Desde que Caridad, llegó a la Fundación, no había hecho otra cosa que trabajar, y, trabajar en todo lo que tenía pautado en su agenda para ese día y en algunos “Asuntitos Alegría”, como ella misma los llamaba, que salieron espontáneamente y que, por ende, los cubría, así, le tocara salir más tarde de su horario habitual. Este tipo de cosas, le encantaba, pues, hacían que se sintiera plena, mientras daba lo mejor de sí, para con el prójimo y para con, los niños, que tan feliz, la hacían.
Entre otras cosas, ésta, era la mejor manera, para drenar lo que la estuviese molestando en su vida, para distraerse; si tenía algún tipo de problema al que no le hallara algún tipo de solución directa e incluso para no pensar, en cosas, que no sabía si estaba bien o no, sentir. En éste caso, me refiero a ese muchacho, al apuesto policía que la atendió, esa mañana, cuando fue atacada por un hombre, al que jamás había visto en la vida y por el que sintió temor, al tenerlo cerca y a su vez, pesar, por lo que aparentaba ser o parecer.
Estando en su oficina, buscando unos documentos, que debía enviar para la Oficina Central de Gobierno, se sentó a pensar en cómo la vida le había premiado al formar parte de esta fundación, donde siempre se le brinda una mano amiga, al más necesitado, sea por salud o la falta de ella, por la educación o por el bienestar de las comunidades para las que trabajaba.
- ¡Dios mío!, cada día te agradezco tanto, este hermoso regalo, de pertenecer a esta fundación, de conocer personas maravillosas, que, como yo, tienen la convicción, que éstas personas, deben tener una vida saludable y feliz, en la medida de lo posible, sin importar, el sueldo mínimo, que nos ofrece el Gobierno, por nuestra labor. Mi mejor pago, siempre será, una sonrisa, una sincera sonrisa.
De pronto, suena el teléfono, de su oficina; era una colaboradora, Liliana, quien iba tres veces a la semana, para cumplir con una labor social, que le exigían, en su Casa de Estudios Superiores, y, que, a su vez, la ayudaba, en diversos temas relacionados con la fundación, como conseguir patrocinadores para todos los servicios que allí, ofrecían:
- Buenos días, habla Caridad, ¿en qué puedo ayudarle?
- Buenos días, Caridad, habla Liliana, ¿cómo estás?
- ¡Oh, Liliana!, ¡Qué alegría escucharte!, estoy muy bien, gracias a Dios. Tú, ¿Cómo estás?, ¿Vendrás hoy a la fundación?
- Sí, Caridad, estoy muy bien y muy contenta, pues te tengo una buena noticia.
- ¡Ah, sí!, y ¿Qué será?
- Ummm, mejor te la digo al llegar, éste tipo de noticias, no son para darlas por ésta vía.
- ¿Quieres decir que me estás llamando para emocionarme y dejarme colgada?, no se vale Lili.
- Pues, sé que no estoy jugando limpio, pero, de verdad, es mejor decirlo en persona, pues, quiero ver tu cara, al recibirla.
- Y ¿por dónde vienes?, ¿Estás ya por llegar?
- Sí, de hecho, estoy en la puerta de entrada del edificio, voy subiendo.
- Aquí te espero, muero de la curiosidad, por saber, qué noticias me traes.
- De acuerdo, espérame con una tacita de café, descafeinado que llevo las galletitas de coco y pasas, que tanto nos gustan.
- Eso quiere decir, que ¿hay algo para celebrar?
- No sé, espera que llegue, tomaré el ascensor. Hablamos arriba.
La colaboradora y Caridad, cuelgan al mismo tiempo. Mientras Liliana, va subiendo en el ascensor, la otra, va sirviendo el café, colocándole el azúcar y pensando en esa buena noticia, que recibiría, tal vez, de ese modo, podría iluminar su día, más de lo que pudo imaginarse, al llegar allí, luego de los inconvenientes, que tuvo camino a su segundo hogar, la fundación.
En ese ínterin, entra Magdalena, su asistente, a la oficina, haciendo un breve toc – toc en la puerta:
- Buenaaaaaasss, permiso, señorita Caridad, ¿interrumpo?
- Buen día, Magda, no, nunca interrumpes.
- Pasaba por aquí, para recordarle, que tenemos una visita pendiente, en unos cuarenta minutos, al área de hospitalización infantil, del “Hospital Center of London”.
- Sí, Magdalena, estoy pendiente de eso, por ahora, espero a Liliana que viene con buenas noticias, luego de conversar con ella, termino de arreglar unos documentos para que, por favor, se los entregues al mensajero y así, hacerlos llegar en la brevedad posible a la Oficina Central de Gobierno. Nos urge, respuestas de su parte.
- Está bien, señorita Caridad, lo iré llamando para que esté aquí puntual, usted sabe que, en ésta ciudad, hay tráfico hasta caminando (Risas).
- Gracias, Magda, ¿Qué haría yo sin ti?
- Creo que extrañarme. Dice, la asistente, nuevamente entre risas.
- Ah, pero tú estás muy contenta hoy ¿no?, ¿Alguna razón en especial?
- Ummm, quizás ¿porque el amor ha tocado a mi puerta?
- ¿Lo dices en serio?, has de contármelo todo, me gusta verte sonreír. Le dice, Caridad, de manera cómplice.
- Por supuesto que sí, en cualquier momentito libre, te cuento. Exclama, Magdalena, mientras viene entrando Liliana.
- Llegó por quien llorabas, Cari, Cari. Hola Magdita, buenos días. Exclama Liliana y a su vez, saluda.
- Será a quien esperaba con ansias. (Risas). Acota Caridad, muy alegre.
- Buenos días, señorita Liliana, siempre es un placer tenerla por aquí.
- Lo sé, lo sé y me alegra muchísimo, no se imaginan cuánto. Comenta Liliana.
- Bueno, yo las dejo para que conversen. Nos vemos en un rato. Se despide, Magdalena, cerrando la puerta.
- Ven, Liliana, deja tus cosas por aquí y siéntate, aquí tienes el café, listo y aún calientito.
- Gracias por tanta atención, aquí están las galletitas. Como sé que te encantan y que acabas rápidamente con ellas, le dejé una cajita a Magdalena, en la recepción. De otra manera, no llegarían a ser compartidas (Risas).
- Muy bien pensado, no he desayunado como tal y me caen de perla.
- Bien, vamos al grano, que esos ojitos brillan, pero de la curiosidad desmedida por saber lo que pasó en mi reunión de ésta mañana.
- Síii, por favor, ya cuéntame.
- ¿Recuerdas, nuestra conversación, de la semana pasada, cuando coincidimos en la panadería de Doña Federica?
- Sí, claro, ¿acerca de conseguir un patrocinador para aperturar, la otra ala del edificio con salas para rehabilitación de personas con problemas del alcohol y estupefacientes, así como también, para ayudar a las mujeres, que han sufrido en mano de sus parejas sentimentales?
- Exactamente, querida Cari, a eso me refería.
- ¿Y qué pasó?, ¿Lograste conversar con los involucrados?
- Sí, estuve hasta hace unos minutos, reunida con la Junta Directiva de Pacific Bancking England, y, ¿adivina qué?
- ¿Qué?, Cuéntame por favor, que desde que me llamaste, me tienes en ascuas.
- No te vayas a desmayar, mejor, siéntate.
- Ya déjate de rodeos, termina de decirme, ¿qué paso?
- Pues nada más y nada menos que, ¡¡Nos van a patrocinar!! y no solo eso, sino que nos van a colaborar, con un galpón, que tienen en desuso, y que pusieron a la orden para amplificar, el proyecto.
- ¿De verdad?, ¿hasta nos donarán un espacio para ampliar la fundación?
- Tal y como lo oyes, mi querida Cari, te voy a contar todo con lujos y detalles, escúchame bien, los ejecutivos de la junta directiva, me hicieron varias preguntas acerca de la misión y la visión de nuestra fundación y por supuesto, también, acerca del proyecto en proceso, del ala para los que tienen problemas de adicción a la bebida etílica y a los estupefacientes, así como a la ayuda que se les brindaría a las féminas maltratadas por sus parejas sentimentales, desde novios, hasta esposos, maridos e incluso amantes o en su defecto, amigos con derecho y de igual forma, a las que han sido acosadas o abusadas por la fuerza masculina.
- Y ¿qué les dijiste?
- Pues que nuestra misión como fundación, por ejemplo, en el área de la educación, es que estamos convencidos, que sólo a través de ella, promovemos el desarrollo de las personas a las que nos dirigimos y trabajamos en pro de generar, nuevas oportunidades. Además, garantizamos el acceso a la educación focalizando nuestros proyectos en otros ámbitos necesarios, como es la construcción y mantenimiento de infraestructuras sociales, sanitarias, seguridad alimentaria, seguridad en la integridad de la mujer y apoyo a las personas en diversas adicciones.
- ¡Wow!, me parece muy completo y cuando le hablaste de nuestra misión, ¿Qué le dijiste?
- Bueno, que queremos ser una organización reconocida por el impacto de nuestras acciones en el bienestar y el desarrollo de las comunidades, que forman parte de nuestra labor, así como por nuestra integridad y profesionalidad en el modo de actuar. Luego les hablé acerca de nuestros valores como organización, explicándoles que son: Solidaridad, Compromiso, Excelencia, Participación, Unidad y Transparencia.
- Y ¿explicaste cada uno de nuestros valores?
- Claro que sí, Cari, les dije que, como solidaridad, construimos un enfoque de desarrollo basado en los Derechos Humanos, orientado a su cumplimiento, erradicando, la desigualdad en las comunidades con las que laboramos.
Respecto al compromiso, actuamos comprometidas en el cumplimiento de nuestra misión y visión y con la integridad, como principio fundamental de nuestras acciones. Por la Excelencia, aseguramos la consecución de nuestros objetivos y buscamos el mayor impacto de nuestras acciones a través de la calidad, la continuidad en la mejora de los procedimientos y la optimización de nuestras capacidades y recursos. A nivel participativo, fomentamos los principios democráticos y de participación, como medios necesarios para la transformación social y personal y como fin inherente al desarrollo. En la Unidad, nosotras, creemos en que el trabajo, es mucho más eficiente si se realiza en equipo y con la colaboración con otras organizaciones e instituciones de manera que podamos potenciar sinergias y mejoras en el rendimiento de nuestra labor. Y para finalizar, creemos en la transparencia, pues basamos nuestra labor en la honestidad, la mutua responsabilidad y todo el acceso a la información, como pilares fundamentales de una rendición de cuentas a nivel social y económico ante nuestros socios, colaboradores, donantes, beneficiarios y ante la sociedad en general.
- ¿Qué te parece?, Di, la información tal y como lo habíamos conversado en otras oportunidades.
- Perfecto, Liliana, tal y como es, de no haber sido así, no habríamos conseguido, el patrocinio de esta empresa tan importante del país. Te felicito, has alcanzado un gran logro para la fundación y nuestra labor. Te agradezco infinitamente, es una bendición, tenerte aquí.
- Gracias a ti, Caridad, por confiar en mí.
- Hacemos un buen equipo, sé que llegaremos muy lejos, trabajando de esta manera.
De repente, entra Magdalena, para avisarle a Caridad que ya es hora de salir a visitar a los niños del “Hospital Center of London”, a quien le dieron la buena nueva, y, quien se alegró mucho por esa colaboración que tanto tiempo habían esperado. Luego de ello, Caridad, toma sus cosas, entrega los documentos que estaban pendientes por enviar a la Oficina Central de Gobierno, se los entrega a Magdalena, para que el mensajero, que ya había llegado allí y que las esperaba en recepción, los llevara. Salieron las tres de la oficina. Cari, comiéndose, aún, las galletitas de coco y pasas, Liliana, camino a realizar sus labores dentro de la institución y Magdalena, a acompañar a Caridad, a llevar sonrisas al hospital, tarea que realizaban juntas, a veces, disfrazándose de payasitas, otras veces haciendo obras de títeres o de teatro, con otros colaboradores que era felices, haciendo sonreír a infinidad de niños que pasan por situaciones difíciles de vida y salud.
Para Caridad, su vocación es más que una labor para con la comunidad; es la mejor manera de ser feliz y sonreírle a la vida, aún con los altibajos o las creencias diversas de las personas que le rodean, tiene la convicción que “Entre sonrisas, se vive mucho mejor”.