Mientras Amelia lloraba en la cama sintiéndose mal por descubrir amor en su corazón por el hermano de la reina Elizabeth y haber quedado presa entre las palabras de Reginald, su amante de años, su esposo Francis estaba feliz en los brazos de su amada Diana. Mi amor me hacías tanta falta que había noches donde me faltaba el aire al pensar en ti, te recordaba y me dolía el pecho por la distancia que me vi obligado a vivir por el capricho de Amelia. Pero iba a morir sino te amaba otra vez, si no sentía tu piel en mis manos, sino te recorría con mis besos grabandome cada parte de tu cuerpo en mi memoria para poder soportar tanta ausencia de tu amor en mi cuerpo que te sueña y te desea... Extraño dormir abrazado a ti, extraño nuestros despertares y me duele no sentir tus besos y tus caricia

