La entrevista
707 Words
Narra Harold
Son exactamente las 5 de la tarde y escucho un ligero golpe en mi puerta.
—Adelante—grito, mirando el reloj. Mariana entra, justo a tiempo.
Esa es una buena señal. Me gusta la puntualidad.
La puerta se abre y la miro mientras entra. Su cabello oscuro está recogido en un moño limpio, sus gafas están colocadas sobre su nariz, dándole un aire de estudiada seriedad que encuentro inesperadamente atractivo.
—Buenas tardes, señor Johnson —dijo. ella me saluda con una brillante sonrisa que cruza su rostro. Sus dientes son perfectamente rectos y sus labios son rosados y carnosos.
—Mariana— asiento hacia ella—. Por favor, llámame Harold.
–Si tú lo dices, Harold—dijo. Ella responde, y no puedo evitar sonreír.
Ella tiene algo de descaro. Me gusta.
Comenzamos la entrevista y ella me cuenta sobre sus habilidades y su visión de sí misma.
—Veo que has trabajado en una variedad de entornos, Marian— dijo. Empiezo, hojeando su impresionante currículum—. Parece que tienes una habilidad especial para adaptarte a nuevos entornos.
Ella asiente.
–Me gustan los desafíos. Ya sea una startup que se esfuerza por dejar su huella o una corporación establecida que mantiene su reputación, cada entorno tiene algo único que ofrecer.
—Cierto–respondo, apreciando su perspectiva—¿Qué dirías que estás buscando en este trabajo?
—Oportunidad—su mirada es inquebrantable—.La oportunidad de crecer, aprender y hacer una contribución significativa.
No puedo evitar admirar su pasión.
—Definitivamente habrá muchas oportunidades para crecer y aprender aquí— hago una pausa—.Tengo que decir que puedo ser bastante duro con mis empleados. Tengo altos estándares. ¿Crees que podrás soportar la presión?
Ella no se inmuta.
—Estoy segura de que puedo.
Siento un pequeño bulto en mi pantalón cuando dice eso. Ella tiene confianza. Es atractivo.
A medida que avanzamos en la entrevista, me siento cada vez más intrigado por su inteligencia, su ingenio y su calidez. Es el tipo de combinación que podría ser peligrosa para un hombre como yo. No puedo evitarlo. Hay algo en ella que me atrae y me deja con ganas de más.
—Tengo curiosidad, Mariana —dijo. Me encuentro inclinándome hacia adelante, con los codos sobre mi escritorio mientras la estudio—¿Cómo manejas situaciones en las que las cosas no salen según lo planeado?
—Bueno, Harold... creo que los planes son pautas, no evangelio. Cuando las cosas se desvían, me adapto, improviso y supero. Las mejores oportunidades suelen surgir de los lugares más inesperados.
Siento una inexplicable sensación de atracción hacia su audacia.
—Impresionante—mi interés en ella se profundiza.
Me mira directamente a los ojos y por un momento me sorprende su convicción.
—Bueno, entonces...–me recuesto en mi silla, impresionada por esta mujer ardiente frente a mí—.Parece que podrías ser tú a quien estamos buscando. Quiero ofrecerte el puesto.
Me sorprenden las palabras que salen de mi maldita boca.
Anoche le juré a Katherine que de ninguna manera contrataría a Mariana. No debería contratarla.
Empiezo a meterme en mi propia cabeza.
¿Qué estás haciendo? Ella es la mejor amiga de Katherine. Tengo 40 años ¡Es 20 años menor que tú, por el amor de Dios!
Mierda. ¿Qué estoy haciendo? No puedo contratarla.
Ya lo hiciste, idiota.
—Gracias, Harold. Estoy deseando trabajar contigo—un suave rubor colorea sus mejillas. Sus labios se curvan en una pequeña sonrisa.
—Yo también—digo sin pensar.
Ella se levanta y yo hago lo mismo. Ella extiende la mano para estrecharme la mano y cuando nuestras manos se encuentran, siento un tirón en el estómago. Ella suelta mi mano y se da vuelta para salir de mi oficina. Mis ojos bajan hasta su trasero. Su figura es esbelta y sus curvas deliciosas.
¿En qué carajo me estoy metiendo? Me golpea una repentina oleada de arrepentimiento.
¿Qué acabo de hacer? Pero ya es demasiado tarde.
La puerta se cierra detrás de ella y todo lo que puedo hacer es sentarme aquí, mi mente dando vueltas por las consecuencias de mi decisión impulsiva.
- Writer
