soy de leer ese tipo de cosas, son infantiles, para jóvenes. Pero necesitaba un descanso de Shakespeare, Wilde, Agatha Christie y Emily Brontë. Y aunque no lo crean es una buena saga para despejar la mente, nada demasiado complicado. Tampoco es necesario analizar demasiado, y terminé odiando a Marcie y Dante así que... supongo que me distraje un poco. La cosa es que vi como alguien se sentaba en su asiento y la incomodidad que tenía, pero esta rubia hueca no me dejaba escapar. Rubia que no pretendo aprobar a menos que lea algo, ya que no va a conseguir acostarse conmigo por notas. Y menos después de ver cómo ese tipo le sujetaba el hombro. Y cuando lo reconocí, quería patearle las bolas. Voy a matar a Alex por esto, yo la vi primero.  De paso se llevó mi auto para recoger a Francisco, y me lo va a devolver recién a las 3. Y ahora me llama para decirme que mi hijo de cuatro años, decidió por sí sólo quedarse en la casa de quién sabe quién. Sabe que si le dices que no se puede, Fran hubiera dicho que estaba bien. Mi hijo no es un niño caprichoso. Es perfecto. Por ahí pide algo, pero si digo no, es no y él lo entiende. Lo más probable es que haya sido mr. Moco el que quería ir a esa casa y usó a mi hijo de excusa. Usando a su sobrino para ligar.  Ya tiene hasta un plan con Fran. De qué se trata no sé, porque mi hijo es fiel a su único tío, pero de todas formas, me contó que tienen una "estrategia" de juego armada para casos de emergencia. Sólo espero que no considere a Julia una emergencia. Porque ahí Alex sí que está jodido. Yo la vi primero. Y que su nueva amiga no sea una psicópata, porque ahí estaría Bien jodido.   JULIA. -¡no salten en los sillones por favor!- Luego de dar la advertencia me fui a la cocina. Desde acá puedo verlos jugando en los sillones, saltando de uno a otro, jugando a que el suelo está hecho de lava. Cuando los veo tan felices después de todo por lo que han pasado siendo sólo niños de 3 y 4 años, me pregunto a mí misma, ¿por qué yo no puedo ser feliz? ¿Por qué los adultos siempre estamos complicando las cosas? Siempre sufriendo por las cuentas, por querer algo que no podemos pagar, por tener un trabajo en el que cobrar más. Por terminar la carrera a tiempo, por ser popular y tener amigos. Por estar delgada, usar ropa al grito de la moda, y el maquillaje más costoso. Por tener el mejor Iphone, por hacer cosas "geniales" para que otras personas nos consideren "geniales" cuando por dentro ni siquiera disfrutamos eso, sólo lo hacemos para encajar en una sociedad que está hecha de tal forma en la que nadie encaja completamente. Obviamente todos dicen que darían cualquier cosa por cambiar lo que son, por bajar un poco de peso, o por tener más amigos y una pareja con la que pasar el rato. Muchas adolescentes embarazadas darían lo que fueran por no haber cometido ese "error" que ahora es su hijo, muchas se cuestionan por qué fue tan mala eligiendo hombres, otras lloran por un desamor. Muchos hombres darían lo que fuera por elegir otra carrera, porque a pesar de que terminaron de estudiar, no consiguen trabajo de lo que querían. Por qué no encuentran a la mujer perfecta, por qué eligieron mal, por qué en vez de emborracharse y acostarse con cuanta mujer se le atravesara en la universidad no estudiaron más, deberían haber planeado más. No todo es como en los libros y las películas. Cuando una madre soltera necesita trabajar y no tiene una niñera, no aparecen mágicamente los vecinos ofreciéndose a ayudar. Cuando un niño pide algo a su madre en un negocio que quiere comer, y ella no puede comprarlo, no aparece un hombre sexy encantador que se ofrece a comprarle al niño lo que quiere, y termina enamorando a su madre. Nada es fácil, en este mundo si no lo haces vos mismo, nadie lo hace por vos. Siempre volvemos a la misma frase... qué hubiera sido si... Llevo una media hora luchando con mi mente, analizando, cuestionando,  y ahí es cuando noto el por qué. Vivimos en el pasado. Vivimos en ese: No servirías para ser ingeniero... no vale la pena que estudies. Vivimos en ese: ese chico es lo mejor que puedas conseguir, deberías salir con él. Vivimos en: Este trabajo paga más. Nos dejamos guiar por una sociedad que está hecha para que unos sean pobres y  otros puedan ser ricos. Y si no tomas la decisión correcta en su momento, pasas tu vida amargado, pensando que qué hubiera sido si... Por eso los niños son tan felices. Por eso les es sencillo sonreír. Ellos no se arrepienten de nada. No vuelven todo el tiempo al pasado. Viven su presente. Y yo también quiero hacerlo. Creo que es tiempo de vivir el presente. Dejar de pensar en > dejar de volver atrás para imaginar > No quiero pensar en eso. Ya no más. Sólo voy a volver a esa frase para una sola cosa. ¿Qué hubiera sido yo sin Luce?   Y creo que esa es la única pregunta a la que puedo responder con certeza. Sería una mujer divorciada, que fue engañada por su marido y echada a la calle. Que va a la universidad de día. Y que es camarera de noche. Pero no sería nada. Luce es mi vida, ella es el faro que ilumina la costa para que no choque contra las rocas. **** Aaron. Llevo dos horas sin hacer nada. La última clase terminó a las 2 así que ahora tuve que esperar hasta las 4 para ir en busca de mi pequeño retoño. Y lo llamo así porque le molesta. Lo odia tanto que hace berrinches y yo sigo llamándolo "pequeño retoño" y un montón de apodos que él considera anticuados.  Aunque mamá siempre me reta. Es mi hijo, y estamos solos la mayoría del tiempo, nuestra relación es un poco rara, todos pensarían que soy el hermano mayor o algo así, hasta que mi hijo sale corriendo llamándome "papi" o, en su defecto, Mr músculo como mi adorado hermano menor le enseñó cuando tenía 2 años. Subo al auto y me dirijo a la dirección que me dio Alex. Debe haber dejado a mi hijo sólo con un desconocido, aunque si van a la guardería de Abba deben ser buenas personas, nunca se sabe. Llego al portero eléctrico y una hermosa voz me responde del otro lado. Ya me imagino quien es. Esa voz es inconfundible, y además no conozco a muchas alumnas que aún me llamen "profesor",  todas me ven y me llaman por mi nombre, pero no ella. Y la verdad... es tan erótico. Subo al piso 5 por ascensor y llamo al departamento "b". Es un complejo de apartamentos muy lindo debo decir. Con el portero eléctrico que se abre sólo si te dan autorización desde el piso al que vas. Con un piso blanco que no es muy caro pero que está bien limpio. Plantas colgando en la entrada y un lindo ascensor para tres o cuatro personas. Llamo a la puerta y lo que veo me deja anonadado.  Julia está parada frente a mí con su brillante sonrisa en el rostro. Sus ojos brillan como si hubiera estado corriendo, sus mejillas sonrosadas y respirando con dificultad. ¿Qué habrá estado haciendo esta hermosa mujer? Continuo mirando su cuerpo y veo que tiene un traje de camarera. Es una falda negra que se ajusta desde su cintura hasta encima de sus rodillas. Tiene una camisa roja con mangas cortas y una corbata negra. Se ve deslumbrante con su cabello recogido en un alto moño y sus tacos altos. -Profesor Wells, siento el desorden. Pase por favor...-Me dijo con esa mirada tan hermosa e inocente. Sólo quiero abrazarla y no soltarla nunca. Inspira tanta ternura, que te dan ganas de protegerla, No me siento así desde que mi esposa falleció. Esas ganas de proteger a alguien, alguien que acabo de conocer... es increíble que inspire tanta confianza y que despierte al hombre sobre protector que fui con mi esposa y que sólo soy con mi hijo. -Gracias Julia, dime Aaron, por favor- sus mejillas se tiñeron de un adorable color rosa.  Si esa es la vista que obtengo de ponerla nerviosa lo haré más seguido. -claro, lo siento. Profesor Aaron- Y mi nombre en sus labios... no me importa que me diga profesor, es tan adorable. Cuando la veo sólo puedo pensar en que es extremadamente adorable.- Tome asiento, ahora llamo a Fran, estábamos jugando en la habitación de Luce me di cuenta de la hora que era recién cuando llamó al portero eléctrico. Por suerte llegué a vestirme- Oh mi Dios... bueno. Eso sonó muy tentador a mis oídos. Fue música. Recapitulemos.  Santa mierda, ¿ella no estaba vestida? -Fran...¡¡papá llegó!!- Llamó ella desde la puerta de una habitación en el pasillo mientras la abría lentamente y entraba. Sentado desde el sillón podía escuchar las risas de todos y deseé pertenecer al cuadro. Deseé ser parte de eso, así que me puse de pie y caminé hacia allí. Cuando empujo la puerta veo a esa adorable niña vestida de princesa y otra vez nace el sentimiento de protección. Sólo quiero protegerlas y no dejar que nada malo les pase. Entonces veo a mi hijo llorando de tanto reírse. Lleva una remera negra que le queda muy grande y tiene un cinturón plateado alrededor de su cuerpo dándole varias vueltas. Tiene un gorro que obviamente es de mujer, y lleva una espada de cartón hecha con tubos de papel. Definitivamente, Julia es una buena madre. Nunca vi a Fran reír tanto. Ella estaba intentando que él saliera del fuerte y lo único que mi hijo hacia era abrazar a esa hermosa niña, aferrándose a ella y riendo a más no poder. -Hijo... por favor. Francisco. Papá vino a buscarte- repetía Julia sin perder la sonrisa.-Se terminó. Salen ahora mismo de ahí abajo o no vamos a jugar a esto nunca más- Dijo levantando un poco la voz. Su voz firme de madre enojada, dando órdenes.  En ese momento sentí mi pecho arder, y no puedo creer que me esté pasando esto en frente de dos niños, pero lo único que pasaba por mi mente es que quería que ella me diera órdenes a mí. Haría todo lo que quisiera... sólo tenía que ordenarlo. Lo sé... soy un poco sumiso cuando se trata de la cama, pero que una mujer esté encima de ti dándote ordenes, o que te pida exactamente qué es lo que desea me vuelve loco, y ese tono que usó... Mejor dejo enfriar mis ideas. Los niños salieron de debajo de la sabana que estaba colgando de dos sillas y que tenían... ¿eso era un colchón? Francisco asomó la cabeza por la puerta improvisada que podría ser cualquier parte de la carpa ya que no tenía paredes y se volvió para tomar de la mano a Luce. Se quedaron parados mirando el suelo y entonces pensé que Julia iba a regañarlos o algo más... pero ella se arrodilló en el piso y los volteó sobre el colchón haciéndoles cosquillas a ambos. Toda la habitación se llenó de risas, otra vez. -¡No vale, Eso es trampa! ¡Usaste la voz de mamá enojada!!- Repetía Francisco, y Luce sólo reía, se estaban quedando sin aire de tanto reír. Entonces Julia se levantó, estiró su falda y se puso los tacones y entonces me vió, ahi,  parado en la puerta. Sus mejillas se volvieron más rojas aún. Es tan hermosa. -Lo siento profesor Aaron...sólo... no podía... lamento la tardanza.- -No es problema. Si mi hijo es feliz, yo también lo soy. -Papi, ¿podemos comer aqui hoy? ¿Podemos? Mami… ¿puedo comer con ustedes hoy? ¿Puedo? -Hijo... -Yo hablo con él Profesor- Interrumpió Julia. Entonces se sentó en el sillón que estaba en la esquina y Francisco corrió hasta ella y se subió en su falda. No podía creer la confianza que se tenían. Mi hijo es un antipático y arrogante, y me gusta que no sea tan dado con desconocidos, de una forma es más seguro para él. Pero la forma en que ella lo trataba, como si se conocieran de toda la vida, y sólo las conocimos hoy en la mañana. -Entonces, cuando papá nos conozca mejor y confíe más en nosotras, pueden quedarse a comer y si quieres puedes quedarte a dormir con Luce pero no antes, ¿entendido? Sos muy chiquito para quedarte con desconocidos amor.-Ella le hablaba con tanta ternura y tanto amor. -¿Lo prometes? ¿Lo prometes por la garrita mami?- Entonces ella enganchó su meñique con el que mi hijo extendía y le sonrió. Lo abrazó muy fuerte, y lo llenó de besos. Yo hubiese deseado estar en ese lugar. Entonces siento cómo alguien me jala del pantalón, más bien de la rodilla y me agachó para ver a esa hermosa niña de ojos azules con su traje celeste de princesa. -Si él le dice mami a mi mami, ¿yo puedo llamate papi?- esos ojos azules penetraron mi alma. Es tan hermosa, y tan chiquita. Es incluso más bajita que Francisco y parece tan frágil que podría romperse. Me agaché y la recogí del suelo. Es tan pequeña. Puse mi antebrazo debajo de sus piernitas para que se sentara allí y ella puso su mano en mi cuello con tanta confianza. Se sujetaba fuerte de mi cuello y en serio la amé. -No te parece que papi se va a enojar si me llamas así princesa?- Su ceño se frunció y me miró como si estuviera loco. Esa mirada tan desafiante. Es una manipuladora. -No tengo papi. Podeso, ¿puedo llamate papi?- Y mi corazón se rompió. Tengo a la niña más hermosa aferrándose a mi cuello, mientras la mujer más hermosa está sujetando a mi hijo entre sus brazos como si fuera suyo. Todos pasamos por momentos difíciles en la vida. Yo perdí a mi esposa, mi hijo perdió a su madre. Julia perdió a su marido y Luce perdió a su papá. Yo me encerré en mi casa con mi hijo durante casi un año, sólo me preocupaba por él. Sólo lo atendía a él. Mi familia nos mantuvo en pie gracias a su apoyo porque lo único que yo hacía era cuidar de mi hijo. Descuidé mi trabajo, descuidé mi salud, sólo pensaba en ese bebé que comía porque yo lo alimentaba. Por suerte mi profesor de cátedra me ofreció una plaza para cuando terminara la universidad. Cuando me casé, aún estaba en el último año, yo trabajaba en la biblioteca de la universidad, pero eso sólo pagaba la mitad de los gastos. La beca era de mucha ayuda ya que se sumaban a mis ahorros de la secundaria, y al dinero que mi familia me enviaba para la facultad. A pesar de tener dinero yo quería pagar mi universidad por mi cuenta, pero no lo logre.  Mi esposa quedó embarazada y murió tres meses después del parto. Terminé la universidad y me tomé un año antes de empezar a trabajar como profesor. Siempre me revolqué en mi miseria. Siempre pensando en el pasado. Hacía cuatro años que estaba sólo con mi hijo. Y por fin encuentro a alguien más que merece mi atención. Alguien que con el tiempo podría necesitarme. Y sé que estoy yendo muy rápido, porque las conozco desde hace menos de doce horas, pero se ganan tu corazón en un segundo. Y las voy a cuidar, quizás no como me gustaría, pero en mi van a tener un apoyo más. No van a volver a estar por su cuenta. -Claro que puedes llamarme papi. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD