Capitulo 3: Mi dulce venganza

1765 Words
JEREMIAS Llego a la oficina a las 9 am, ya que tuve una reunión antes, la veo ahí sentada en su escritorio, hace como 30 grados, y el aire no está tan fuerte, sin embargo está con un blazer puesto. Me da curiosidad pero dejo pasar un rato, mas o menos 1 hora y me acerco a la oficina de Emilia, tengo tantas cosas en mi cabeza cuando la veo, pero lo primero que noto es el vestido ajustado que trae y se me iluminan los ojos, quiero reírme, pero primero pienso en alguna maldad para hacerle. Me acerco y puedo notar que lleva la etiqueta del vestido, seguro es algo de lo que compró ayer y olvidó quitarla. Decido hacer mi jugada y apoyo mis manos sobre el escritorio una en cada lado de ella, parado detrás de su espalda, me acerco a su oído, la puedo sentir muy tensa y que su corazón se acelera, ¡Ay, se hace la inocente! Jaa... no me voy a apiadar de ella, no importa lo que haga. —¡Me encanta lo que te pusiste para mí hoy! — no me contesta, pero noto que su respiración se acelera, espero que mis encantos aún funcionen porque no voy a parar hasta volverla loca, me acerco a su espalda, meto la mano para exponer la etiqueta y con mis dientes se la quito. Quiero reír de lo tensa que se pone ¡Ni que nunca la hubieran tocado! No me va a engañar con sus mentiras, porque yo sé lo qué es. — Ahora si, estás perfecta… Te dejo trabajar tranquila. Salgo de la oficina súper divertido, me revienta que se haga la santa, ¡Emilia Juárez… te conozco, más de lo que vos crees! Dudo que de los 18 años a ahora se haya vuelto una santa, si ya en ese entonces no lo era. Me quedo pensando próximas jugadas para mi venganza. Nunca pensé que tomar el apellido de mi mamá y manejarme con mi segundo nombre sería tan favorable en algún momento. Julián Jeremías Marconi Gales, es mi nombre completo, pero cuando mi padre quiso matar a mi madre para quitarle la pequeña empresa que ella estaba creando, decidí comenzar a llamarme "Jeremías Gales". Desafortunadamente, mi madre enfermó mucho y tuve que hacerme cargo de la empresa, con solo 22 años, bueno… Ya van 2 años y creo que no lo hago tan mal. Soy un buen tipo; no me juzguen, lo que le estoy haciendo a Emilia, es solo un poco de su propia medicina. Cuando me engañó a los 18 años, la odié mucho, pero mucho, no soporto la traición y menos la falsedad. Ella se mostraba tan pura, siempre me decía que no estaba lista y que era el primer chico al que había besado, que no podía besar a alguien que no amara, pero besó a Marcos ¡Zorra! Desde ese día, juré que la iba a odiar para siempre. En el momento en que entró a la oficina el día de la entrevista, con su cabello castaño ondulado, por debajo del hombro, sus ojos verdes y esa figura, no la reconocí… hasta pensé que era atractiva, pero cuando leí su nombre en los papeles, un sentimiento de odio recorrió mi cuerpo, pensé en echarla sin contratarla, pero después pensé en hacerle la entrevista extremadamente difícil, sin embargo la maldita parece ser muy inteligente, respondió todo bien. No sé si me molestó más verla o que ella me hablara en el ascensor el día siguiente y no me reconociera. Conclusión, estaba pensando cómo vengarme, cuando realmente se me regaló, entré y la vi en corpiño, no voy a negar que me gustó, tiene lindo cuerpo, nunca la había visto demasiado, igual supongo que también cambió con los años. No sé si lo hizo a propósito o si realmente estaba secando su blusa, encima me echa la culpa a mí, ¡Ay, Emi… Emi! No sabes lo que te espera. Me pareció súper divertido jugar con ella y para colmo, la encuentro en el shopping, con más oportunidades de jugar, esto me está encantando. Y bueno, mi última jugada fue la etiqueta del vestido, de pensarlo ¡Me muero de risa! Ya estoy pensando qué hacer mañana, la voy a volver loca, hasta que se enamore de mí, tanto que quiera ser mía y después de eso… la voy a engañar, frente a sus ojos como me lo hizo a mí. ¡Ay, qué bien me siento! rio para mí y me voy de la empresa a mi casa. .... Son las 10 pm y no puedo pegar un ojo, me siento raro, no dejo de pensar en el perfume de Emilia y lo lindo que le quedaba ese vestido. Quedé con ganas de verla sin el blazer, sacudo mi cabeza y dejo de pensar boludeces, recuerdo cuál es mi objetivo. Pero ya es tarde y parece que pensé demasiado y ahora tengo una erección. — ¡Mierda! — bueno, supongo que es normal pensar en una mujer y que esto pase, no es nada personal. Doy vuelta en mi cama y me quedo dormido. Al despertar aclaro mis pensamientos y decido cambiar de estrategia, creí que lo mejor era ser descarado pero y ¿si no?, Yo sé como ser encantador, por ahí, por las buenas consigo más cosas, pero de todos modos no voy a dejar de ser un poquito descarado, me rio y sigo con mis cosas, preparándome para ir a trabajar. ..... Llegando a la oficina, la veo entrar, tiene un vestido muy parecido al de ayer, con un blazer de otro color, esta mujer es rara, está roja como un tomate, porque adentro con aire y todo; el calor es insoportable, pero sigue con su blazer. Subo al ascensor detrás de ella y noto que se pone nerviosa, así que tiro mi jugada. — Emilia, quería disculparme por mi comportamiento de estos días — miento descaradamente porque me encantó lo que hice, noto que su rostro cambia — Te disculpo, no sé las razones de tu comportamiento, pero este es mi lugar de trabajo, no quiero que me malinterpretes — veo que sigue tensa y acelerada. — Tampoco quiero que me malinterpretes, en serio, me siento atraído por vos, pero creo que no fue la forma de acercarme, me puse idiota, porque cada vez que te veo me siento raro — como dije, no dejaré de ser descarado — Pero quiero que tengamos un ambiente tranquilo para trabajar, ya habrá tiempo de conocerte, si me dejas — noto que se sonroja, le gusta, lo sabía. No puedo creer que sea la misma de hace 6 años, actúa como una niña. — Gracias, Jeremías. Me siento halagada y no tengo dudas que podremos llevarnos muy bien — Sonríe, la maldita es hermosa, pero no caeré en sus redes… Salimos del ascensor, poniéndonos a trabajar cada uno por su lado. La veo en la oficina de reojo, se saca el blazer mirando que nadie la vea, en serio, ¿Es tan conservadora? Eso no lo creo y en cuanto escucha que me levanto se lo pone de nuevo, tiene calor, así que hago una maldad. Apago el aire y guardo el control en mi cajón del escritorio, me quito el saco, remango la camisa para estar más fresco y me voy a su parte de la oficina. Me pongo a revisar papeles con ella y después me quedo ahí haciendo unas cosas. — ¿Te molesta si me quedo acá? — le digo y noto como una gota de sudor rueda por su frente y su cuello. — No, para nada, me parece perfecto. — veo en su cara que está muriendo del calor. Saco un pañuelo descartable del cajón y se lo doy. — ¿Te sentís bien? — la miro y hace un gesto afirmativo — Creí que tenías frio, ya que tenías el blazer puesto, con el aire prendido. — Sí, tenía un poco de frío, gracias.— mentirosa, se está muriendo de calor. — Sácate el blazer— le digo y la miro fijo — te podés descomponer si estás transpirando así, el aire se va a encender en un rato, están arreglando el control — miento para convencerla. — No pasa nada, puedo esperar— yo sé que no da más del calor. — Es una orden, soy tu jefe, ¿No?, Después no quiero quejas, que te descompongas por ahí — me mira y se para para quitárselo, cuando se lo quita, creo que me queda la boca abierta, no es nada del otro mundo pero no sé por qué me siento así. El vestido en la espalda es abierto y la parte de adelante es para usarse sin tiras de corpiño, le queda al cuerpo. Realmente resalta su belleza, tanta vergüenza le daba mostrar su cuerpo, no es que sea ¡wow, qué cuerpo! Pero lo necesario para seducir a cualquiera. Noto que le queda tan pegado que se esculpe perfecto la forma de su corpiño, era obvio, no se iba a animar a usarlo, solo me río y sigo haciendo mis cosas. Pasamos 30 minutos trabajando, los cuales cada 5 no puedo evitar mirarla, es muy linda esta mujer, ya recuerdo porque me enamoré de ella antes, es adictiva. Cada vez que la miro noto que ella se sonroja, debe notar que la estoy viendo, esto no me gusta nada, pero después pienso que es parte del juego; así que me dejo llevar. Me levanto, voy a mi oficina y vuelo a prender el aire. Después de un rato, me acerco a la oficina de Emilia y la veo trabajar, tan concentrada. Pongo una silla al lado de ella y trabajo mientras la miro de reojo; ella lo nota, en un momento me mira, justo cuando la estoy mirando y nos quedamos congelados, bajo los papeles, me acerco solo un poco. — Te juro que muero por besarte… — No sé por qué dije eso, pero miro su cara sonrojada —¿Estaría mal? — pregunto, ya que ella no dice nada. — Emm... No... Sé — la miro y estoy acercándome a ella de a poco, noto su respiración, como va cerrando los ojos y justo suena su teléfono. — ¡Qué lástima! — digo y me levanto para irme, lo único que hago es acariciarle los labios con mi pulgar, la veo paralizada y luego atiende su teléfono. Me quedo con una sensación extraña, realmente sentí un calor tremendo en el cuerpo. Esto no está saliendo como pensé.
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