(punto de vista de Valentina)
Elías, por su parte, parecía completamente ajeno al circo, lo veía pasar por los pasillos, siempre con un cigarrillo en la mano, no parecía disgustado. Solo miraba.
La víspera de la boda, no pude dormir, recorrí la habitación como una leona enjaulada, Luca estaba fuera de la puerta, mi único aliado.
—Duerme, Valentina —dijo— mañana será un día largo.
—¿Y luego? —pregunté, apoyando la frente contra la puerta— ¿Qué pasa después?
—Luego —respondió— sobreviviremos.
Temprano, un ejército de peluqueras y maquilladoras invadió mi habitación, me pusieron el vestido, me recogieron el pelo, me pintaron la cara, sin preguntarme nada, al final, me miré en el espejo y no me reconocí, parecía una muñeca, bonita, pero vacía.
Sylvia entró cuando se fueron, sonrió al v
