Fortaleza De Medichi: Eliot esperaba paciente sentado en un sillón harapiento, mientras observaba el deplorable estado en el que se encontraba aquel lugar. Desde su perspectiva, era un milagro que los alimentos no se hubieran venido abajo, puesto que las paredes estaban repletas de humedad. Aquel chico de mirada risueña se encontraba divagando sobre echar aquel lugar abajo y crear un agradable parque, cuando un bajo quejido fue arrancado de la garganta de su hermano. Como acto reflejo, la mirada esmeralda del apuesto joven, se disparó como flecha hacia él, quien se encontraba incorporándose dificultosamente de su sitio en el suelo. Eliot no lo había movido ni un solo centímetro de la posición en que había caído desmayado; simplemente se limitó a llevar un sillón a la habitación y agua

