(Bastián) Me quedé sin hablar por su confesión. ¿Sus padres la habían rechazado por ser sencilla? ¿Cómo podrían no quererla por gustar de las cosas simples de la vida? Esa gente debía estar loca. Corrí a su vehículo antes de que se fuera, si ella había sido sincera conmigo, yo también debía serlo con ella. Se bajó del auto y se apoyó en él, no muy alegre. ―¿Quieres saber lo que me pasa? ―le pregunté―. No es, como piensas, que me molesta que tengas tu jardín. Sí, no es del todo de mi agrado volver a ver un campo de flores en el lugar que tan malos recuerdos me trae, pero además... ―¿Qué pasa, Bastián? Somos adultos, creo que podemos conversar esto. Lo sabía, lo que no sabía era cómo se lo iba a tomar ella. ―Tú me gustas, eso no es ningún secreto, pero antes de conocerte... Sac

