Aurora Montalvo
Apenas entré a la casa escuché gritos pensé que los niños iban a asustarse sin embargo se veían tan tranquilas como si esto fuese algo muy normal en sus vidas y me preocupaba que lo fuese.
Seguimos caminando hasta llegar a la sala ahí se encontraba el señor Alexander gritándole a un hombre completamente desconocido para mí
— Buenos días— llamé la atención de ambos lo que hizo que Alexander guardara silencio apenas vio a sus hijos quien lo miraban como si nada mientras comienzo helado.
— niños pensé que llegaban un poco más tarde — dijo mientras me miraba
— no creí que debías recoger todo así que recogí solo la mitad de mis cosas sin embargo si usted necesita que salga puedo llevar a los niños al parque— le dije
El nego
— no tienes que preocuparte por eso— dicho eso Alexander simplemente se fue junto aquel hombre en completo silencio, respire profundo
— ¿Que les parece si vamos al cuarto de juegos?— Les pregunté
Aunque todavía no había tenido la oportunidad de recorrer por completo la casa si los había escuchado hablar y ya sabía que había en casa y que no al menos lo que los niños sabían.
Tomados de la mano y los tres subimos las escaleras con cuidado y los dejé guiarme hasta el cuarto de juegos me sorprendió lo grande que era y la cantidad de juguetes que había.
Definitivamente eran unos niños muy consentidos.
Sentí mi teléfono vibrar otra vez, solté la mano de los niños quiénes corrieron directamente hacia los juguetes y esta vez sí tomé la llamada.— buen día
— Aurora, qué bueno que al fin hayas decidido atenderme la llamada— aquella voz hizo que me tensara por completo
¿Por qué me estaba llamando?
— no creo que lo adecuado sea que usted me llame a mí puesto que me informaron ayer mismo que me está demandando— le dije mientras me apartaba un poco de los niños porque no quería que escucharan nada de eso.
Salí de la habitación sin embargo no quité mi vista de ellos.
— sí quizás exageré un poco sin embargo quiero darte la oportunidad de que recapacites aún puedes tener tu empleo de hecho puedo darte un mejor cargo y lo único que tienes que hacer es regresar estarás un par de días como mi secretaria y luego te daré el cargo de vicepresidente de la empresa me parece que tienes la capacidad para tener ese puesto— doblé los ojos ojalá la oferta solamente fuera esa sin embargo sabía que algo más venía en todo eso
— ¿Y que gana usted dándome ese puesto? En el tiempo que tengo trabajando para usted y he aprendido que no da nada gratis, y aunque llevo muchos años esforzándome por ese puesto también me he dado cuenta que usted no da ascensos a mujeres solamente porque son inteligentes o buenas en su trabajo— él soltó una carcajada como si le hubiese contado el mejor chiste de su vida
Eso era la vida de los demás para él un chiste
— hermosa cómo te atrevas a decir eso de mí y eres mis sentimientos sé que eres una mujer capacitada estudiada y lo único que te pido es una noche prometo que después de aquella noche te vas a dar cuenta que quieres estar conmigo muchísimas veces sin embargo si no aceptas de verdad prometo que lo que has vivido ayer y el día de hoy no va a hacer nada comparado con lo que voy a hacer de tu vida— otra vez aquella amenaza
— ¿Usted cree que eso me importa? Para su mala suerte ya he conseguido un trabajo, uno en donde me pagan muchísimo mejor de lo que usted me pagaba con un jefe que sabe lo que realmente valgo— no le estaba diciendo totalmente la verdad pero tampoco le estaba mintiendo
— eres una zorra!— exclamó furioso— ¿Acaso te acostaste con él para que te diera el trabajo? Voy a acabar contigo Aurora, voy a hacer tu vida tan miserable que te prometo que vas a venir rogando a que te dé empleo vas a venir arrodillada y quizás en ese momento puede que te posea y te dé lo que quieres
— puede irse a la m***** con todas sus amenazas incluidas— colgué la llamada con el corazón demasiado acelerado al igual que la respiración.
— ¿Estás bien?— me giré asustada y detrás de mí se encontraba el señor Alexander mirándome fijamente con el ceño fruncido
— Si, estoy bien señor gracias por preguntar
— Julián ya colocó tus cosas en tu habitación de hecho vine a mostrártela— me dijo
Miré a los niños — No te preocupes por ellos aquí están a salvo y bastante distraídos— me hizo saber
Lo seguí en completo silencio no pude evitar mirarlo el señor Alexander era un hombre muy atractivo y parecía bastante joven quizás unos 30 años como mucho. — ¿Otra vez tu ex jefe llamándote?— preguntó sorprendiéndome
¿Como él sabía que me había estado llamando?
Decidí no preguntar
— Si— creo que no valía la pena mentir— ofreció darme el cargo de vicepresidenta si me acostaba con él
— ese tipo de hombres son tan repugnantes
— son así porque hay mujeres que han permitido ese tipo de situaciones y luego se acostumbran tanto que se topan alguien como yo y quieren destruirlo por completo— pude ver cómo me dedicaba una sonrisa pero apenas lo miré por completo su sonrisa disminuyó
Creo que el señor Alexander era tan dulce como sus hijos solo que a diferencia de ellos no quería que nadie viera esa faceta de él
— tienes razón, espero que si necesitas ayuda de mi parte sea capaz de pedirla— llegamos a una puerta blanca, él abrió la puerta y fue la primera en entrar la habitación era enorme, creo que era el tamaño de todo mi apartamento tenía dos puertas supuse que una era el baño y la otra el vestier. — esta es tu habitación tienes un baño amplio y un vestier que espero puedas utilizar a tu gusto
Asentí
Él estaba por irse
— señor Alexander— lo llamé evitando así que se fuera él se giró y centro toda su atención en mí nuevamente no puedo evitar sentir nervios ante aquellos ojos penetrantes puestos en mí— disculpe que la moleste solo quería hacerle una pregunta, hay alguna posibilidad de que los niños puedan acompañarme al menos dos veces a la semana ver a mi abuela, ella está en un asilo y me gustaría poder seguir teniendo la rutina de visitarla para que no se sienta tan sola
— Estoy seguro que ellos van a estar encantados de poder asistir contigo, pero no olvides que tienes que llevarte Julián para donde sea que vayas— Asentí — la libertad de salir a dónde necesites aún en tus horas de trabajo Aurora no estás en una cárcel ni debes pedirme autorización para cualquier cosa
Asentí
— Muchas gracias por confiar en mi señor
— espero no me decepciones ni me defraudes— dicho eso solo se fue.
Respiré profundo antes de entrar al baño era enorme y tenía una pequeña bañera ideal para mí sola.
La ducha también era grande salí del baño y caminé hasta el vestier era demasiado amplio para mí ni siquiera toda mi ropa cubriría la mitad del bestial completo.
Mientras caminaba hacia el cuarto de juego de los niños me topé con una enorme foto era una mujer embarazada supuse que era la madre de los mellizos.
Era preciosa definitivamente así veía esta hermosa mujer con aquel atractivo y adinerado hombre.
Supongo que es como mi abuela dice los atractivos los adinerados es como si se llamaran entre sí.
— Aurora te estábamos buscando — Oi una pequeña voz al girarme me encontré nuevamente con el señor Alexander y junto a el estaban los niños — Ella es mamá, y ahí en su barriga estábamos nosotros— me hizo saber Axel
— Pude notarlo, su madre era muy hermosa
— Igual que tú — aquel comentario me cayó como un balde de agua fría, esperaba escuchar al señor Alexander decir eso y por lo visto él tampoco esperaba decir eso porque apareció sorprendido incluso el mismo
— papá tiene razón, eres muy hermosa igual que mamá tienes hasta sus mismos ojos— Dijo aura mientras estiraba sus pequeños brazos hacia mí para que pudiera tomarla
Me sentí algo incómoda no por su comentario sino porque acababa de darme cuenta que tenía un pequeño parecido a la mujer del retrato.
¿Por eso me había contratado el señor Alexander?
Solo porque me parecía su difunta esposa?