Capitulo 2 Un nuevo comienzo

3385 Words
EMILIA Actualidad — ¡Emilia Juárez! — Dice la secretaria sacándome de mis pensamientos, estar de vuelta en Buenos Aires, remueve muchos recuerdos. Me levanto y acomodo mi falda gris, me hace lucir elegante y profesional. Debo parecerlo, porque con 24 años no me van a tomar en serio y mucho menos creer que soy una Gestora Empresarial, que se recibió un año antes y con las mejores notas, en la mejor universidad de Australia. Camino hacía el ascensor con la secretaria, que debo confesar, es realmente hermosa; su pelo, su cara y cuerpo, parece una Barbie… Si yo fuera ella, sería modelo, me rio para mí porque no puedo estar pensando tantas tonterías, es que estoy muy nerviosa. Me dirijo a ver a mi futuro jefe y eso me tiene ansiosa, Gales Inmobiliarias es una empresa muy grande y estos últimos 5 años se volvió la más reconocida y rica de Latinoamérica, tiene sucursales en muchos países, es demasiada presión. — Por aquí, Señorita Juárez — la secretaria me lleva a la oficina del jefe y de nuevo estoy distraída, no sé qué me pasa, estoy dispersa y no soy así; soy dedicada, concentrada y muy profesional, esto no me pasaba en Australia, me siento como de 18 otra vez, ¡Que idiotez! Respiro, disperso mis pensamientos y entro. Me encuentro con un hombre de aproximadamente 25 años, incluso menos ya que su cara lo delata, eso no le quita masculinidad en absoluto. Está hablando por teléfono y me hace una seña para que me siente, se ve serio y profesional. Tiene el pelo castaño y unos ojos miel divinos, una cara perfecta. Entré pensando que encontraría un hombre de 40 años, nunca pensé que mi jefe tendría casi mi edad, y de cuerpo está muy bien… Ay, dejo de pensar; parezco una tonta, calmo mis nervios y me siento, no pasa mucho tiempo, termina la llamada y se sienta, hojea unos papeles con el ceño fruncido, se ve realmente como un empresario innato, se nota que tiene merecido el puesto a pesar de su edad . — EMI LIA JUA REZ — Dice mirando mi información, me hace unas preguntas, unas cuantas diría muy difíciles, porque teniendo en cuenta que soy una gran nerd, esas preguntas me dejaron agotada, pero al final consigo el puesto, ¡Yes! Estoy muy feliz, porque este puesto era lo que necesitaba para acomodarme nuevamente en Argentina, decidí ejercer mi título acá, porque mi formación comenzó acá me parecía justo, no sé. — Bueno, Señorita Juárez, mañana comenzará su primer día, vamos a estar trabajando a la par junto con la ayuda de Jaqueline, mi secretaria, así que necesito que se ponga al día con ella y mañana vamos a empezar a ver las propiedades y demás. — al terminar de darme esa información, el señor Gales me despide con un apretón de mano. Jeremías Gales, un gran nombre, me mata de curiosidad su edad porque realmente no siento que sea tan mayor, o se debe mantener demasiado bien. — ¿Jaqueline? — pregunto a la secretaria que me acompañó y ella afirma. — Ya me dijo Jeremy que te ponga al día, pasa por acá.— Hablamos por una hora aproximadamente, me cuenta todo. Me voy a estar encargando de gestionar todas las nuevas viviendas que entren en venta, que suelen ser bastantes, al ser la sede principal pasa todo por acá, no me preocupa, ya que sé que soy capaz. También voy a estar trabajando en otros asuntos con el jefe, terminamos y me despido amablemente. — ¡Muchas gracias, nos vemos mañana! — le digo a la secretaria, durante toda la conversación me dio la sensación que a esta chica le gusta provocar, no la culpo, con ese cuerpazo yo haría lo mismo, pero para ser secretaria usaba ropa muy reveladora, creo que quiere "ganarse" al jefe. Ya saliendo del edificio, empiezo a reír porque me siento muy fantasiosa, pero en serio, tenía una blusa blanca con un corpiño rosado abajo, que claramente se traslucía, era un corpiño solo de encaje que hacía notar hasta sus pezones, o sea era ¡Too much! Sin contar que su falda era blanca y usaba abajo una tanga rosada que también se translucía a través de su ropa, de verla me dio miedo usar ropa blanca, porque ni en mis sueños podría ser tan reveladora. En fin, a esa chica le gusta ser sensual. ...... Son las 6 de la mañana, desperté temprano, me bañé y me vestí con una falda beige, camisa rosa palo y un blazer beige a juego con la falda, unos tacos que combinan con la blusa y el maquillaje también a tono, muy sutil ya que voy a trabajar, no de fiesta. Llegando a la oficina, bajo de mi auto, subo al ascensor y cuando se estaba por cerrar; una mano lo frena, noto que es Jeremías y saludo cordialmente. — ¡Buenos días, Señor Gales! — Digo de manera formal. — Buenos días, por favor llámame: Jeremías. Las formalidades me hacen sentir viejo. — se toca la nuca, con gesto de disgusto. — Perdón señ... Jeremías — digo un poco trabada y me pongo roja de vergüenza, siento que metí la pata. — Emilia, ¿no? — me pregunta. — Sí, Emilia es mi nombre. — me relajo un poco, resulta que no funciono bajo presión. — Vamos a trabajar todos los días juntos, así que anda acostumbrándote, odio sentirme un viejo choto con 24 años —. Se abren las puertas, él baja antes y camina a su oficina, quedé atónita, ¡24 años! Tiene mi edad y se encarga de una empresa gigantesca. Mi prejuicio me hace pensar que está acá porque es un niño rico, que consiguió la empresa heredada y hay gente detrás, haciendo el trabajo de verdad. — Buenos días, Jaqueline. — Digo mientras ella también me saluda amablemente. — Buenos días Emilia, Jeremy me dejó estos papeles, revísalos y anda a su oficina. — me sorprende como le dice ‘’Jeremy’’, debe trabajar acá hace mucho. — Muchas gracias, ya mismo empiezo — agarro los papeles, me pongo a trabajar y al terminar me dirijo a la oficina de Jeremías. — Knock Knock — golpeo la puerta. — ¡Pasa! — entro, este hombre siempre está trabajando. Está en una llamada por el teléfono fijo mientras contesta mensajes con su celular. Al instante que entro corta la llamada, se para y me señala a donde ir. — Por acá, vamos a esta parte que es más cómodo para trabajar— tiene un traje azul oscuro muy moderno, no usa corbata, la camisa tiene los 2 primeros botones desabrochados, ¡qué lindo es! Realmente muy apuesto y con un porte digno de admirar. — Bueno, ya revisé todo así que podemos empezar a trabajar agilizando las cosas. – le respondo, mientras me siento en un escritorio casi vacío que estaba en la parte contigua a su oficina, o sea, dentro de su oficina hay una mini oficina. — Esta va a ser tu oficina de ahora en adelante, quiero que sea más fácil para mí trabajar desde acá, así no pierdo tiempo— ¡Wow, sí que tiene mucho trabajo! — Perfecto, no es problema para mí— comienzo a hablarle de todo el tema, él se apoya sobre el escritorio a mi lado, para leer los papeles conmigo. En un momento está tan cerca que siento su perfume. Mierda, huele bien hasta su aliento, ¿hace cuánto no sentía atracción por alguien? ¡Qué tonta soy, con simples boludeces me siento atraída por mi jefe, muy mal! Terminamos de ver unas cosas, me saco el blazer y voy a buscar un vaso con agua, a este punto estoy sudada y siento calor a pesar que hay aire acondicionado. Son los nervios y bueno… la tensión, está fuerte la cosa, lanzo una risa porque me da gracia lo tonta que estoy. Sirvo un vaso con agua, camino hacia la oficina y justo cuando estoy por entrar, Jeremías sale sin mirar, me choca con la puerta, derramando todo el líquido sobre mi blusa. — ¡Auch! — él ni lo nota, sigue en la llamada y sale, ¡qué cretino! En la oficina quiero secar mi blusa pero está empapada, entonces; cierro la puerta y me la quito para ponerla cerca de la ventilación de aire acondicionado unos minutos, se va a secar aunque sea un poco y no se me va a pegar tanto al cuerpo. Imagínense la situación, parada sobre una silla, sin blusa, en puntas de pie, estirando la remera para que la ventilación de aire la seque, muy ridículo y en mi primer día. —¡Disculpa! Hmm, hmm— escucho que alguien se aclara la voz. Automáticamente caigo y siento unos fuertes brazos que me agarran, me quedo mirando la cara de Jeremías un rato, después atino a cubrirme con mis manos y la blusa, poniéndome roja como un tomate. — Perdón, essss... Queeee... Me mojé, quería secar mi blusa, perdón — entre tartamudeos y aceleramiento no sé dónde meterme, me quiero morir, me mira fijamente de arriba abajo, me siento muy avergonzada. — No creí que te gustara el exhibicionismo…— dice con una sonrisa pícara, con una mano en el bolsillo y otra en el mentón apoyándose sobre el escritorio. — ¡¡No es mi culpa!!— exclamo. — Ahh ¿es mía? — refuta frunciendo el ceño. — ¡Sí!— digo sin pensar, estoy tan avergonzada y en realidad es su culpa. —¿Perdón?— se acerca a mí con cara seria, me mira el pecho que cubro inútilmente con mi blusa aún mojada. — Sí, estaba entrando con un vaso de agua y ni siquiera me viste, abriste la puerta en mi cara y volqué toda el agua en mi blusa, ni notaste que estaba, tampoco te disculpaste, ¡qué modales!— estallo, no tengo porqué sentirme culpable, él me empujó, es un cretino. — La próxima… —se acerca y pone su mano sobre mi bretel del corpiño y lo estira— mira donde caminas, ¿dale? — mientras suelta el bretel haciéndolo sonar sobre mi piel. ¡¿Qué?! Es un estúpido, no puedo creer lo que acaba de hacer, es una falta de respeto, quiero llorar de la impotencia. Él está dándose vuelta para irse cuando yo quiero apresurar el paso para agarrarle el brazo, porque esto… ¡No va a quedar así! Estoy furiosa, olvido la blusa que sostenía, la suelto y cuando estoy acercándome a él, tropiezo con la blusa que acababa de dejar caer, él se da vuelta para ver qué pasó y caigo encima suyo, ¡Esto no me puede estar pasando! — Bueno, bueno… No creí que fueras tan directa — me toca la cintura que está descubierta porque estoy en corpiño, la puta madre, ¿Por qué me pasa esto a mí? Este tipo es un descarado. — ¡Soltame! — me muevo un poco pero eso solo hace que mi cuerpo se refriegue con el suyo así que me detengo. — Sos linda, no voy a mentirte, pero en la oficina me da cosa — se ríe descaradamente mientras me tiene agarrada y estamos en el suelo, yo me pongo más roja aún — Sé que soy irresistible, pero al menos tendríamos que conocernos antes de ponerte así conmigo, ¿No te parece? — estoy muriendo de vergüenza; me suelto de su agarre, me paro y me pongo la blusa lo más rápido que puedo. Él se para sacudiendo su ropa y se ríe bastante, se queda mirándome con una sonrisa divertida. —¡Malinterpretaste todo! Yo solo trataba de secar mi camisa y vos te tomaste todo para otro lado, no tenías derecho a hacerme esto— estoy muy enojada así que le digo lo que estoy pensando — No me gusta este tipo de juegos, no me parece divertido. — vuelvo a decir mientras veo su cara divertida — Ayy, Emilia... Emilia – dice en tono burlón— Cuando entraste a trabajar, pensé que ibas a ser muy aburrida pero me doy cuenta que sos todo lo contrario, creo que esto va a ser muy entretenido, hace mucho no me divertía en el trabajo. — sale riéndose y antes de terminar de salir se gira — Deberías usar ropa más juvenil, tenés un lindo cuerpo; es un desperdicio.— Lanza una risa y sale como si nada. Me quedo atónita con toda la situación, esto es imposible, ¿A mí me pasa esto?, lejos de sentirme halagada, me siento avergonzada, trabajar acá va a ser más difícil de lo que creí y más después de esto. ..... Llego a casa, todavía estoy esperando mi equipaje que no llega, no sé qué pasó, pero esto me pone nerviosa. Todos mis trajes de trabajo están ahí, solo traje 2 mudas de ropa en la valija chica, el resto estaba en la valija grande. Sin duda este lugar no me trae suerte en absoluto, llamo a la recepción de hotel y dicen que mi valija se extravió y está en otro país, que van a hacer lo posible para que llegue en unos días, ¿unos días? ¿Qué me voy a poner mañana? Mis 2 trajes están sucios y no tengo más que un pijama, y bueno, no traje mucho dinero, no quería condicionar a mis padres, aunque están bien económicamente quería ser independiente, así que solo acepté lo necesario para pagar el hotel por 1 mes y mis gastos esenciales, hasta cobrar mi sueldo. Tengo una pequeña reserva que no quería gastar específicamente en ropa y sin contar que es difícil comprar ropa y zapatos para todo el mes, o por lo menos ropa que a mí me guste. Son las 7 pm, me voy a un shopping que está cerca del hotel acá en Palermo y empiezo a buscar ropa. Los precios para lo que tengo, son altos, hay algunas tiendas que tienen precios a los que podría acceder y comprar varios outfits para el trabajo, pero debo ser sincera… no son totalmente mi estilo, ropa muy juvenil. En ese momento recuerdo lo que dijo Jeremías y me sonrojo, maldito pervertido, no quiero complacer sus estupideces, pero no tengo otra opción. Saco cuentas, en casa hay 2 blazer que puedo combinar con otras prendas, 2 pares de zapatos. Compré 2 blazer más, algunos jeans, blusas bastante modernas y juveniles, traté que sean lo más conservadoras posible pero fue difícil, algunos vestidos y faldas, no son para nada mi estilo; pero, ¿qué puedo hacer? es lo que podía costear en esta situación. También zapatos y bueno, aunque disconforme, salgo del shopping con muchas bolsas, la gente me mira raro, nadie creería que estoy realmente armando mi vestidor mensual, deben creer que soy una compradora compulsiva, voy caminando perdida en mis pensamientos cuando choco contra algo fuerte, se me caen todas las bolsas. — ¡Mierda!— me agacho a levantar las bolsas cuando me doy cuenta, que también se me cayó la bolsa con ropa interior, en el momento que la voy a recoger, la mano de la persona con la que choqué lo agarra —Mil disculpas, estaba distraída.— digo ante la vergüenza. — Demasiado conservador, no es mi estilo, ¡qué decepción!— levanto la vista. — ¿¡Es broma!?— digo con cara seria. Jeremías me está mirando con cara divertida, con el corpiño en la mano, se lo saco y lo guardo rápidamente, sigo caminando como si no estuviera ahí. — No pensé que me ibas a tomar tan literal, que salís corriendo a comprarte ropa para mí — dice el sinvergüenza mientras me estoy alejando, me paro en el lugar y doy vuelta enojada. — ¡No te creas tanto! Y no tengo que darte explicaciones de mis cosas personales — doy vuelta y me voy. —¡Nos vemos mañana, Linda!—dice. ¡Qué descarado este tipo! No puedo creerlo, en mi vida me había sentido tan avergonzada, me duele el estómago de los nervios que me da, ¡lo odio! Estoy realmente alterada, pero también tengo una sensación rara, me fui y terminé la conversación pero una parte de mí quería quedarse, ¡qué tonta soy! Ring, ring, suena mi teléfono y atiendo. — ¡Buenas, buenas!— no puedo creerlo, ¿Qué hace Liza llamando con un número de Buenos Aires? — ¿Dónde estás?— pregunto. — Acá, en tu hotel esperando, nena — se ríe. — No puedo creer que viniste para acá, ¿Estás loca?— Liza es mi mejor amiga, es Argentina pero vive desde los 11 años en Australia y bueno, nos conocimos allá, desde ahí somos inseparables; es lo que más extraño de allá, su amistad, nuestras charlas, ella me entiende. — Tenía unas vacaciones pendientes y decidí venir a verte, aparte; visito a mis tíos y abuelos de paso— estoy tan emocionada, es justo lo que estaba necesitando hoy. — Amiguis, te juro que te estoy necesitando mucho. — le digo — En 10 minutos estoy en el hotel, espérame. Llego al hotel, la hago pasar a mi habitación que es bastante amplia como para que nos quedemos las 2, nos acomodamos y le cuento todo con detalles, se empieza a reír a carcajadas. — ¡Te gusta, te gusta! — dice la muy descarada, quiero meter la cabeza bajo la tierra, ella debería estar de mi lado. —¿Sos mi amiga o mi enemiga? — la miro y ella solo me hace burla, me conoce más que nadie y debo confesar que no está tan errada. Desde que vi a Jeremías, me sentí muy atraída, claramente no esperaba que fuera un desvergonzado. — ¡Muero muerta, te encanta, boluda! — Me mira pensativa y me delato sola, amo que Liza habla con una jerga argentina innata, a pesar de que vive en otro continente hace más tiempo que yo, sin embargo; a mi me cuesta más, no sé por qué. — ¡Cállate! Es un atrevido, ¿Viste lo que me dice y hace?— la miro y ella no deja de levantar las cejas, esta piba es terrible, no se puede con ella… me conoce demasiado. — Te conozco, Emi. Te encanta el tipo y me pone contenta, en un momento creí que nunca más te ibas a fijar en hombres, qué tristeza, pero me parece que encontramos a el ganador que va a despertar a esta puritana— se empieza a reír a carcajadas y yo la sigo, estamos hasta tarde hablando de todo un poco, me siento contenta y tranquila hasta que nos dormimos. Beep...Beep ... Beeeeeeep!! La alarma, la puta madre, me quedé dormida, son las 7 am, me levanto a toda velocidad, agarro un vestido de los que compré, un blazer y salgo. Llego a la oficina puntual, gracias al cielo; pero tengo un calor que me muero. Estamos llegando a verano y yo traje un blazer, pero no quiero sacármelo, el vestido es muy al cuerpo y no me siento cómoda, de la cintura para abajo se marca todo. Entro a la oficina, me pongo a trabajar y pasa más de 1 hora, hasta que Jeremías entra a su parte de la oficina, hace unas cosas y después siento que se acerca y se pone atrás de mi silla, se inclina poniendo las manos sobre el escritorio una en cada lado y puedo sentir su aliento en mi oreja. — ¡Me encanta lo que te pusiste para mí hoy! — dice en voz baja, después mete su mano en la parte de atrás del vestido, acerca su boca y justo cuando estoy por darme vuelta a enfrentarlo, escucho un Crick y veo que me muestra la etiqueta que acaba de sacar con sus dientes, me la deja en el escritorio — Ahora si estás perfecta… Te dejo trabajar tranquila. Se va y me quedo con una sensación extraña, ¿incómoda? no sé, se me revuelve el estómago, pero no de mala manera, como nervios u otra cosa, la verdad no puedo explicar cómo me siento, solo estoy rígida en mi asiento y todo el día pensativa.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD