01

2108 Words
Bajo del auto de mis padres, con Ariana detrás de mí. La nueva casa a mis ojos, me hace extrañar la antigua de mi abuela. Suelto aire retenido, y inspecciono a mi al rededor. Las casas son iguales; blancas de dos plantas, con porche y patio trasero con la piscina tamaño medio. Un mini jardín delante y ya está.  La casa no está nada mal, lo que si está mal es comenzar de nuevo. Instituto nuevo, personas desconocidas... vecinos desconocidos. ¡Mira, qué divertido! No, para nada.   Sin duda al menos tendría a mi mejor amiga la vodka, porque la necesitaría urgentemente en la noche. Sin prisa, me aproximo  a la puerta la cual está abierta, pero antes me detengo al escuchar un ladrido de perro, y volteo a la casa de mi derecha. Hay un hombre de espaldas con una camisa blanca pegada, la cual desde mi vista se le ve el cuerpo muy bien definido.  Suelto un silbido para mí misma. Olvido al hombre, y me adentro a mi nueva casa. La cuál no le pondría nombre hogar, porque es todo, menos aquello. El estilo es vintage al Moderno, nada mal en realidad. Tiene un sofá de cuero n***o en L, y una pantalla plana larga. Justo lo que necesitaba para mis noches de Netflix.  El grito de mi hermana llega hasta mis oídos, y sé que el grito lo pegó al ver la piscina de atrás. Pues, nunca tuvimos una, y al tener una ahorita la hacía era más que feliz. Subí las escaleras, ignorando los gritos repentinos de mi madre Claudia llamándome, no me sentía de unos ánimos tremendos para compartir en "familia". Sí, entre comillas.  Revisé cada cuarto —había un total de seis, más un baño—,  hasta topar con el último. Éste tenía balcón, y un baño dentro. También tenía una pantalla plana, una cama Kingsize y todo lo necesario para mí. No dudé en sacar de mi maleta —que si la traía en mano—, un pequeño cartel que decía,  NO ENTRES, LÁRGATE.  AISHA.  Estaba lo suficientemente segura que Ariana no le haría caso a mi advertencia, por lo que no me importaba. Mi hermana y yo nos llevábamos bien, éramos amigas y cómplices. Siempre que peleamos lo resolvemos comiendo helado o brindando algo estúpido con vodka. Si de algo éramos fans, era del vodka.  Dejé las maletas a un lado de la cama, y empecé a sacar ropa por ropa para meterla en el gigantesco armario.  —¡No puede ser! —se abre la puerta de mi habitación, y entra Ariana mirando todo con la boca abierta y con una expresión indignada—. Te agarraste la mejor habitación. Y con balcón y todo, eh.  Reí ante lo último, y luego encogí un sólo hombro. Mi hermana a mi lado, empezó a ayudarme a meter mi ropero dentro del armario, para que terminara rápido.  —Esperaré no escuchar gritos en la noche—solté, y el rostro de Ariana se puso totalmente rígido, serio igual al de una tabla.  Lo siento, pensé.  —Sí... —encoje sus hombros despreocupada, pero sé que esos gritos le duelen más a ella que a mí.  —Aria, no tenemos culpa de tener una madre tan malévola y agria—tomé sus hombros sobándolos, para tranquilizarla.  Nuestra madre, era una arpía sin corazón. Quería dársela de perfecta, sin errores y más. Con nosotras siempre fue estrictas queriendo que fuéramos igual de perfectas que ella, pero no. No queríamos ser alguien tan frío, malévolo, frígido y quién sabe qué cuántas cosas más.  Lo que pasa es que, papá le pidió el divorcio y ella enloqueció. Prácticamente lo está chantajeando con cosas qué no sé, y cada vez que nos sentamos a comer en la mesa, salen terminando peleándose a los gritos, y quién sabe si a golpes, porque ya en ese momento Ariana y yo desaparecemos de ahí.  Mi papá es un amor.  Mi madre alguien sin corazón. Que no le importa los demás. le importa nada más y nada menos que su propio bienestar. Ella es egoísta. Ignorante.  Todavía no puedo creer cómo mi padre, pudo haber soportado a alguien tan cruel cómo ella. Tal vez nunca la amó. Quién sabe. Nosotras no conocemos bien a nuestros padres porque nunca fuimos apegados a ellos. Sólo a nuestros abuelos.  Ellos nos cuidaban, aconsejaban y demás.  Y dejarlos fue un dolor en el culo horrible.  —¿Has visto al vecino? —interviene Aria sacándome de mis pensamientos, la observo y tiene una mirada pícara, junto a una ceja enmarcada.  —Sí, a decir verdad nada más lo vi de espalda.  —¡Es un bombón! —exclama, moviéndose en la cama para quedar frente a mí—. Es justo el hombre perfecto para ti.  Me río a más no poder. Mi cara se vuelve roja, y el calor me inunda, hasta puedo sentir una lágrima bajar por mi mejilla. Me agarro fuerte mi estómago, sobándolo porque me duele. La cara de Aria sólo es de molestia, y rueda los ojos de manera odiosa. Le meto un puño suave juguetón en su hombro, a lo que ella ladea una sonrisa divertida.  Sus ojos azules me observan.  —Ninguno es perfecto para mí, Aria—le digo, acostándome boca arriba en la cama, ella me imita, y nos quedamos mirando el techo por varios minutos—. Ni yo lo soy para ellos.  Prosigo, ganándome un buen golpe en las costillas por parte de ella.  —Ay... —me quejo.  —No digas eso imbécil—me reprocha, chasqueando la lengua—. Me superas en cuerpo, Aisha. Eres muy hermosa, sólo que muy fría.  —A qué no adivinas a quién salí—pongo los ojos en blanco.  Soy una persona que le cuesta demostrar sus sentimientos. Soy dura en ganar confianza, no soy muy sociable. Pero sí sé reconocer cuando alguien me pueda caer bien, y todo lo demás, sólo que no lo admito después de un tiempo, que si me salga de corazón.  —Ya... —alarga, riendo entre dientes—. Tengo hambre. Pediré pizza a domicilio, y arroz c***o para ti. ¿Te parece?  Asiento, con una media sonrisa ladeada. Mi hermana me da un beso media luna en los labios, y yo niego con la cabeza riendo. Siempre hacíamos eso, era como un pactó para nosotras, un juramento. La vi salir, y saqué una botella casi completa de vodka de una de las maletas.  Un cigarrillo saqué también, pero de mi sostén y lo encendí caminando hacía el balcón. Ya anochecía, y a decir verdad la vista era muy linda. Le di una calada a mi cigarro, y luego expulsé el humo de mis pulmones. Un trago amargo corrió por mi garganta al probar el vodka, pero ese sabor me encantaba, que no hacia mueca de asco ni nada. Ya toleraba mucho el vodka.  En realidad, toleraba todo tipo de alcohol. Pero el que no superaba es el vino blanco. Aquél era una bomba para mí,  no sé porqué pero cuando tomaba vino, y más si era blanco, terminaba con un dolor de cabeza indescifrable.  —¡Maldita sea! —escuché de una voz gruesa, varonil que me erizó por completo. Se escuchaba aquella persona cabreada hasta mil, y saqué mi cabeza del balcón para ver a los lados.  El mismo hombre que había visto, estaba de espalda nuevamente, lanzando y deshaciendo cualquier cosa que se interpusiera en su camino. Estaba en el patio trasero, destruyendo todo a su paso hasta que se metió un hombre más mayor a calmarlo. Lo que hizo fue llevarse es un golpe con el codo del otro, en su nariz.  Auch.  Abrí los ojos impactada, pero como no quería ser chismosa por si me vieran, me aparté de ahí, eché el cigarro al piso del balcón para después apagarlo con mi zapato. Ahora sí me metía dentro de la habitación completamente, escondiendo debajo de la cama la botella.  Me acosté en la cama, sacando de mi bolsillo trasero mi celular, para conectarme a w******p. Quería escribirle a mi mejor amiga, pues, no la vería en una semana de regreso al Instituto nuevo.  BestieJuls Hey, ¿en qué andas? Ya estoy aquí, quiero verte, xoxo.  enviado, 7: 35 pm.  ¡Ash! Ya se me hacía raro no ver tu mensaje. Ando con Tom en una fiesta familiar, ¿y tú? ¿Cómo es la casa? ¡Cuéntamelo! Esto aquí está aburrido, fuera más divertido si estuvieras tú...  recibido, 7: 37 pm.  La casa es vintage con estilo Moderno, tiene hasta piscina, ¿puedes creerlo? Me gustó, aunque extrañare mucho la de los abuelos. Me gustaría estar ahí con tía Janeth y tío Roman. Por cierto, saludos a los tíos y besos a Tom.  enviado, 7: 37 pm.  Bueno, te dejo, Ariana me anda llamando para cenar, te escribo luego Juls   enviado, 7: 38 pm.  Una semana después, domingo 24 de marzo.  —¿Qué dice la lista? —le pregunté a Aria, tomando un carrito de compras. Fui al ala de salsas y condimentos, encontrándome con miles de diferentes cosas.  Miré impaciente a Aria, quién buscaba la hoja de compras en su bolso. Literal, ahí no se conseguía un dinosaurio porque no lo tenía.  —Ya, aquí está—por fin—. Dice que salsa de tomates, jamón, queso, carne y pollo, lechuga, tomates y cebollas...  Siguió dictándome las cosas de la lista mientras que yo tomaba y metía dentro del carrito. Vi dulces y alcohol y no dudé tampoco en meterlo dentro del carrito, ya vería yo que excusa pondría.  Nos fuimos a pagar, metiéndonos adelante de una señora sin que se diera cuenta. Perdonen, pero quería irme era ya. Mi estómago rugía mucho pidiendo comida, y tenía que pararme temprano mañana para ir al Instituto. Es más, estaba ansiosa por ver a mi mejor amiga de nuevo.  Eché más cosas fuera del carrito, y mandé a Aria a guardarlo de nuevo. Regresó después de que metía las cosas en una bolsa, y ella ofreció a ayudarme. Eran muchas, y todas pesaban.  Di la vuelta para coger otra bolsa, pero mi corazón se detuvo al igual que mi respiración. Pensé que serían cosas mías, por lo que cerré mis puños clavando mis uñas en ellas mismas a ver si era un alucinación o algo parecido, pero no.  Él estaba frente a mí, o bueno casi, sólo que habíamos coincidido miradas. Dos orbes grises me miraban escudriñando cada parte de mí, me sentí expuesta, al punto de que quise golpearlo o algo, sin embargo el callé y me sentí rara.  Era mi vecino,por lo que tenía entendido que se llamaba Aleix. Sin duda, el nombre era muy original y lindo. En él, todo era lindo, incluso ese tatuaje de corona que se asomaba en su cuello, junto al sweater n***o que llevaba. Quise morderme el labio al apreciar tanta belleza Junta pero no lo hice.  ¡Dios! Me quedaba tan muda delante de él que me daba ansiedad.  Un nervio se activó en mí y fue el miedo, porque él daba miedo. Disparaba una mirada que si en ellas matasen, ya lo estuvieras. Era prepotente y un poco agresivo. Ya me había dando cuenta muchas veces las noches dónde él perdía el control. No pretendía ser chismosa, pero la curiosidad mató al gato, ¿vale? No me culpen.  —Parece que necesitan ayuda—habló, frío y sereno.  Él era así, a pesar de las pocas palabras que hemos intercambiado. El único que fue casi amable conmigo, fue su padre, disculpándose de la actitud de Aleix. Dijo que él era así por problemas de pasado, y no dijo más.  Por lo que curiosidad surgía en mí.  —Eh, sí—hablé igual de neutra, pues, si él lo era, yo más.  El codeo de mi hermana en mí costilla empezó a fastidiar.  Le tendí dos bolsas pesadas a Aleix, y las cogió sin decir nada más. Fuimos a la salida, y a pie, caminamos devuelta a nuestras casas sin decir ni una sola palabra por el camino, lo cual se sentía algo tenso e incómodo.  Una que otros segundos miraba de reojo a Aleix, quién me ponía nerviosa cuando me miraba y yo me hacia la que no sabía. Él era sumamente atractivo igual a un imán. Me atraía mucho. Es guapo sin duda, pero debía admitir que me daba un poco de miedo.   .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  .  Bienvendx a una nueva novela y espero la disfrutes y me des apoyo
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD