Desde que volvió del supermercado con Ben, algo dentro de Gina no había vuelto a estar en su lugar. Lo había atribuido al cansancio, al caos de los pañales volando, a la ternura que le provocaba Emma… pero, en el fondo, sabía que no era solo eso. Era Ben. Era su risa. Era la forma en que la había mirado cuando creyó que ella no lo notaba. Y eso la inquietaba. No porque no fuera agradable. Sino porque no estaba preparada para sentir algo así. Porque Felicia aún estaba presente. Porque había muerto hacía apenas dos meses. Porque ella había sido su amiga. Porque Ben aún estaba de duelo. Porque Gina estaba comprometida. Porque… no sabía lo que sentía. La inscripción de Emma en la guardería era un hecho, pero Gina se sentía nerviosa. Sabía que no tenía derecho, pero aun así fue muy tem

