01|Hora Cero

3026 Words
13 horas antes de la desgracia. Las 18:32 Washington D.C. Oficina Federal De Investigación. — Señorita Scott lamento la demora— se disculpa con una cálida sonrisa en su rostro marcado el director en persona, Christopher Scott - Mi padre- — Me comunicaron que estuvo reunido con el ministro de defensa y el gabinete del presidente señor, esperar no es una molestia— Si lo es. Este asiente mientras acomoda un poco su chaqueta lisa de su costoso traje de cincuenta mil solares, toma asiento justo frente de mí en su silla giratoria, separándonos un gigantesco escritorio de madera fina. — ¿Cuando volvió de su ultima misión?— intenta crear conversación, bufo con amargura. — Todo sobre como salió mi ultima misión ya esta en mi reporte, no creo que el director se interesaría por misiones de sus subordinados. — Odette— gruñe este. — Lo siento señor, pero fui enviada de regreso porque el director no creyó conveniente mantenerme mas tiempo encubierto en Corea del norte; según me informaron tenían una nueva misión importante para mi que cumplir aquí, y el agente Smith fue enviado en mi lugar, así que si no le importa podría ir al grano de porque tuve que volver, y no darle mas vueltas al asunto, si necesita saber sobre todo mis avances de mi misión puede leer el reporte que pase hace dos días a la sede. El director Scott parece pensar en mis palabras, y da un largo suspiro mientras afloja el nudo de su corbata. — Tenemos información confirmada que nos da el lugar donde podría estar ocultándose la hija de Santos, la chica fue hallada en el sistema de datos, uno de los subordinados de confianza capturados en un allanamiento confeso que ella tiene los códigos de todas las cuentas fantasmas donde son transferidos los fondos, también la ubicación y libros de cuenta, además de una lista que muestra donde están las casas de drogas de Santos y sus compradores más concurridos. — ¿Donde esta? — Es una estudiante de química en la universidad de Stanford, se llama Courtney Patterson. Analizo la información que me ha dado, pero aun mi cerebro no logra atar un par de cosas. Y entre ellas, ¿Qué estoy haciendo yo aquí? — ¿Qué tiene que ver esto conmigo?— el director sonríe. — A eso quería llegar, quiero infiltrarte en la casa donde pertenece Courtney, que consigas las cuentas, y códigos, de manera limpia, que ni ella misma pueda notar que no están, si tenemos esas cosas podremos hallar finalmente a Santos. — ¿Significa...? — Que serás una Kappa. (...) 11 horas antes de la desgracia. Las 20:11 Washington D.C. — Esto es todo lo que tienes que saber... Entraras como una estudiante transferida de la universidad de Cambridge, hija de un senador Austriaco, y una Ministra de educación Francesa, tinos 19 años, padre divorciados, hija única, que viene a estudiar Diseño Química, tu nombre será Stella Lancaster y... Asiento a la información que me da la agente Dugg, hago un mohín al escuchar ese nombre tan ridículo. — ¿Stella?¿Cómo la de las Winx? Esta asiente. — Qué sea rubia no significa que vaya a ser tan superficial, darme ese nombre es contra mis principios morales— me quejo. — Serás Stella agente Winthrop. — No tengo acento francés, siquiera pensaron en eso— reprocho nuevamente. — No, pero eres inglesa, y puedes fingir un acento como ese. — Me has escuchado imitando acentos, es patetico. — Si tienes mas quejas, ha sélas saber a inteligencia, por ahora sigueme— rueda los ojos la agente Dugg mientras resuena sus tacones de aguja y camina delante de mi enfundada en una falda negra de tubo, no sé como lo hace, fuera yo y estaría besando el suelo. Camino tras de ella, mientras observo como las oficinas principales han cambiado mucho en este tiempo que no estuve, aun veo a algunos novatos de practicas andar de aquí para haya, con sus placas colgadas del cuello. Observo las carpetas que llevo en mis manos, de mi nueva identidad, y la información sobre mi blanco, ademas de una breve explicación de todas las miembros de la casa. Entramos a una sala de dimensiones separadas, donde hay millones de prendas de ropas, accesorios, bolsos, zapatos, todo un sueño para las locas pos las compras y moda. — Bien, es hora de tu transformación— sonríe la agente con emoción. Bufo, no se que odio más de esto, si tener un nombre de idiota, un cambio de look, estudiar en un campus lleno de universitarios pendejos o ser m*****o de la hermandad. Lo ultimo me da un ligero escalofrío con tan solo pensar que estaré rodeada de tontas por al menos seis meses. Odio este trabajo. La agente me guía por algunos corredores plagados de tela de colores y distintas marcas reconocidas, hasta un espejo, un par de sillas, y un hombre vestido como payaso. — Agente el es el señor Andruw, un estilista reconocido, que se encargara de todo. — Oh por dios— jadea este con cara de espanto al verme. El hombre parece que va a desmayarse, escanea mi atuendo con ojos juzgadores y reprochones, ruedo los ojos y me cruzo de brazos. ¿Ya mencione que odio esto? — Da una vuelta por favor— pide con voz chillona el moreno alto. Jiro lentamente y escucho que da un ligero gritíco. — ¿Cómo se llama tu estilo?¿Indigente con clase? — Y el tuyo ¿Payaso de los 90? — Agente— jadea la señorita Dugg, le doy una sonrisa falsa. — Lo siento, pero nadie me dice que vestir, y no acepto criticas de un payaso enviado por Osmel Sousa. — Ahora lo harán— ruedo los ojos— Andruw encargate. Bufo cansada, y me siento en la silla para iniciar mi "transformación"-patrañas-. Primero son mis uñas, luego mi cabello, y después mi ropa, horas, y horas de criticas, donde el maldito de Andruw habla mal d dmi cabello y surta frases que podría ahorrarse para el solo. Como: ¿Te peleaste con la secadora y el peine?, o ¿Un ave exótica vive en tu cabeza?, ¿Tus uñas las mordió una rata?, ¿Sacaste tus tenis de la basura? En serio odio a este tipo. Una de sus asistentes me explican cosas de maquillaje, ropa, calzado, marcas, y una lista sin fin de cosas que una chica "Chic" debe saber de memoria. Matare a mi donador de e*****a por esta tortura que me ha puesto, el sabe que puedo aguantar días sin comer en una selva o en una montaña congelada, sobrevivir a torturas inimaginables si me capturan en un país extranjero, pero esto... mierda alguien que haga que se calle este tipo. Pasan fotos delante de mi de mis nuevas "Hermanas", como se divide la casa, como son sus costumbres, rituales, guías, tradiciones, j***r es como ver esas películas de las conejitas playboy, pero estas están en la vida real. Odio esta misión. Quiero volver a corea del norte. ¿Cómo se me ocurrió aceptar esta locura? — Este es un labial rojo cereza mate de duración rápida y antibesos Channel, toda chica de tu edad tiene uno— sonríe emocionada una de las ayudantes del payaso. — Yo no— bufo cuando siento otro tirón de cabello en mi cabeza. — Tu no eres humana— se queja Andruw. — No soy superficial. — Como sea— bufa la rubia— Este perfume es de Victoria Secret de esencia Vainilla, y este es una caja de chicles de cereza, mandarina, y menta que todas las chicas comen. — Odio la goma de mascar— me quejo. — Ahora la amas— ruedo los ojos. — Caja de condones extra finos mixtos Durex, hay de frutas, colores, púas, menta y el clásico claro. — No creo que los necesite— frunzo el ceño, acaso creen que voy a socializar, estoy de encubierto, no soy una hueca de mami y papi. Esta gente esta fuera de sus cabales. (...) 03 horas antes de la desgracia. Las 06:12am. Palo Alto, California. — Estas preciosa Odette— sonríe mi donador de e*****a, si aun no creo que se haya tomado la molesto de acompañarme. — Esta no soy yo padre, es Stella, recuérdalo— gruño, el sabe que estoy cabreada,más porque todos actúan como si de verdad fuera a estudiar, y estar rodeada de "chicos" de mi edad, o como yo les llamo, universitarios hormonales locos por follar como conejo. — Porque estas enojada, muchas chicas matarían por algo así. — No soy como esas chicas y lo sabes. — Ya eso lo se.— suspira cansado— Tu madre estada en tres semanas en el país, desea verte— me tenso. — No, estoy ocupada. — Odette... — No entiendo porque deseas actuar fraternal, tu no eres un padre, ella no es una madre, soy una agente federal, y debo cumplir una misión, no tengo tiempo para andar jugando a la familia feliz. Gruño y salgo del auto más cabreada d ella que estaba, casi me doblo un tobillo al caminar, bufo al recordar que debo pasar horas en estos malditos tacones. Escucho pasos tras de mi, respiro profundo y me giro a enfrentar a mi padre. — Estas son tus llaves— me entrega las llaves de mi nuevo auto un Volkswagen Beetle Convertible 2015 blanco.— Todo esta arreglado en la casa, recuerda que eres una estudiante de intercambio inglesa, y ya tus maletas están allí. Ruedo los ojos. — Inteligencia se encargo, ya se todo lo que debo saber. — Odette... — Hasta pronto director, esperan por usted en D.C. Con eso me alejo del hombre dejándolo solo en el aeropuerto. Esta es mi nueva "vida", esta seré yo esta vez, una estudiante de intercambio plástica y chillona, que se infiltrar con las mas huchas del campus en la legendaria hermandad Kappa Zeta. Es que hasta odio el nombre. (...) Hora 0... que comiencen los juegos del hambre. 09:08 Palo Alto, California. Suspiro largamente mientras aparco en la acera frente de la mansión, o la hermandad, veo a chicas de distintos tonos piel, figuras, tamaños, cabellos, y cuerpos, envueltos en tacones de plataformas, y minúsculas minifaldas caminar hasta la mansión, reír, y pasar. Se que en este lugar me arrancare los ojos. Apago el motor y salgo del auto después de ponerle la alarma, bajo las gafas que llevo en mi cabeza y me las coló bien, recojo mi bolso del puesto de al lado y salgo del auto. Camino a paso firme y seguro hasta la casa, mientras intento sonreír y no caerme de los tacones, espero que las 6 horas que desperdicie de mi vida aprendiendo maquillaje, moda y calzado me hayan servido de algo para al menos no darle un cordial saludo a mi amigo el piso. Chicas pasan a mi lado apestando a ese gas tóxico llamado perfume pasan de mi lado sonriendo, y chillando, ruedo los ojos, y aprieto el paso hasta llega a los escalones de la entrada, me sostengo de la varanda para apoyarme y no caerme en el proceso, las iniciales de la hermandad están sobre el tejado en letras doradas brillantes. KKZ. La casa es de al menos unos 3 o 4 pisos, con grandes ventanales victorianos, puertas dobles, y blanca. Sonrío a todas las que me pasan a los lados. Jamas en mi vida había sonreído tanto. Empujo las puertas dobles de la entrada, pero me arrepiento de inmediato y la nauseas y ganas de vomitar me asfixian... casi quiero salir corriendo y subirme a ese auto de Barbie y escapar por mi vida. Ahora recuero porque no asistí a la universidad, o bueno al menos no en la edad correspondiente. Hay un completo alboroto y descontrol, chicas corriendo por todas partes en minifaldas y tacones, chillidos, griticos, revuelos, y rosa, mucho rosa, es como ver que un unicornio vomito el lugar, y luego una niña de 5 años decoro el lugar. Es asquerosamente femenino, y muy rosa, va de distintos tonos, desde el más chillón y escandaloso hasta el mas opaco y simple. Las paredes, las cortinas, las alfombras, los sillones, todo. Creo que mis ojos lagrimean de tanto rosa que mis ojos ven. Espero que mi habitación no sea asi o juro que me lanzo por la ventana. Mucho rosa, con toque blanco y uno que otras cosas doradas, es cho ver la maldita película de Barbie y sacar la mansión. Estoy considerando que mi padre me ha mandado aquí a sufrir y no a cumplir una misión. Camino lentamente esquivando a prototipos de la chica ideal y miss universo, abriéndome paso hasta un living que creo que me quema las pestañas. — Dian te dije que dejaras de coger mi consolador— escucho a una rubia gritarle a una castaña idéntica a ella, la cual luce exasperada. Hago una búsqueda en mi cabeza y las hallo, las gemelas Dian y Diana Fossey, 19 años, segundo semestre en Diseño indumentaria, y Psicología, su madre es una importante y reconocida modelo, y sus padre un hombre de negocios en todas las palabras, todas las mujeres de su familia han venido a Stanford y han sido miembros de KKZ. Ambas gemelas de ojos grises intensos, cuerpos y medidas perfectas, largas cabelleras castañas, pero Diana se tiño de rubia platinada, labios finos rosas, rostros perfilados sin rastro de que alguna vez hayan sufrido acné, piernas kilométricas, y largas cabelleras. — Yo no he cogido tu consolador, si quisiera uno lo busco en el campus Diana. Le recuerda la castaña a la rubia, que desde donde estoy puedo notar que es teñida. — No quiero que toque mis cosas, no porque seas mi hermana tienes derecho a coger todo lo que es mío— sigue peleando la rubia. — Si hablas de Tyler, yo no fui por el— sonríe la castaña despreocupada. — No estoy hablando de Tyler— chilla la rubia. — ¿Ah no?, eso sonaba a que si era de él. — Dian— chilla al rubia. — Adorables no— escucho a mi espalda, me giro lentamente, y consigo a una pelirroja de infarto de curvas envidiables, piernas kilométricas, rostro perfilado y perfecto, labios y boca perfecta, nariz pequeña, y larga cabellera, además de ojos oscuros los cuales observan a las gemelas con diversión. Emma Goldman, 19 años, segundo semestre en Química, sus padres son dueños de grandes Hoteles, restaurantes, y cruceros al rededor del mundo; KKZ por tradición familiar. — Demasiado— mascullo, la pelirroja se gira hacia mi y me sonríe. — Tu debes ser nuestra nueva hermana no es así— asiento— soy Emma— me extiende su mano. — Stella— sonrío cogiendo su mano. — Un placer Stella— sonie la pelirroja— Sigueme. Camino tras la pelirroja la cual me guía entre un mar de chicas hasta lo que parece el centro del lugar. — ¿Por qué tanto alboroto?— pregunto. — Son las nuevas iniciadas, y postulantes a hermanas, no todas corremos con la suerte de ser miembros por apellido. — Comprendo. Nos detenemos delante de una morena, de cuerpo de infarto, y medidas perfectas, cabellera castaña, y ojos cafés, bronceado ideal, y piernas largas, cintura pequeña, y caderas anchas, labios carnosos y muy rosas, nariz pequeña, y rostro perfilado, toda una belleza exótica. La presidenta de Kappa Kappa Zeta, Gabrielle Chanel; 20 años, tercer semestre en Diseño indumentaria, su padre es un reconocido corredor de autos de la formula uno, y su madre una modelo/diseñadora y con acciones de Chanel. Junto a ella esta Lucy Montgomery, la vicepresidenta de la casa, cursa el tercer semestre en medicina, 20 años, sus padre es un importante neurólogo/cirujano, y su madre una violinista reconocida a nivel mundial, y directora de la orquesta de Paris. Una chica de bronceado infinito, con rasgos afrodisiacos, larga cabellera negra de rizos envidiables, y silueta de reloj de arena, con piernas largas, y unos despampanantes ojos verdes, nariz respingona, y rostros perfilado, labios carnosos, y boca pequeña, con una mini cinturita. Pero a un lado de ellas esta mi objetivo, y lo único que debe ocupar mi valioso tiempo para poder salir de aquí. Courtney Patterson; cursante de tercer semestre en Química, 20 años, ojos azules despampanantes, larga cabellera amarilla platinada, curvas de infarto, labios carnosos, nariz respingona, y cutis perfecto, piernas kilométricas y una mini cinturita. — Bienvenidas a todas mis nuevas hermanas, estamos emocionadas por dar comienzo a este nuevo periodo— canturrea eufórica Gabrielle.— Esperamos que este años sea renovador, y podamos recuperar la copa de las garras Deltas. Se escucha una bulla de emoción, y chillidos. — Pero antes mis queridas hermanas, esta noche nos divertiremos al estilo Kappa, y podremos festejas— chilla la castaña con emoción la bulla de chillidos inicia nuevamente, esta sonríe, y la verdad es que no se como carajos le hacen estas chicas para sonreír tanto. Las chicas comienzan salir de la casa, frunzo el ceño porque no entiendo que demonios esta pasando. — Ven déjame mostrarte tu habitación— me sonríe Emma. Esta me guía a la siguiente planta, abre una puerta y allí esta mi habitación, agradezco a quien sea que me haya escuchado mis plegarias y no haya rosa, la habitación es bastante sencilla, dos ventanas amplias, un armario grande, una cama de varias dimensiones, paredes blancas y cortinas rosas opacas, algunos sillones, una alfombra, una mesa de escritorio, estantes para libros, un espejo de cuerpo completo a un lado, varias mesas, y como no, las 8 maletas que traje conmigo. — Que suerte, no tienes compañera— sonríe Emma, la chica es bastante agradable, y no viste como p***.— Te dejare instalarte, si necesitas algo estoy en la habitación del frente, a si quieres arreiglate un poco en segundos debemos irnos al campus. — ¿Qué pasa en el campus?— pregunto confusa, esta me da una sonrisa picara y guiña un ojo. — Lo divertido.
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