Los días de entrenamiento habían comenzado, para Gyda no era nada fácil, comenzaba a tener moretones por su entrenamiento físico.
Aprendía a defenderse no solo con una espada, sino también con sus brazos, todo era valido a la hora de cuidar de sí.
La rutina era despertar y recibir entrenamiento de su don Keelan, para después tomar sus clases de entrenamiento físico con Alexey y algunas guerreras del pueblo.
- Majestad tiene que sentir confianza en su cuerpo, piense que entre morir usted o morir ellos ¿Qué prefiere? Dele la oportunidad a sus puños de demostrar de que están hechos. – Le dijo una guerrera.
- Es imposible. – Gyda jadeaba a causa del intenso entrenamiento físico.
- Nada es imposible, si fuera imposible yo no podría hacerlo, las cosas que creemos imposibles son ideas que te
