—No se preocupe señora —menciono apenada.
—Por favor dime dónde estás, voy en camino a tu casa—suplica.
—Estamos en el hospital que queda cerca de la casa de mi abuelita—le explico.
—De acuerdo, enseguida voy.
—Claro—sueno apenada.
Cuelgo esa llamada y enseguida de eso aparece un médico.
_Familiares de la señora Elsa Dombina.
De inmediato camino hacia él y me pongo enfrente.
—Soy su nieta—frunzo el ceño.
—Muy bien, la señora Dombina ingreso aquí por síntomas del corazón tal parece que tiene problemas cardíacos los cuales son muy severos. No hay que adelantarse a nada solo hay que hacerse unos análisis los cuales se harán no más tardar a esta semana, la señora ya está estable pero al parecer hay algo ahí por eso los análisis, por favor después de que se termine su medicamento pueden irse no sin antes asegurarme que le hará esos análisis —me ve fijamente el doctor.
—Claro que se los hará—menciona la señora Amelia detrás de mí.
Alcanzo a voltearme para enseguida ver cómo ella le da una de sus tarjetas al médico.
—Por favor cobre lo que sea necesario de aquí—dice con mucha tranquilidad.
—No, no como cree...—digo espantada.
—Claro que si, Elsa es mi mejor amiga y lo que sea por ella—palmea mi espalda para luego abrazarme.
—Pueden pasar a verla—dice el médico para luego irse.
—Si—mencionamos ambas para luego caminar detrás del medico.
La habitación queda cerca por lo que enseguida llegamos, después de eso entramos y vemos a Tita con los ojos abiertos y como si nada hubiera pasado.
—Tita ¿Cómo te sientes?—camino hacia ella y la tomo de las manos para luego verla con tristeza mientas siento como sale de mis ojos unas pequeñas lágrimas.
—Ay mi nena, te hice preocupar, esto no me lo perdonaré—dice molesta consigo misma.
—Tita eres todo lo que tengo como no preocuparme, por favor no vuelvas aguantarte ¿De acuerdo?—digo en modo de regaño.
—Ok—dice mientras me ve fijamente.
Horas más tarde...
La Señora Amelia se ha ido a la compañía mientras que yo sigo con Tita a quien recién le quitan el suero de su mano.
—Listo ya se pueden ir—menciona la enfermera con amabilidad.
—Gracias—me pongo de pie para luego tomar la ropa y vestir a mi abuelita la cual esta contenta por escuchar eso.
Minutos más tarde vamos rumbo a nuestra casa a la cual llegamos enseguida.
Bajo del taxi y llevo a mi abuelita a acostarse mientras que yo voy directo a la cocina a preparar un poco de caldo de verduras.
Mientras hago la comida recuerdo que mañana será mi inseminación lo cual me pone un poco nerviosa pero que no puedo cancelar aunque veré si lo puedo hacer necesito el dinero para mí abue.
Mientras esas verduras se cocen decido tomar mi celular y marcar a mi ginecóloga la cual enseguida me contesta.
—Si dime Mayte—contesta con amabilidad.
—Buenas noches doctora, bueno yo solo le llamaba porque quería hacerle una pequeña pregunta—frunzo el ceño.
—Si claro te escucho—menciona un poco intrigada.
—Mi abuelita se puso un poco mal por lo que no sé que tenga entonces me puse a pensar en si debía mejor retirarme esa idea de inseminarme y mejor pedir la devolución de mi dinero pero no sé si eso sea posible —rasco un poco mi nuca mientras espero su respuesta.
—Bueno la decisión de inseminarte o no es tuya, aquí el problema es que no hay devolucion, tal y como se dijo desde un principio lo siento mucho por no ayudarte con eso —suena apenada.
—No te preocupes aunque lo sabía, quise volver a preguntar—suspiro.
—Lo siento Mayte.
—Mañana le llamo si surge otra cosa, hasta pronto—cuelgo la llamada.
Al día siguiente...
Son las siete de la mañana hoy es mi día de inseminación, estoy viéndome al espejo aún no sé si sea buena idea inseminarme y aunque no me devuelvan el dinero al menos siento que debo esperar mi Tita está enferma y no me siento de ánimo para esto.
Dejo el cepillo en el peinador y después voy hacia mi abuelita la cual anda en la cocina, enseguida bajo las escaleras y la veo desde ahí.
—Tita ¿Qué usted no se sentía mal? Entonces que anda haciendo por aquí—termino de bajar las escaleras y después solo voy con ella para luego tomarla de las manos—Por favor abuelita no hagas esfuerzos aún quiero que vivas muchos años conmigo te prometo que le pondré el doble de ganas para ayudarte —le sonrió.
—Mi nieta adorada estoy bien, solo te quería desear que te vaya bien en tu inseminación, para no estorbar me quedaré aquí con la vecina —enseguida de decir eso suena el timbre.
—Abue yo no iré la pospondré—menciono mientras camino abrir y efectivamente es la vecina quien me ve y sonríe para luego entrar.
—No, tú irás hacerte eso, yo me quedaré esperando aquí, ya le hable Amelia ella te acompañará—dice sonriendo mientras se sienta y muerde una manzana.
—No abuelita ¿Qué hiciste? —en eso escucho como suena el timbre nuevamente.
—Abue tú estás mal no es necesario que te hagas la fuerte, donantes de espermas hay muchos solo lo que harán es cambiar de espermas para otro día.
El timbre vuelve a sonar por lo que enseguida voy abrir.
—Hola hermosa—me saluda la señora Amelia.
—Hola señora, disculpe a mi abuela.
—Nada que disculpar ¿Nos vamos? —me muestra la salida.
—Es que nada por favor ve, no hagas que m disguste, la señora Ester se queda conmigo —se refiere a la vecina.
—Claro yo la cuídate suerte hermosa—me sonríe mientras se sienta en una de las sillas .
—Pero abuela—le suplico.
—¡Mayte! —le pega a la mesa, rayos creo que se enojo—Al menos dame la esperanza de que conoceré a mi bisnieto, no seas egoísta, si no vas no te haré caso y haré de nuevo pasteles y venderé ¿Entiendes? así me sienta como sienta, ahora sí no quieres que me revele ahora mismo ve —me apunta la puerta mientras me ve enojada.