∆Capítulo 1∆ Perdidos sin ella.

3807 Words
•Narrador Omnisciente• (Hora exacta en que Claris se encuentra yéndose de la Mansión) Los cuatro hermanos se encuentran arrodillados en posición de una fila, sometidos como hombres sumisos. En primer lugar, se encuentra Rhys, segundo Connor, tercero Mártin y al final Joe. Los brazos de cada uno están sujetados hacia atrás por sus propias corbatas. Sus ojos están cegados por una venda oscura y sus cuerpos se sienten tensos porque solo oyen la voz de la dominante mujer. El sudor lentamente delinea sus rostros, y eso es debido a que no saben lo que sucederá en cuestión de segundos. Todos ellos saben muy bien quien es Malena y que significado predominante es esta mujer en sus vidas. Su inesperado regreso es lo que los mantiene muy sorprendidos, ella nunca llega a la mansión sin avisar para que estos hombres la esperen completamente preparados. —¿Ustedes cuatro se encuentran tan angustiados? —ellos niegan con la cabeza al mismo tiempo en un claro mutismo —díganme la verdad —exige, tomando del mentón a Rhys, en tanto él solo tiende a apretar sus labios por la corriente inevitable que recorre por su cuerpo, cuando siempre esa mujer lo toca. —No tenemos nada que ocultar. —responde Connor ayudando claramente a su hermano. Él más que nadie comprende sobre todo esto de la sumisión, y sabe en la situación en la que se encontraría cada uno en este momento. Malena lo fija arqueando una ceja con la sonrisa malévola y soltando a Rhys con desprecio e ira por lo que observó una hora atrás, se acerca a acariciar el rostro de Connor. —Mmmm… no me parece cariño, presiento que me ocultan miles de cosas —aprieta su cabello en tanto Connor solo traga saliva por la inevitable sensación de satisfacción que le hace sentir ese pequeño jalón. —a cada uno los siento muy desesperados, apuesto que quieren salir corriendo de aquí a despedirse tal vez, de esa mucama. Eso era cierto, todos ellos estaban con su corazón en un hilo, al no poderla despedir por última vez. Se sentían destrozados porque no sabían cuándo volverían a ver, a la tierna chica. —No —interviene Mártin —la fisgona es solo un simple juguete para nosotros, así que no te preocupes por ella —miente para proteger a su amada, todos se quedan en silencio porque hacerle escuchar aquellas palabras que esa mujer espera, es lo mejor por el momento. Malena tira un bufido burlón y haciendo escuchar el sonido de sus tacos, por las pisadas pesantes que hace ahora, se detiene en frente de Mártin. —¿Me han extrañado? —le cuestiona, mientras acaricia su m*****o y Mártin aunque trata de concentrarse para no perderse en sus deseos, con su voz entrecortada, claramente sabe muy bien que decir. —Si… —ella asiente y acaricia ahora su rostro con el látigo de su mano. —¡¿Solo Mártin me lo confirmará?! —vocifera casi gritando, su corazón cada vez iba acelerándose por la furia que sentía. —Si… —murmuran todos en unisonada agachando sus miradas, en tanto ella mantiene su rostro fruncido debido a la enorme frustración que le invadía por completo. Ella tuvo que venir de inmediato desde Francia al haber descubierto mediante sus investigadores que sus esclavos rondaban al mismo tiempo como abejas desesperadas y hambrientas, detrás de una sola miel, una miel diferente que no era ella. Sí, “esclavos”, Malena es así como los denominaba. Y se sentía ofendida que alguien sin prestigio, una buena para nada y sin nombre, viniera a quitarle lo que por mucho tiempo fue suyo. O al menos es lo que pensaba dentro de sí misma. Esta hija de una prestigiosa duquesa sabe que los Browm han llevado distintas vidas y han poseído incontables de mujeres en sus manos, y por supuesto que eso nunca le molestó, ella también degustaba de todos los hombres que se le antojaba, por ende, ellos tenían el permiso de vivir como quisieran, sin embargo, nunca había sucedido hasta ahora, que los cuatro se embelesaran con una misma mujer. Ella suponía que podría ser la única que podría tener ese PUESTO. Malena sabía que, aunque todos tuvieran muchas mujeres, al final, los cuatro siempre regresarían a ella para las grandiosas sesiones sexuales que les gustaban pasar juntos. Claramente se sentía la dominatrix de los Browm. No obstante, ahora había aparecido una intrusa, que los tenía completamente embobados y eso le hacía querer enloquecer. Todo comenzó años atrás cuando todos cruzaban los veintitantos años, un día de ebrios ella se los propuso, y simplemente experimentaron algo nuevo que les terminó gustando de manera irrefrenable. Los Browm siempre han sido muy abiertos respecto al sexo, incluso Rhys que, aunque es el más conservador también tiene sus claros deseos oscuros como todo hombre en la faz de la tierra. Y justamente él, es quien está más enrollado con Malena, debido a que para ella él siempre fue su favorito porque llegaban juntos a orgasmos celestiales que nunca Rhys ni ella han pasado en sus vidas. Es cierto, que cada uno tiene su encanto, y para ella el perfecto era Rhys. Este hombre por el hecho de que no suele realizar este tipo de encuentros seguido, cuando le tocaba afrontarlo, claramente explotaba, y eso a ella le encantaba, por ello, se había encaprichado con él. Malena tenía claro que este hombre fácilmente no se encapricharía con ninguna mujer así de simple, sin embargo, se equivocó. Después de escuchar las serias palabras de Rhys y ver la forma de como besaba a la bella Claris, hizo que quiera en segundos matarla de inmediato. Era su Rhys, el hombre que no le interesaba ninguna mujer emocionalmente, y que tan solo con una palabra lograba que este testarudo hombre besara sus pies como un cachorro hambriento. Ella era su dueña y él su subordinado especial, nunca este hombre se habría rendido ante nadie si no fuese con ella. Pero ahora a ese hombre más difícil del planeta, una mujer cualquiera, lo había seducido. Ella por un momento tuvo envidia, demasiada, al presenciar aquella escena delante de sus ojos, ya que ella nunca logró nada más que puro sexo satisfactorio y fin. Nunca ninguna mirada de esa forma, ni palabras tan cálidas se las dijo, como lo hizo con la mucama. Rhys si era cariñoso, por supuesto, pero era solo mimos sexuales y solo eso. Sin nada de profundidad. Por otro lado, Rhys consciente de lo que podría hacer esta mujer, idealizó rápidamente que era lo mejor que Claris se vaya, por eso no la detuvo, tampoco la enfrentó ni hizo ninguna revolución al igual que todos los demás. Los hermanos sabían, que Claris estaría al seguro, lejos que cerca, además no solo eso. Sus lados oscuros al tan solo presenciar a Malena se encendieron en cuestión de un toque, ya que durante años de sumisión únicamente con ella, sus reacciones corporales fueron naturalmente como depravadores. Aunque esta vez fue diferente, era como que cada uno luchaba consigo mismo en su interior, en no caer ante la tentación de la lujuria que vivieron años, por el nuevo sentimiento que estaban enfrentando por Claris. No obstante, algo es claro, dicen que la costumbre no se va así de fácil, es más fácil decir que vas a hacer algo a que cumplirlo, y obviamente sus posiciones en este momento eran de una sumisión incontrolable. Para ellos, era mejor que esa faceta Claris no las conociera, tuvieron por un momento mucho miedo y no querían que la inocente mucama conozca mucho más de la profundidad de sus deseos impuros. Las relaciones con la dominante mujer eran demasiados estimulantes, siempre ella salía con algo nuevo, y con los años se había vuelto una completa experta en deducir rápidamente que es lo que deseaba cada hombre. Malena era demasiado calculadora y audaz, sabía muy bien que le gustaba a cada hermano, sus poses más gustosas y tipos de masoquismos extremos que les encantaban a cada uno. Rhys y Joe que eran los más tranquilos, entre comillas, también deseaban mucho la sumisión. Aunque no era algo fundamental en querer tenerlo siempre, no podían negar que lo disfrutaban cuando Malena los poseía. Malena siempre que venía a la mansión, sabía cómo organizarse, ella planeaba los horarios que tendría con cada uno muy minuciosamente. Los inducía a muchas cosas, pero nunca los unió en una orgia, siempre era por separado, sabía que ellos odiarían ese tipo de cosas siendo hermanos, pero si jugaba con ellos. Los mantenía a los 4 en una habitación como los tiene ahora y tenía sexo con cada uno de ellos por separado a ojos vendados, para que luego de hacerlos escuchar sus propios gemidos que le hacían gritar cada uno, se los llevara a otra habitación por turnos para terminar con su objetivo. También solía organizarse de otra forma, ponía horarios por noches. Lunes podría ser Rhys, Martes Joe, miércoles Mártin o Jueves Connor. Los clasificaba por días y les hacía pasar noches intensas por largas horas. Dicen que los hombres les gusta ser dominantes, pero sincerizándonos la fantasía más profunda de ellos, aunque quizás no lo digan, es que alguna vez los dominen sin que ellos lo pidan. Es algo muy natural, es simplemente la lujuria humana. Malena, no contenta de lo que sucedía, lo predispone a tener sexo incontable de veces en modo de castigo. Las mentes perdidas de estos 4 hombres simplemente estaban controladas por una sola persona, la AMA. Ante todo, esto se preguntarían ¿Y dónde se encuentra August Browm? Pues bien, él todo lo sabe y nunca interfirió, claramente les daba su espacio y pensaba que sus hijos eran responsables de sus propios actos, simplemente a estos encuentros los nominaba como juego de niños. Un hombre tan recorrido de años como él, ya nada le sorprendía, él hizo de todo y mucho más. Sin embargo, viendo que esta vez la circunstancia era diferente, lo único que hizo fue en contactar a Damaris para que se llevara a Claris y no presenciara los actos bestiales de los hombres de la casa. Él siempre pensó, que su familia llevaba una maldición, la maldición carnal, ¿Y quién era él para juzgar a sus propios hijos? Aunque sentía claramente la culpa de no haber hecho lo suficiente, se dio cuenta al hablar con Claris que ellos ya no eran niños y que ya no debía de culparse por los errores de su sangre, porque se supone que cada uno tenía el mando de sus propias vidas y solo quedaban en ellos, en saber que elegir. August en realidad nunca les obligó a nada. Entonces viendo el caos aproximarse simplemente quiso alejar a la mujer que sabía que sus hijos amaban, él mismo se puso fuerte para que los 4 hombres aprendan a luchar con sus instintos, por eso ni bien se fue Claris, él salió de la mansión con su maleta sin avisar, para seguir con sus negocios y dejarlos a cargo de sus conflictos. Simplemente antes de irse, lo único que hizo fue decirles mediante unos mensajes de texto “Ustedes son dueños de sus propias vidas, pero nunca olviden a aquella persona que les hizo sentir especiales. Ustedes son mucho más que una máquina de espermas” y así fríamente con aquellas palabras August Browm, sonriente tomo el primer vuelo hacia Alemania. *** Pasaron los meses y la terrible y obsesionada mujer, no salía de la mansión, la situación ya se estaba volviendo incómoda para los hermanos. Extrañaban como locos a la linda Claris, sus sueños incontables con ella, era cosa de casi todos los días. Joe, Mártin y Connor, debido a la culpabilidad de traicionar a sus corazones, decayeron otra vez en la lujuria y volvieron a ser los mismos de antes. Las mujeres no faltaban en la Mansión de los Browm, e incluso Malena se les unía para pasar ratos extremos. El único que solo se mantenía con una sola mujer, debido a su personalidad, era Rhys, que solo se atrevía a estar con Malena. Los celos no eran parte de su ser, no lograba sentir nada de esas cosas, ya que siendo el esclavo y ella su dueña, podría tener a cualquiera y él lo tenía muy claro. Su mente se había perdido completamente como la de sus hermanos, sintió que el amor que sentía por esa chica era algo que lo llevaría a la perdición, Malena se encargó que él creyera eso. Entonces pensó que la mujer que estaría a su lado sería desdichada. ¿Quién lo amaría siendo un hombre ahora muy promiscuo? Él se sentía muy confundido, por las cosas nuevas que Malena se encargó de enseñarle. Rhys era como que estuviese completamente hechizado. Malena supo mover muy bien sus cartas y utilizó todo lo que poseía para desestabilizarlo. Los Hermanos Browm siguieron sus labores como siempre, jamás se descuidaron de sus quehaceres fuera de casa, sin embargo, cuando regresaban a la mansión, la vida ahí se había convertido como Sodoma y Gomorra desde que se fue Claris. Parecía todo estar perdido, incluso dejaron de escuchar a Damaris, su fiel amiga de años que venía a verlos, pero que la bruja de Malena se encargaba casi siempre de no dejarla permanecer por mucho tiempo en la casa, para que no interfiriera con sus planes. La mujer se había vuelto la REYNA DE LOS BROWM. Damaris después de tantos intentos para hacerlos razonar, tuvo recurrir a un plan B para recuperar a sus amigos. Ella era la única en contacto con Claris, pero obviamente no podía comentarle nada, sería algo difícil de comprender así de fácil. Entonces le dijo que los Browm se mantenían ocupados con un proyecto y que sería genial animarlos con un video hacia cada uno. Claris no comprendía, pero al menos para animarlos después de todo lo lindo que hicieron por ella, lo hizo. Hizo un video en donde les mandaba saludos a cada uno y les decía lo cuan importantes eran para ella. Les dijo que los extrañaba, claramente ya estaba por cumplirse el medio año alejados sin saber nada de uno a los otros. El corazón de nuestra peli castaña estaba tan encogido, cotidianamente trataba de animarse a seguir adelante, no los olvidaba, los tenía siempre presente, incluso tenía sus locos sueños también con ellos. Y sobre todo por Rhys que fue el último que tambaleó y a la vez decepcionó su corazón. Todo era confuso para ella, pero aun así quería que estén bien. Damaris un domingo los sentó a los 4 y aprovecho que la bruja había salido a un viaje de negocios por dos días, y llegaría al día siguiente. —¿Qué sucede Damaris? —cuestiona Joe muy curioso, mientras los demás se quedan viendo el enorme televisor en frente de ellos a piernas cruzadas sin comprender. —¿Ustedes… ya se olvidaron de quiénes son? —les dice ella con gesto enojado. —me siento decepcionada de la vida desenfrenada que han retomado de nuevo, pensé que habían madurado. —¿A qué te refieres Damaris? Implementa y especifica tus palabras —se expresa Connor, algo cansado, había tenido un arduo día y lo único que esperaba es que pasará la media hora en que la pelirroja llegaría para complacerlo. —debes apresurarte tendré una visita más tarde. —¿Así? —responde irónica ella —¿quién de las pelirrojas vendrán? —Connor tira un resoplido. —Eso no debería de importarte. —responde fastidiado. —Yo también tengo cosas que hacer —inquiere Mártin. —¡Tu imbécil! ¡Mejor ni hables! —Damaris le grita con locura, dejando atónito al hombre. Ella estaba sin control, no sabía si su idea funcionaría, y por ello andaba con los nervios de punta. —Yo… no tengo a nadie a quien ver, pero quisiera practicar el violín, tengo una presentación mañana. —dice Joe. —Yo tengo una cita —fundamenta Rhys. Y todos se sorprenden. —¿Una cita? —Damaris se cruza de brazos tirando un bufido. —¿A qué te refieres? —Me sorprendes Rhys —Mártin se burla —eso no me lo presentía y eso que tenemos un vínculo, dime ¿quién es?, ¿es alguna que ya me tiré? —él se muestra sarcástico, y realmente su rivalidad de antes, había regresado de nuevo, ya ninguno de los 4 se trataban amistosamente, Malena se había encargado en decirles cosas inventadas para que ellos se distanciaran de nuevo. —¿Qué hablas imbécil? —le responde Rhys con prepotencia —no comprendo lo que tratas decir. Y dejen de sacar teorías estúpidas, estaba tratando de decir que tengo una cita con un ejecutivo, ustedes realmente andan muy tensos —añade con su voz altamente gruesa reflejando fastidio. Damaris rueda los ojos y se propone en comenzar de una vez por todas. —Creo que ustedes se olvidaron de alguien importante. —les dice y de inmediato deja correr el video de la bella castaña. Todos se quedan atónitos al ver lo muy hermosa que sigue siendo Claris, sus corazones vuelven a palpitar al escuchar su dulce voz otra vez, cada uno se estremece cuando ella menciona su nombre y les dice cuanto los quiere y los extraña, ella les da muchos ánimos con sus palabras y les desea una larga vida. Por último, antes de despedirse les dice que espera verlos pronto. Los cuatro personajes sentados en los muebles habían olvidado esa sensación en su pecho que en solo segundos regresó como un puñal haciéndolos aterrizar a la realidad. —Ahora se pueden preguntar, ¿qué mierda han estado haciendo? —Damaris es rígida con ellos. —Yo… —Joe rompe el silencio en la que estaban sometidos los hermanos. —siempre la he pensado, pero no me sentía digno de poder hablarle. Todos concuerdan y se expresan de igual forma, ellos explican que se sentían hombres no aptos para ella, que aunque el vacío en sus corazones les consumían trataban de llenarlo con sus lujurias como antes. Sin embargo, ahora al escuchar la voz de Claris hizo que quisieran verla con locura. Todos regresaron al mutismo y se fueron retirando en silencio. Damaris se resignó, pensó que todo fue en vano, porque no dieron la respuesta que quería escuchar como “traigamos a Claris” Ella se fue con un feo sentimiento en su corazón. A los días, una llamada le haría sentir tan feliz, cuando el propio Rhys le dijera que habían logrado que Malena se vaya de la casa. Damaris quiso preguntar ¿Cómo lo lograron?, pero prefirió en no arruinar el momento. Rhys le dijo que prepare una fiesta para recibir a Claris de nuevo, que ellos se habían unido de nuevo para traerla de vuelta. Damaris brotó unas lágrimas, todo estaba llegando a la normalidad. Por otro lado, era claro que era un misterio lo que hicieron los hermanos Browm para hacer que Malena se alejara por el momento de la mansión, ellos descubrieron los engaños que ella los venía induciendo y decidieron con las fuerzas que no tuvieron antes en no creer de nuevo en ella. Y es así, que fueron a encontrarse con Claris y pasaron momentos curiosos que nunca pensaron en afrontar, pero al final estuvieron felices porque la convencieron de traerla de nuevo. *** Al día siguiente de haber dormido en la casa de la peli castaña, se despidieron de la familia Romney con mucho respeto y salieron del país con la linda Claris. —¿todo bien Claris? —le cuestiona Joe, mientras la detalla con la mente perdida viendo hacia la ventana del avión. Ella niega y le regala una sonrisa. —Solo que creo esto como un sueño, todos los hermanos giran a verla. Se encuentran en un avión privado así que la cabina es grande como un salón de descanso y todos están sentados en los asientos como si estuvieran en una sala, por eso todos estaban al alcance de detallar a la linda mujer. —Ya había creído que no regresaría a Inglaterra. —Estamos contentos de tenerte de vuelta. —le dice Connor con enorme cariño en sus ojos. —Si, mi fisgona, no me cansaré de pedirte perdón por hacerte esperar tanto —ella se sonroja y negando responde. —No está bien, comprendo, sé que tuvieron mucho trabajo. —Sobre eso… —Rhys intenta ser sincero, pero el nudo en la garganta de la vergüenza propia lo hace detenerse. —nada… —solo cierra sus ojos y decide pensar en cómo decirle, todo el caos que sucedió en la mansión que preferiría decírselo él mismo a que se entere por otras bocas. Todos se quedaron con un feo sabor en sus bocas, debido a que también estaban preocupados de decirle la verdad. No sabían qué pensaría su amada. Ellos llegaron al aeropuerto y juntos salen del lugar tirando un enorme suspiro de satisfacción por la presencia de la linda mucama, cuando de repente Claris al ver una mujer ciega e indigente pidiendo unas monedas, con tristeza se acerca y se las brinda. Los hermanos a pocos metros la miran y no evitan sonreír por su recordado lindo corazón. Entonces la mujer le dice. —Gracias señorita. Gracias a esto, tendré un almuerzo hoy. —No es nada. Espero se compre algo muy rico. —le dice muy contenta Claris. —Tienes una bella voz, quiero ser agradecida, ¿me dejas leerte la mano como recompensa por tu ayuda? —¿Sabe hacer eso? —Si hija, soy muy buena, bríndame tu mano, por favor. —Claris emocionada se la brinda y la mujer comienza a tantear sus marcas de la mano. —Mmmm… interesante. Eres muy afortunada, tienes muchas personas alrededor que te quieren. —ella sonríe —en especial cuatro personas que darían la vida por ti. Claris se pasma y cree saber quiénes son ellos. Los cuatro hombres detrás de ella solo sonríen reflejando sus mejillas sonrojadas por la pena. —Sin embargo, tú no sabrás a quién escoger… —Claris aprieta sus labios, parecer ser que logra percibir su inestabilidad —pero… veo algo interesante… tú te volverás SU REYNA Y ELLOS TUS SUMISOS, CLARIS. Claris se queda ojos bien abiertos y se queda pensando sobre ¿cuándo le dijo su nombre? ¿Y qué significaba ser la Reyna y ellos sus sumisos? Por otro lado, los hombres atrás comenzaron a sudar en frío, en pocos segundos se sintieron afectados, porque eso sería increíble, pero a la vez angustiante. Compartieron una mujer sin significado alguno en sus corazones, pero esta vez era distinto, jamás permitirían compartir a esta mujer... A CLARIS ROMNEY, POR SUPUESTO QUE NO. NUNCA.
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