Salí del cuartel, Nery esperaba por mí con una cara de pocos amigos, me hizo sonreír y mi sonrisa le hizo molestar, más.
—Tardaste un poco —dijo en un tono más que impaciente, voy a decir.
—Lo lamento —me disculpé en medio de una sonrisa—, surgió algo importante.
Nery movió la cabeza en negativas y, sonriendo también, dijo que no había problema, entonces comenzamos a caminar por la vereda que nos conduciría al pueblo en donde comeríamos, aunque, considerando la hora, era más cena que comida.
—¿Hay algún problema? —preguntó mientras nos acercábamos al montón de casitas iluminadas, la base del cuartel había quedado lejos ya.
—¿Respecto a qué? —cuestioné curiosa.
—Pues la razón por la que tardaste —indicó mirándome con diversión—, dijiste que surgió algo importante. ¿Tienes problemas?
