Mafia
Aforado
Estoy aforado, hastiado de no saber que hacer, por primera vez en mi vida, “Mierda” me he enfrentado a todo tipo de situaciones, he matado y torturado, he estado expuesto a los lugares más remotos y peligrosos del planeta, he tenido mujeres que le va el sado, disfrutado del mejor sexo de mi vida y desde que Nazar apareció en mi vida, no he estado con otra mujer.
Ella se robo mi deseo, como si le perteneciera siempre, con su fragilidad, su timidez, su inocencia me ha desarmado, su cabello que ha empezado a crecer y dejar ver un blanco puro, convinado con sus extraordinarios ojos violeta, realzando su belleza y inocencia, piel bronceada se ha vuelto blanca, explicando que querían esconder su verdadera naturaleza,
realzando su belleza natural. Si no durmiera en mi cama, sería irreal, oirla reír, recuperar el brillo de vida que no existía antes, infinidad de cosas que nunca me atrajeron de una mujer, ella lo consumió todo como cenizas, rompi mi propia regla, nadie duerme en mi cama, nadie entra ami cuarto, nadie que no sea el personal autorizado y ella está aquí y tal cosa, no creí que fuera afectarme, necesitaba descansar un poco del sillón y solo necesite un par de horas para fastidiarlo todo. Así que mientras dormía gracias al calmante, me recosté asu lado, una imprudencia de mi parte, porque durante la noche, el calor de un cuerpo en mi cama y el olor más delicioso a néctar de miel, invadió mis sueños, al principio fui presa de la inconciencia, hasta que un grito de terror “su sueltame” “No me toques” me despertó del sueño profundo en el que me encontraba, que salte de la cama, con arma en mano, buscando quien había entrado a mi habitación, pero cuando note que no había peligro, me giré hacia mi Nazar, que abrazaba sus rodillas, escondida de mi, entendí que la había abrazado o tocado mientras dormía.
– Lo lamento Emir, no quería tocarte
– Pero lo hiciste – dijo contra sus rodillas, sin mirarme. – ¿Porque estabas en la cama? ¿Que pretendías?
Quisiera decirle que esta era mi habitación, pero no era el caso. Yo cometí el error. Por primera vez en mi vida, deseo algo que no puedo tener. Así que salí de la habitación con una simple disculpa “Lo siento” y estoy aforado golpeando el saco de mi gimnasio, sudado y con los puños ardiendo, es como un instinto primario, alguien me está mirando, lose, dejó de golpear el saco a puño limpio y volteó, ahí esta ella, con mi camisa y una pijama mía, se remueve nerviosa mientras la observo.
Mi pecho sube y baja, el sudor escurre por mi espalda, pecho y cabeza, ella respira entrecortadamente, nose si de miedo o vergüenza, no me molesto en taparme, ni de limpiar la sangre en mis manos, es natural en mi.
– No quería interrumpir – retuerce entre sus manos el borde de mi camisa, cosa que me parece surrealista.
No le contestó, solo la observo fascinado, como hechizado por ella, solo me limito a mirarla.
– Estás sangrando – su ceño se arruga, ni así salgo de mi estupor, ella se acerca vacilante, toma la toalla junto al banquillo e intenta tomar mi mano, intento retirarla – No – me reprende – No me rechazes, no tu.
Esas simples palabras me hacen sentir tan aliviado, que ya no me siento como el moustro qué sentí que era en nuestra habitación.
– No te culpo por hacercarte, ni que me hayas tocado mientras dormías, pero a veces simplemente me supera, no soporto el contacto físico, Nana dice que he desarrollado Henanofobia.
“Miedo al tacto humano” pues claro que lo tiene, yo de idiota crei que me mantendría en mi sitio, no creí que su aroma me atrajera hacia ella, su calor, todo su cuerpo lo tengo grabado en mi sistema, nose que hice, que la saque de su profundo sueño. No respondo, dejo que cure mis nudillos, observándola como da pequeños toques de precion, con la toalla que se ha manchado con mi sangre.
– ¿Porque te castigas así? – pregunta con tiento sin dejar de curarme.
– No lo hago – digo cuando puedo respirar con más calma, es increíble el efecto que tiene en mi.
– Si lo haces – me contradice, una cualidad que solo le permito ami familia, contengo una sonrisa.
– ¿Como lo sabes? – pregunto con tiento, quizá pueda hablar conmigo ya que las terapeutas no ayudan. Suspira como si se tomara todo su atucontrol responderme.
– Años de práctica – toma mi otra mano y continua con su tarea, hasta terminar. – Listo.
Deja la toalla en el banco y alza la mirada, atrapandome con su belleza natural y ojos lilas.
– Eres tan hermosa – es lo único que puedo decir, ella alza la mano con timidez, colocándola en mi mejilla, lentamente pongo mi mano sobre la suya y cierro los ojos, en los tres meses que llevamos viviendo juntos, no me había permitido estar tan cercas de ella, jiro el rostro hacia si palma y aspiro lentamente su aroma, néctar de miel, ni empalagoso ni demasiado fuerte. Cuando vuelvo a observarla, se acerca un poco más, lentamente, coloca su otra mano en mi hombro, y deja un tierno beso en mi mejilla. Me contengo de envolverla en mis brazos; dejando que ella tome la iniciativa y de un primer paso, se aleja rápidamente con las mejillas sonrosadas; contengo mi sonrisa de satisfacción. Hay tantas cosas que quiero decirle y hacerle. Pero esperare lo que sea, así se me caiga mi parte favorita.
– ¿Quiero pedirte algo?
– Claro – que conteste sin dudar; podría ser bueno para ella.
– ¿Aceptarías ver a un Psiquiatra especializado en tu caso?
Desvia la mirada unos segundos y cuando vuelve a centrarse en mi, noto que no se alejado mucho, si no que me permite estar cercas, más de lo habitual.
– Puedo intentarlo, ¿Que tiene de especial este doctor?
– Ayudo a la esposa de zolov. Ella misma la recomendó, cree podría servirte, apesar del entrenamiento al que quiere someterte. También puedes apoyarte con una de sus colegas y esposa, tiene experiencia en delitos sexuales, ella fue un un cambio de moneda por su propia madre, con solo 13 años, la rescataron asus 16 con la ayuda de la madre adoptiva de Natalia. Mañana llegarán. El doctor se llama Jhon, su especialidad era perfilador y psiquiatra para casos especiales en la Onu, era quien daba el visto bueno, para los objetivos del equipo de Natalia, cuando lo conoció fue su paciente y tras retirarse, ella lo reclutó.
– Ella puede ser muy conveniente.
– Si tiene la habilidad de manipular a cualquiera – afirme.
– Está bien, veré al doctor – da un paso tomando mi mano y tira de mi. No me muevo – Vamos a dormir.
– Tengo que darme un baño primero.
Ella parpadea y por primera vez me da un repaso de arriba a bajo. Reprimo la satisfacción al verla sonrojarse, quizá note algo en su blusa, pero jamás diría algo.
– Bien. Te veo. En un rato.
Seda da media vuelta y casi tropieza con la puerta corrediza, lo que me divierte es que camina apresuradamente. Cuando ha desaparecido suelto una fuerte carcajada. Hay esperanzas.