—Ya era hora.—dijo apartando la silla para que yo la ocupase.
—Si te sentías solo, podrías haberle pedido a otra persona que se sentara contigo.—puse los ojos en blanco.
—La gente normal me aburre.—sonrió marcando su hoyuelo.
Fruncí el ceño, no se puede ser tan adorable, estaba segura de que en algún momento dejaría ver su lado oscuro.
—¿Me estás llamando subnormal?—malinterpreté sus palabras a propósito.
—No, solo anormal.— levanté una ceja, no me parecía mucho mejor.—Anormal es por encima o por debajo de la media, en tu caso es por encima.
— Yo... —no sabía qué decir para no parecer una idiota —Te dije que no me hablases hasta haber leído algo.— no tenía mucho sentido cambiar de tema así, pero estaba en blanco.
—Ni lo dudes.— no me extrañaba que su nombre soliese venir acompañado de un suspiro.
—¿Podrías parar de ser tan cursi?—en el fondo deseaba que jamás lo hiciese.
—No, seguiré hasta que te hayas enamorado.
✿ ----------------- ✿ ----------------- ✿
Alguien llamó a la puerta.
Justo cuando ella estaba a punto de entrar en la iglesia sin saber quién estaba...
Volvieron a llamar. Tuve que dejar la televisión en pausa.
Fui a abrir con la idea de que, como no hubiera un fuego que apagar o algo así, iban a rodar cabezas.
Por supuesto, al otro lado estaba Bruno. Me fijé en él a través de la mirilla, tenía un móvil en sus manos, el pelo alborotado y la mirada inquieta.
—Dime...—hablé con pesadez arrastrando la palabra costosamente.
—Tengo una duda.— comprobé sus pupilas, estaban normales. Gruñí poniendo los ojos en blanco
—Las matemáticas pueden esperar.— pero la serie que yo estaba viendo no.
—No es sobre matemáticas, es mucho más importante.— al parecer, para Bruno las integrales eran como un paseo por el campo.
—Sorpréndeme —respondí cruzando los brazos.
—¿Patch podría poseer a Jace?— tuve que pestañear fuerte para asegurarme de no estar soñando.
—¿Qué?—Realmente me sorprendió algo así en él, no solo sabía algo que un mundano no sabría, también se le había ocurrido algo que a mí no.
—Emmm... supongo que sí.—sería genial.
—Solo era eso.—dio media vuelta hacia la entrada de su casa.
—¡Espera!—él se giró confundido pero me dedicó una sonrisa.—¿Cómo sabes eso?
—Cazadores de sombras y Hush hush.— era bastante obvio.
—¿Pero cómo...?— seguía como recién levantada.
—PDF.—se apresuró a mostrar la pantalla de su móvil.
—Te lo he dicho esta mañana.—no podía ser real.
—Leo rápido.—alcé una ceja.—Ya... es raro, pero tengo un coeficiente bastante alto y eso...
Yo estaba convencida de que solo era un estúpido delincuente juvenil como cualquier otro, quiero decir, la primera vez que le vi me le imaginé subido a una moto, rebasando el límite velocidad, sin llevar casco, dejando que el viento alborotara su pelo suave y ondeante... Quiero decir, nada atractivo para mí. No podía juntarme con ese tipo de gente, ni quería hacerlo.
—¿No me crees?—sacó su cartera del bolsillo trasero de sus jeans.—Tengo un carnet.—colocó la tarjeta en mi vista y efectivamente concordaba con lo que decía, parecía real.
Lo bueno es que no era la única que tenía algún que otro secreto, sin embargo, el suyo se quedaba a la sombra del mío sin lugar a dudas.
—Ana, dime algo.—dijo poniendo la mano en mi hombro—Te has quedado mirando a la nada.
—Mirando a la nada pensando en todo.— reí al recordar el juego que hice con mi prima el año pasado. En el crucero de vacaciones con toda la familia, hubo una temporada que parecía que esa frase nos perseguía, la veíamos escrita en todas partes, desde entonces siempre que tenemos oportunidad la repetimos.
—¿Qué?—Claro, que esto Bruno no lo sabía y por mucho coeficiente intelectual que tuviese no pudo averiguarlo.
—Nada, cosas mías.— hice un gesto quitándole importancia.
—¿De qué libro es eso? Será el siguiente en mi lista.—parecía muy interesado en todo lo que salía de mi boca.
—No es un libro, no todo en mi vida gira alrededor de los libros.—sí que lo hacía la gran mayoría de mi existencia, pero eso él no tenía porqué saberlo.
—¿Ya no te gusta leer?—rió, era obvio que iba de farol.
—¿Solo te has puesto a leer porque a mí me gustaba?—eso era innecesario.
—Sí, voy muy en serio contigo.—Mi maquiavélica mente retorcida tejió un plan en ese instante.
—¿Reponderías a unas preguntas?—él asintió sin dudar.
—No son preguntas corrientes.—le advertí.
—No esperaba menos de ti.
✿ ---------------- ✿ ----------------- ✿
Trajo una especie de carpeta con un montón de folios, un bolígrafo, subrayadores, marcapáginas, y demás cosas de ese tipo. Me preguntaba cuánto tiempo había tenido preparado todo aquello.
—¿Vas a responder todas las preguntas sin rechistar?— asentí.
—¿Color favorito?
—Azul.
—Imagina que estás en medio de un incendio en tu casa, ¿qué es lo primero que salvas?
—Mis álbumes de fotos.
—¿Cuántos años tienes?
—¿Cuántos me echas?
—Mentales tres, físicamente... diecisiete.— sonreí, había acertado.—Eres un viejo.
—Tú también.—iba al mismo curso que yo. En realidad, me ofrecieron avanzar un curso por mis capacidades, pero lo rechacé.
—Todavía no.—cuadró los folios orgullosa.
—¿Cuándo es tu cumpleaños princesa?— ya estaba pensando en globos y tarta.
—Primero, yo no soy tu princesa.—sabía que reaccionaría así en algún momento.—Y en cuanto a lo del cumpleaños...no importa porque ya no estaré aquí.
—¿En serio te vas?— no podía permitirlo.
—Ya te lo dije, no voy a quedarme mucho tiempo, nunca lo hago.— noté cierta tristeza en sus ojos.—Yo soy la que hace las preguntas.—vi cómo se venía abajo gradualmente.—Vete.—se levantó de la silla.— ¡Fuera!
—¿Qué pasa? Estábamos bien, no lo entiendo.— parecía calmada, pero solo era una fachada.
—No me importa. No soy simpática, no caigo bien. Vete y odiame porque no voy a verte más.—no podía marcharme, era ahora cuando más me necesitaba.—No puedo acercarme a ti para luego ser arrancada de tus brazos ¿no lo entiendes?—comprendí que tenía miedo a cogerme cariño y que la abandonase.
—No me harás daño, cuando tengas que alejarte lo harás y no va a pasar nada.— estaba dispuesto a disfrutar cada segundo a su lado y después dejarla ir.
—Y una mierda ¿crees que no lo he intentado? Siempre hay repercusiones.—su pelo se había liberado totalmente, me puse de pie y le aparté uno de los mechones que nublaban sus ojos mientras ella seguía hablando sin parar.
Dejé de escuchar un momento, fue como si el sonido se apagara y pude fijarme en sus ojos llenos de rabia y lástima.— ...Y no me hagas reír con las relaciones a distancia, nunca funcionan. Llevo dos años sin salir con nadie y me va todo perfecto .
—Lo perfecto es aburrido, tú no quieres ser perfecta y es lo que más me gusta de tí.— tengo que admitir que esto lo dije de corazón y no solo para seducirla.
—Me refiero a que no he estado en problemas.—puso los ojos en blanco.
—Te gustará estar en problemas conmigo.