Capítulo 31

1524 Words
Nammi observo a Luc en silencio, mientras este acomodaba su cabello ya perfecto. — Yo pedí por ti… en el infierno. — la única forma de mentir y mantener esa mentira lo más creíble posible, y para ello debía apegarse lo más posible a la verdad. — ¿Querías a una virgen? — pregunto con asombro Nammi, pues Luc no sería el primero que pidiera por ella, cual animal de zoológico, siempre llegaba uno que otro a tratar de “comprar su virginidad” eso que a sus exnovios echaba a correr, era lo mismo que muchos hombres de mundo buscaban y a los que Nammi jamás se la daría, porque en su mayoría eran hombres que habían probado de todo en esta vida, dejando quizás lo mejor para lo último, un último reto que cumplir, un capricho más de la lista, un deseo de juventud. — Fue mi amigo Neri Neizan quien me envió allí. — la voz de Luc era apenas un susurro, y por un segundo se planteó decirle la verdad, pero las manos de Nammi se movieron a su vientre, de forma distraída, las coloco allí, y Luc recordó que su hijo o hija estaba en camino, él en verdad seria padre una vez más, pero se sentía tan distinto, a cuando Bianca le informo del embarazo de León, esperaría que se sentiría mal, pero no era el caso, quizás si estaba loco, tal vez tenia la maldad de su padre Antonny corriendo en sus venas, no lo sabía, lo único que sabia era que estaba feliz de saber que él y Nammi serian padres, aunque sabia que no debería. — Una vez tocamos el tema de como las cosas han cambiado, que los jóvenes ya no creen en el amor o que no le toman el peso de estar con quien se ama, y él dijo que en el club el infierno había una virgen… creo que la curiosidad pudo conmigo. — agrego con apuro y sin poder verla a los ojos. — Había viajado por negocios, y gracias a todo el misterio que me rodea… claro, has perdido la memoria, mi padre es mafioso Nammi. — rememoro lo que ya le había dicho a la joven, la cual, como aquella noche, no se inmuto, solo asintió con la cabeza, como quien le contara que su padre era un verdulero. — Entonces, decidí tomarme unos tragos en el infierno, ya que es sabido que allí no pueden ingresar los periodistas, y recordé lo que Neizan me había dicho y pedí por ti… — Me ofreciste dinero ¿verdad? — Luc la vio con sorpresa y Nammi sonrió. — Tu rostro te delata Luc, estas avergonzado. — Sí, estoy muy avergonzado y arrepentido de eso. — de lo que te hice aquella noche, pensó el mayor, pero no lo dijo. — Te ofrecí pagarte lo que quisieras, y tu respondiste que no estabas a la venta, que solo eras la camarera y acomodas te tu broche. — Luc no podía recordar que era lo que ese broche decía, por suerte Nammi si lo recordaba. — La dama de la reina, claro que hacía eso siempre que sentía que no entendían un no, no tienes porque sentir pena, fueron muchos los que me insistieron, algo que me hacía reír, ya que todos mis novios me dejaban cuando les decía que no tendría sexo hasta luego de casarnos, los espantaba sin ayuda de nadie, pero en el infierno, era como cargar un cartel de neón y tentar a medio público, por suerte Bairon y Gre… los demás siempre estaban atentos, para cuando alguien no comprendía un no. — Nammi podía haber perdido la memoria, pero por alguna razón, no queria decir que estuvo medio enamorada de Greco De Luca, lo tomo como respeto por su actual ¿novio? Ese hombre en verdad se comportaba como un novio, y era muy guapo, tanto que se felicitó por su propio gusto. — Sí, lo creo… luego nos encontramos aquí, aunque tu no me reconociste, yo sí. — claro que sí, si el recuerdo de ella lo atormento y lo seguiría haciendo. — te habías hecho amiga de León, mi hijo. — Luc tomo su teléfono móvil y le mostro una fotografía del pelirrojo. — Sí, lo recuerdo, León y Mimi. — ese reconocimiento le dio cierta confianza a Nammi, mientras que a Luc le helaba la sangre. — ¿Recuperaste la memoria? — pregunto casi con miedo y Nammi rio con ganas. — No Luc, no temas que cuando lo haga te lo diré, solo… se quiénes son y …mi departamento se quemó. — dijo con sorpresa, pues el día que conoció a Luc estaba muy claro en su cabeza, o al menos eso creía. — No recuerdo que fue lo que hablamos, pero recuerdo que León siempre me esperaba en el parque para hacer ejercicio, entonces un día tu fuiste por él… ¿te atropellaron cuando ibas por nosotros? — recordaba el accidente de Luc, recordaba que ella le había dicho que su departamento se había incendiado y que había perdido todo, y por supuesto, recordaba a León, pero solo eso. — Si. — dijo Luc, deseando que las cosas fueran así. — Allí fue cuando nos reencontramos, y me diste una oportunidad de demostrarte que no soy un maldito. — como deseaba que esas palabras fuesen cierto. — Aun cojeas. — murmuro pensativa Nammi. — No paso mucho tiempo desde el accidente ¿tan fácil resulte ser? — se preguntó más para ella que para él, y por supuesto Luc se sintió aún peor. — No, eso jamás, no pienses eso de ti misma, es solo que… no pudiste hacer nada, realmente, no tenías como parar lo que sucedió. — tenía ganas de llorar, de arrojarse al piso e implorar su perdón, pero Nammi comenzó a reír y los pensamientos de Luc se esfumaron, era tan hermosa. — Que engreído que eres. — dijo de forma juguetona y Luc se sorprendió. — Tal vez si me muestras un poco de cómo me convenciste de que arroje todas mis creencias por la ventana, pueda darte la razón. — ¿le estaba coqueteando? ¿ella en verdad queria que él…? No, ¿o sí? — ¿Qui..quieres que te bese? — pregunto en un hilo de voz y Nammi rio aun mas fuerte. — Creo que es lo que esperaría de mi novio. — rebatió aun sonriendo. — Estas herida. — dijo con nerviosismo Luc y Nammi confundió su culpa por preocupación por ella. — Lo estoy, y como enfermera, se que lo mejor para que un enfermo se recupere, es el acompañamiento de su familia. — la joven lamio sus labios, y lo vio… de la misma forma que lo hizo la noche que Luc curo su brazo, ¿era eso? Nammi quería que la besara esa noche. — Yo te acompañaría toda la vida. — murmuro acercándose a ella, viéndola con devoción, y pasión, con sentimientos tan nítidos que Nammi quedo sin aire. — Yo daría mi alma por verte sonreír cada día. — el corazón de Nammi y su acelerado latido quedo expuesto gracias al monitoreo de las máquinas y aun así, Luc no se detuvo. — Ardere en el infierno por ti y tu amor, porque soy un maldito que está enamorado de un ángel. Los labios de Luc tomaron los de Nammi, con la suavidad con la que una briza acariciarían los pétalos de una rosa, su lengua, toco la de ella, y la joven sintió como si le pasaran corriente, por lo que cerró los ojos, mientras las maquinas continuaban pitando, la presión en sus amplios y carnosos labios aumento, como si Luc quisiera devorarla, y las manos de Nammi se aventuraron al pecho duro y fornido de Luc, hasta que llegaron a su nuca, y jalo de él, con un hambre que no sabía que podía poseer, necesitaba más, de esa sensación dulce y cosquillosa que recorría su cuerpo, y las manos de Luc se las arreglaron para pasar por debajo de la cintura de Nammi, casi levantándola de la camilla, anhelando pegarla a su cuerpo. — La paciente necesita descanso. — dijo una voz femenina y seria, y Nammi odio a esa enfermera. — Sí, lo siento. — dijo Luc enrojeciendo por completo y Nammi casi se infarta, era imposible que ese hombre que la hizo desear tener sexo en la camilla de un hospital, ahora se ruborizara como un jovencito pillado por los padres de su novia. — Demonios, sí que te creo. Dijo Nammi dejándose caer en la camilla, se sentía mareada, y estaba segura de que si Luc la beso así antes, claro que ella se habría entregado a él en cuerpo y alma. — Vamos a ser padres. — susurro con las ideas y sentimientos viajando de un lado a otro. — Dios, vamos a tener un bebé. Felicidad, eso veía Luc en los ojos de Nammi y en esas lagrimas que incluso podía jurar que brillaban de alegría, y se dijo que el mentir, no era tan malo después de todo.
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