2. Debes enamorar a tu jefe

1393 Words
Alena Me encontraba junto a Gino, habíamos quedado para almorzar juntos. Estamos en su habitación, el acariciaba mi cabello y yo estaba abrazada a él, de repente tomo mi rostro y comenzó a besarme con deseo, correspondí a su beso, su mano bajo hasta mi seno el cual acarició por encima de la ropa, poco a poco fue bajando hasta mi cintura, luego a mis muslos e intento meterla bajo mi falda pero me separe de él y me senté sobre la cama. —¿Qué pasa, bellezza? —pregunta él sentándose a mi lado y acariciando mi mejilla. —No... es nada es solo... que... —Vamos Alena, no me salgas nuevamente con la excusa de que no estas lista, se supone que me amas, demuéstramelo —pidió besando mi cuello —Llevamos mucho tiempo saliendo ya —seguía dejando besos en mi clavícula. —Basta Gino —le pedí con voz suave. Si amaba a Gino, pero había algo que me detenía a entregarme a él, tenía 25 años y aun era virgen lo sé, pero quería que por lo menos eso fuera especial para mí y a pesar de querer a Gino no me sentía especial para él. —¿Acaso ya te vendiste a uno de esos hombres, Alena? —mi mano impacto contra su mejilla, sus ojos me observan llenos de furia, mi mano arde pero no me arrepentía, me puse de pie y el sujeto mi mano. —¡Suéltame! Debo irme ya —le dije pero él solo me sujeto con más fuerza, se puso de pie frente a mi. —¿Por qué hiciste eso? —preguntó —Si se que no debí decir eso... —Vives recordándome mi trabajo —lo interrumpí —No soy una prostituta, Gino. Te lo he repetido muchas veces, tal vez no debamos seguir si esto será así siempre —dije con firmeza. —No, bellezza perdóname se que no debi decir eso, pero yo.. –toma mi rostro entre sus manos —te deseo Alena y lo sabes, ti amo bellezza. —Lo siento, también quiero estar contigo pero no puedo. Debo irme, te veré otro día —él asintió y dejo un beso en mis labios y salí de su departamento. Caminé por las calles con muchos pensamientos en mi cabeza, no fui consciente del camino que seguía hasta que estuve frente a aquel lugar donde muchas veces la había observado, si había algo que envidiaba de mi hermana era su familia, ella había tenido tanta suerte, tenía a su madre con ella. Se que mi abuela había luchado por acercarse a ella pero su madre nunca se lo permitió y ahora ya es una adulta tampoco quiso saber nada de mi abuela. Supe que pronto se va a casar y estoy feliz por ella, me quedé observando el lugar y la veo salir junto a su madre con una sonrisa, decido alejarme antes de que noten mi presencia. .... Llegue a casa una hora después, aparentemente mi abuela no estaba, pero me equivoque, me esperaba ahí sentada sobre mi cama con sus brazos cruzados sobre su pecho, estuve tentanda a rodar los ojos en cuanto lo vi, pero eso es una falta de respeto para la señora Bianco. —¿Dónde estabas, Alena? —pregunta. —Fui a la universidad a arreglar unos asuntos con respecto a mi graduación abuela —respondí mientras quito mis zapatos. —¿Tan tarde? —inquirio. —Fui a caminar un poco, por eso vengo a esta hora —me acerque a mi tocador y comencé a peinar mi cabello. —Está noche posiblemente sea tu última noche como dama de compañía —informó, me giré a verla incrédula. —¿Es eso verdad? —pregunté. —Si, Alena —una sonrisa se dibujó en mi rostro —Gracias abuela, te prometo que buscaré un trabajo y me esforzaré.... —No Alena, si consigues el trabajo que yo te diré dejarás de ser dama de compañía —temor eso me me invadió. —¿Qué trabajo abuela? —Quiero que seas asistente en Empresas Ferrer, pero no quiero que seas cualquier asistente, quiero que seas la asistente del CEO —menciona con una sonrisa. —¿C-cómo lograré eso? —Para eso te has preparado toda tu vida querida, cuando ya tengas el puesto hablamos más, mañana debes presentarte a la empresa a las 8:00, suerte mi querida Alena —culminó y salió de mi habitación. ¿Cómo haría eso? ¿Por qué mi abuela quiere que trabaje en ese lugar? Un escalofrío invadió mi cuerpo, mi corazón empezó a latir con prisa, mis manos sudaban. Tranquila Alena, no debe ser nada malo —me dije y lo quise creer. .... Al día siguiente me encontraba frente a la Empresa Ferrer, había investigado un poco sobre ella y sobre él CEO. Era muy guapo, Evan Di Angelis, al investigar sobre su familia supe por que mi abuela quiere que trabaje aquí, aunque no se cuales sean sus planes. Ingrese a la empresa, la recepcionista me recibió amable, pero la persona que me hizo la entrevista no lo fue tanto, me veía de manera extraña, pero poco me importaba trate de verme lo más formal posible y ser lo más educada que pude. .... Al salir de la empresa alguien chocó contra mi. —¡Maledizione! —se quejo el hombre con su voz grave, levanté mi vista y lo vi frente a mí, era él, era Evan Di Angelis, era aún más guapo en persona, su aroma masculino te hacía suspirar. Ahora entendía por qué lo consideraban uno de los hombres más guapos de Italia —Puedes fijarte por donde vas. —¿Disculpa? Fuiste tu el que chocaste conmigo —reclamé molesta. —¿Quién eres? –pregunto viéndome con su ceño fruncido. —Debo irme con permiso —pase por su lado rápidamente, estaba buscando empleo y no quería problemas, podría no obtener el empleo por esto. —Señor Di Angelis —escuché que lo llamaron mientras yo me alejaba... .... Días después me llamaron diciendo que el puesto era mio y comenzaría en dos días. Por un momento creí que no obtendría el empleo. Ahora debía decirle a mi abuela que había conseguido el trabajo. Hace días no sabía de Gino y eso me tenia preocupada, solíamos enfadarnos pero a los dos o tres días el me llamaba o yo a él pero esta vez no fue así, yo no quise llamarlo me había molestado mucho sus palabras. —Abuela —dije entrando a su habitación. —¿Tienes noticias? —es lo primero que pregunto. —Si, conseguí el trabajo... —Eso es maravilloso —dijo emocionada —Debes comprar ropa que te haga ver mucho más hermosa. Debemos ir de compras —decía buscando su bolso. —Dijiste que hablaríamos cuando tuviera el trabajo —detuve sus pasos. —Así es, tu trabajo en esa empresa será enamorar a tu jefe —dijo con una sonrisa maliciosa —Debes hacer que él se vuelva loco por ti, que quiera darte todo lo que deseas ¿Entiendes?. —¿Qué? ¿Por qué debo hacer eso? No, me niego no lo haré —ella se acercó hasta mí y apreto mi mentón. —Lo harás Alena, y cuando él esté loco por ti, te vas a adueñar de todo, debe confiar mucho en ti, tanto que debe firmar documentos sin pensarlo, le quitaremos la mayo cantidad de dinero posible... —No, no haré eso —negué... —Lo harás, si no tu querido Gino pagará las consecuencias. No entiendo como te puedes fijar en un hombre así, es guapo lo acepto, pero no es del estatus que te mereces —dijo con desagrado, soltó mi mentón y añadió —espero que te quede claro o no sabrás más de ese hombre, ahora retírate. Salí de su habitación y me dirigí a la mía, no dije ni una palabra más, aún me costaba aceptar lo que me pedía, pero por otro lado estaba Gino, quizás si hablara con él y pedirle huir juntos seria la mejor opción, eso solo si él estaba dispuesto apoyarme. Por el momento debía aceptar lo que mi abuela pedía ¿Qué podría salir mal? ¿Sería capaz de enamorar a mi jefe?...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD