Sinopsis
Aurora Montalvo
Coloqué mis manos en su pecho y lo alejé de mi.
— Dejeme por favor — Grite mientras retrocedia pero el solo se acercaba mas a mí— Por favor — Rogué con los ojos cristalizados y muy asustada.
— ¿Por qué haria eso?— Pregunto mientras seguía acercándose a mi, intenté correr lejos de él pero el me tomó por la cintura cargandome
Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas mientras yo seguía moviéndome intentando alejarme de él, todo lo que pude, moví las pierylos brazos tratando de alejarlo de mí.
Cuando logré soltarme de él lo abofetee y corrí hacia la puerta lista para salir de aquella oficina y alejarme del monstruo que era mi jefe— Si sales de esta oficina Aurora prometo que voy a destruirte, no vas a conseguir trabajo nunca más! haré tu vida miserable!— Grito, me giré y lo miré estaba en el suelo, me di cuenta que tenía sangre en su mejilla y podía ver mis uñas marcadas en ella, era claro que lo había lastimado— más te vale que regreses aquí y te desnudas porque de ahora en adelante tu serás mi amante, ya lo he decidido.
Sin pensarlo más solo salí de aquella oficina escuchando los gritos del hombre que era mi jefe hace unos segundos.
Tenía la camisa desgarrada intenté taparme un poco con mis manos, podía ver como la mirada de todos iba directamente hacia mí
Todos estaban aquí afuera escuchando lo que aquel hombre asqueroso y repugnante estaba por hacerme sin embargo absolutamente nadie hizo nada por ayudarme.
Caminé hacia el ascensor cuando este abrió sus puertas me adentre rápidamente, me mire al espejo todo mi maquillaje estaba completamente corrido, podía ver mis senos ya que la camisa estaba bastante rota, me limpié con las mangas que aún estaban intactas quitando todo rastro de rímel regado por mis mejillas.
Cuando las puertas del ascensor se abrieron una vez más corrí hacia la parte de afuera y tomé un taxi.
— ¿Srita se encuentra bien?— me preguntó el hombre
— Si, por favor apresurece — le pedí y guardé silencio en lo que restaba de camino, cuando al fin llegó a mi edificio le pagué bajé del auto y salí casi corriendo, me adentré al edificio subí corriendo las escaleras hasta el segundo piso en donde estaba mi apartamento, lo abrí y me senté en el sofá a llorar
no podía creer que me acabara de ocurrir eso.
Aquel hombre que había sido siempre tan amable y tan atento conmigo, quiso tenerme sin mi consentimiento.
Sentí mi teléfono vibrar en mi bolsillo, en la parte trasera, lo saqué.
Era el teléfono de la empresa
Era un correo electrónico
"Señorita Aurora Montalvo
El siguiente correo es para informarle que está formalmente despedida y acusada por robar pertenecias de la empresa y filtrar informacion importante y delicada que hizo bajar el rendimiento de nuestra amada empresa.
será demandada por los abogados de la empresa ya que defraudó la confianza de nuestro presidente"
Esto no podía ser posible no solamente me había despedido, tan rápido ya estaba ejecutando sus amenazas.
No podía ser demandada por el, nadie iba a darme trabajo, el hombre realmente estaba dispuesto a destruirme por completo por no hacer su voluntad.
Comencé a llorar sintiendo como mi mundo se caía poco a poco a pedazos.
¿ser su amante o arruinar mi vida?
Una parte de mí creía que había tomado la decisión equivocada, quizás debí pensar más en mi carrera y obligarme a estar con ese hombre tan asqueroso pero mi dignidad valía más.
Corrí hacia mi habitación, abrí mi laptop y comencé a enviar currículos a diferentes empresas, sabía que la demanda era un hecho, no importa lo que hiciera el hombre iba a mandarme y yo debía contratar a un abogado si no quería terminar en prisión.
Acomodé mi currículum y comencé a enviarlos a todos lados esperando poder tener una respuesta muy pronto.
Camine hacia mi habitación y tomé un baño tratando de tranquilizarme y de quitar rastro de su piel en la mía, pero no podía dejar de recordar aquella escena y sinceramente estas cuatro paredes estaban comenzando a ahogarme.
Una vez que salí del baño, me coloqué ropa casual salir del apartamento para poder respirar profundo y tranquilizarme, el mundo se me estaba cayendo a pedazos y en este momento tenía que pensar con la cabeza fría para poder al menos intentar defenderme ante las acusaciones que aquel hombre me estaba haciendo.
De algo estaba completamente segura él no iba a detenerse hasta acabar conmigo conocí a Luciano Hurtado nunca ninguna mujer lo había rechazado.
Comencé a caminar tendría que buscar otro apartamento porque un apartamento en esta zona no voy a poder pagarla, quería llorar de la rabia y la impotencia que sentía.
Salí de mi apartamento bajé las escaleras hasta salir completamente del edificio comencé a caminar sin rumbo alguno hasta que llegué a un parque, me senté en un banco viendo a niños correr y divertirse deseando ser una de ellos sin problemas, sin preocupaciones, sin hombres como Luciano que buscan siempre salirse con las suyas sin importar encima de quien tengan que caminar.
Me había esforzado demasiado por tener esta vida, me había esforzado por estudiar, por tener un buen trabajo y así de sencillo toda mi vida era destrozada.
— ¿Te sientes mal?— aquella voz me hizo salir de mis pensamientos, rápidamente limpié las lágrimas que corrían por mis mejillas y centre toda mi atención en el pequeño frente a mí— papá dice que solo lloras si te sientes mal
Lo decía de una manera tan dulce
A un lado de él estaba una niña que aparentaba tener la misma edad que él, quizás eran amigos o hermanos.
Miré para todos lados intentando encontrar a sus padres sin embargo estaban solitos, quizás se habían perdido pero por su ropa tan elegante y de marca podía ver que eran niños con padres adinerados y no parecían estar asustados.
Quizás no estaban con sus padres pero sí con una niñera.
— no me siento mal solo que están pasando muchas cosas y a veces uno siendo adulto debe llorar un poco para drenar y luego pensar claramente—siempre he creído que aunque los niños son niños son muy inteligentes y muchas veces hay que decirles la verdad.
— papá dice que no se llora solo por llorar que siempre hay algo que nos afecta en el corazón— dijo la niña mientras tomaba asiento junto a mí, de su pequeño morral sacó lo que parecía ser un pequeño pañuelo y me lo tendió sonreí — toma papá dice también que las hermosas princesas no lloran y tú me pareces que eres una hermosa princesa— sonreí
Nunca me había sentido tan conectada a un niño como me sentí en este momento
Tomé aquel pañuelo y limpié mis mejillas quitando así todo rastro de lágrimas
— Aura, Axel ¿Dónde están?— era la voz de una mujer se escuchaba desesperada.
Cuando la mujer llegó frente a nosotros pareció al fin recuperar el aire— ¿Por qué desaparecieron de esa manera?!— gritó furiosa
La niña quien ahora sabía se llamaba similar a mí comenzó a llorar mientras que el niño se puso muy serio evidentemente enojado.
— le diré a papá que nos gritaste y te va a correr como todas las demás— Dijo el muy seguro de sí mismo
Cuando vi que levanto la mano me coloqué frente a ella deteniendo su mano y así evitando que lo golpeara
— estoy segura que si eres la niñera a su padre no le gustará saber que lo golpeaste — le dije mirandola fijamente y de forma muy seria para que supiera que estaba hablando en serio
La chica estaba por hablar cuando la voz de un hombre me hizo tensarme por completo
— Camila más te vale que esa mano alzada no fuera para tocar a mis hijos