Capítulo 1
Abril
Miro la hora en mi reloj y observó que solo han pasado un par de minutos, vuelvo a golpear la mesa con mi puño y respiro hondo mientras pienso en que hacer, quede de reunirme con mis amigas en media hora y el saldo en mi cuenta sigue mostrándome diez dólares, hace quince minutos llame a mi padre para recordarle mi depósito semanal, y me dijo que un momento me transferia pero sigue sin hacerlo, viendo que ya va a ser la hora de partir decido terminar de maquillarme mientras espero que mi padre me transfiera, me miro en el enorme espejo de mi habitación y sonrió gracias a mi imagen, tengo venticiete años y sigo pareciendo de dieciocho, no tengo ni una arruga en mi piel y mucho menos una mancha, todo gracias a la cantidad de cremas que me hecho y a la dieta saludable que llevo.
El sonido de un coche afuera me hace saber que ya es hora de partir, tomo mis cosas en la mano mientras vuelvo a revisar mi saldo en el banco, dando me cuenta de que ahora aparecen cien dólares, ¿cien dólares? que creará mi padre que haré con eso, no me alcanzará ni para mí salida de hoy.
Sintiéndome muy frustrada terminó de salir de mi casa y me subo a mi camioneta la cual está siendo manejada por mi chófer, una vez que estoy cómoda en mi asiento le marco a mi mejor amiga Clarisa para contarle la cosa horrible que ya hecho mi padre.
-Holis.- contesta al segundo tono.
-Mi padre me hizo algo horrible.- me quejo.
-¿Que te hizo bebé Aby?- me pregunta con tono de preocupación.
-Se supone que me tenía que transferir ayer viernes pero no lo hizo, haci que le llamé hoy y solo me transfirió ¡cien dólares! ¡solo cien!
-¡Oh por dios bebé Aby! que desconsiderado es tu padre, que cree que puedes hacer con eso, no alcanza ni para la salida de hoy.
-¡Lo mismo dije!
-Pero no te preocupes bebé yo te pagaré todo lo de hoy así que solo preocúpate de disfrutar, ya luego le puedes reclamar a tu padre.
-Muchas gracias isa, te pagaré todo cuando mi padre me transfiera.
-No re preocupes bebé, te esperamos en la entrada de el restaurante.
-De acuerdo.
Una vez que cuelgo guardo mi teléfono en mi cartera y me relajo contra el asiento, ya que solucione lo de el dinero por el día de hoy siento como mi ánimo mejora, ya mañana me encare de llamar ai padre y que me aclare de una vez por todas porque no me ha transferido, pienso en la increíble amiga que es clarisa y me alegro de haber dejado que se acercara a mi en el kinder, por qué si, es mi amiga desde el kinder, nos conocimos a la edad de siete años y desde entonces hemos Sido inseparables, sus padres son dueños de una aerolínea muy famosa en Londres, ya que de allá es su padre, pero como su madre si es de aquí decidieron que lo mejor era vivir aquí y viajar frecuentemente para comprobar que todo marche bien, a diferencia de mi ella si trabaja, lo hace como contadora en la empresa de sus padres, aunque de vez en cuando estos le den algunos regalos de lujo, cómo ropa de marca, yates, apartamentos y camionetas, vive con su novio de toda la vida otro ricachón futbolista, y ambos viven una vida de lujos, mantenida por ellos mismos con uno que otro regalo de sus padres.
Yo en cambio vivo de mis padres, y no me apena decirlo, ya que si ellos tienen el dinero para mantener a cincuenta familias es justo que yo le saque provecho, después de todo soy su única hija hembra.
Yo si estudie, me gradué de arquitecta hace dos años, para sorpresa de todos lo hice con honores, algo que mis padres aún presumen con sus amigos.
Para aclararles todo mejor y que entiendan mejor mi estilo de vida les cuento, desde que cumplí los dieciséis mis padres empezaron a darme semanalmente dinero en pequeñas cantidades, que iban dependiendo de mis notas, que por lo general eran buenas, así que recibía casi siempre quinientos dólares, a medida que fui creciendo la cantidad fue aumentando, hasta que me gradué y le conté a mis padres mi decisión de no trabajar y vivir de lo que ellos me daban, por supuesto que dijeron que si, ya que nunca me dicen que no, y establecimos un monto definitivo.
La llegada al restaurante es lo que me trae devuelta a el presente, por lo que le digo a mi chófer que lo llamara cuando sea hora de buscarme y me bajo, acomodo mis lentes sobre mi cabeza mientras vino a paso seguro atrayendo la atención de un grupo de adolescentes que iba pasando, intentan llamar mi atención de forma absurda, ya que yo miro a ningún hombre que no sea menor que yo, por alguna extraña razón no me atraen, una vez intenté salir con uno dos años menor que yo, pero no funcionó, lo empeze a ver como mi hermano menor, y hasta el día de hoy es uno de mis mejores amigos.
-Aaah ¡pero que bella estás!
El grito que pega Sofía cuando llega a la mesa en donde se encuentran mis amigas atrae la atención de todas las personas, pero como no me importa lo que los demás puedan pensar de mi, empiezo a gritar con ella.
-¡Oh por dios! ¡Me encanta tu cabello!
-¡A mí también!
Pegamos un par de gritos más y luego tomamos asiento, a mi derecha se encuentra Clarisa y a mi izquierda se encuentra Rouse, a su lado se sienta Sofía y seguida a ella Jazmín.
-¿Ese bolso es de la nueva colección de Gucci?- Rouse es la primera en notar mi nueva adquisición.
-Si, la que salió ayer.- les presumo.- También compré estas gafas, son de diseño único.
Nos entretenemos un par de minutos hablando de todas las cosas que compramos recientemente mientras ordenamos hasta que nos traen la comida.
-chicas, hay algo triste que tengo que contarles.- todas miramos atentas a Jazmín.- mi osito y yo terminamos.
Todas intercambios miradas antes de fingir que sentimos mucho lo que paso, ya que con ella siempre es lo mismo, se consigue un novio, salen por un par de meses y luego terminan, casi siempre lo hacen por qué jazmín empieza a presionarlos con casarse y como ninguno acepta los termina, sufre su ruptura un par de días y luego está en busca de otro.
-Teníamos pensamientos distintos, el no quería casarse.- limpia sus lágrimas con un pañito desechable.
Lágrimas que dejan de salir de manera rápida una vez que llega la comida.
Almorzamos entre risas y una vez que terminamos nos dirigimos a un centro comercial, en donde demoramos más de cuatro horas comprando todo lo que vemos, Clarisa paga mis cosas de manera disimulada para que las demás chicas no se den cuenta, se que ellas también son mis amigas, pero eso no evita que sean unas víboras, y se que en el primer signo de debilidad económica que me vean se me vendran encima y se irán corriendo a contarles a todos, por eso finjo que todo en mi vida va bien y gasto como si nada.
Al final de la tarde nos despedimos y Clarisa me pide que me vaya con ella en su nuevos auto para conversar de mi vida.
-Entonces amiga, ¿tienes una idea de porque tú padre no te ha transferido? - me habla después de poner el coche en marcha.
-No lo sé, pero me imagino que es por qué debe de estar muy ocupado, mañana en la mañana lo llamaré para recordarle.
-¿Entonces todo está bien?
-Por supuesto.
-Eso es bueno, aunque si lo pensamos bien, no está mal que sigas viviendo de plata de tus padres, pero tal vez ya sea hora de empezar a trabajar y conseguir las cosas por ti misma.
-Ya consigo las cosas por mi misma.
-Me refiero a ganartelas con tu propio esfuerzo, trabajar y conseguir independisarte por completo de tus padres.
-No entiendo por qué me dices eso ahora, si en un principio me apoyaste para aprovechar la fortuna de mis padres.
-Estuve de acuerdo en su momento, pero ya tienes venticiete, las personas te dejan de tomar enserio cuando se enteran que no haces nada.
-¿Alguien te ha dicho algo sobre mi?
-Me llegó el rumor de que todos dicen que eres una buena para nada consentida, y no te digo esto para que te ofendas si no para que empieces a razonar sobre que tal vez ya sea hora de cambiar.
-No lo sé, estoy muy bien como estoy.
-Se que te sientes bien haci baby, pero ya es hora de que salgas a el mingo real.
-Aprecio tus consejos, pero seguiré así por ahora, hay que disfrutar de los beneficios de la vida.
-Bueno pues, ya esa es tu decisión, esperemos que todo siga siendo perfecto como hasta ahora.