(narrador omnisciente) Valentina retrocedió instintivamente cuando Elías dijo "empecemos". Su espalda chocó contra la puerta. Él se rió con burla. — Ja, ja, ja, ¿Acaso pensaste que te iba a tocar? Ni en tus sueños, niña mimada. No eres mi tipo. “Es un imbécil egocéntrico”, pensó ella, sintiéndose humillada por sus palabras, su rostro enrojeció sin que pudiera evitarlos. “Ni aunque fueras el último hombre en la tierra”. —Digamos que me gustan las mujeres con más volumen —continuó él, recorriéndola con una mirada que pareció desnudarla, pero que era de desprecio al mismo tiempo— en los lugares indicados. —Pues a mí tampoco me gustan los hombres como tú, digamos que tengo mejores gustos —replicó ella, con la voz cargada de sarcasmo —Elías parecía divertido, y eso a ella era lo que más

