La entrevista con Phillip Cups es un total desastre.
Todo inicia bien pero en el transcurso de las dos horas de programa no dejo de notar las miradas que les da a todas las chicas del canal, incluyendo a Jay.
No puedo dejar de pensar en que ese tipo es un hijo de puta baboso que le tira la onda a mi novia para ver qué consigue. Y me molesta tener que aceptar que trabajen juntos y pasen demasiado tiempo en el canal.
El mal humor me hace responderle cortante durante toda la entrevista, incluso llaman a "Corte" porque la tensión es fuerte. Y es inevitable para mí no ser un prepotente de mierda con la gente que me cae mal, como él por ejemplo.
El sujeto después de la grabación intenta hablarme, pero yo lo rechazo de la mejor manera que sé para sacarle la piedra a alguien: siendo pedante, engreído y despectivo.
Eso sólo es la leña en el pequeño fuego de toda la explosión causada, porque Cups se enoja y termina llamándome "cretino maricón".
El insulto no me molesta, soy demasiado pacifista e inteligente como para perder la paciencia por una frase carente de lógica y ofensa para mí, pero es la justificación perfecta para romperle la nariz.
Y justo eso hago.
Después de eso todo se descontrola.
Nunca he sido un tipo violento, de hecho soy bastante tranquilo y amante de resolver los conflictos dialogando. Pero últimamente he descubierto que soy un maldito celoso que no concibe la idea de que otro tipo se le acerque a mi novia.
Hasta he hablado con Jack sobre ello y se identifica conmigo, sin importar que las últimas peleas con su hija las he causado yo por mi nuevo problema al controlar esos jodidos celos que están matándome.
Hasta se ofreció a vigilarla mientras que yo esté lejos, pero le pedí que no lo hiciera.
Después de todo es su hija, eso no está bien.
Y yo debo aprender a lidiar con ello. Jaden es hermosa, y es normal que muchos hombres quieran meterse con ella.
Me paso las manos por el pelo y aviento el cigarrillo por la ventana de la habitación. Jay tiene más de una hora encerrada en el baño y no ha dejado de gritarme desde adentro que soy un imbécil que la va a meter en problemas.
—¡Ay por Dios! No fue tan grave.
Abre la puerta del baño enseguida, tiene los ojos abiertos de par en par y las aletas de la nariz esponjadas.
—¿No fue tan grave? ¡Le rompiste la nariz! ¿Pero qué carajos te pasa?
Respiro profundo.
Sí, estuvo mal. Lo sé, yo no soy así.
—Él no me coquetea, Vitalis. Sólo es mi jefe.
—¿Ahora vas a fingir que no te das cuenta? Ay por favor, Jaden, precisamente tú no te vas a fijar —Rueda los ojos, terminando de salir del baño. Se desviste en mis narices de mala gana—. Jaden, por favor, tú sabes de esto... Ese tipo...
—No me gusta ese tipo, Cy. No me interesa él ni nadie más que no seas tú —Se desespera. Ya hemos tenido este tipo de conversaciones muchas veces—. Pero tú no entiendes eso y ¿Sabes por qué? Porque todo lo que has dicho es falso: "No me interesa tu pasado", "Deja de decir que eres una zorra", "Te amo sin importar lo que hayas hecho antes de mi" y blah, blah, blah ¡Falso todo! —Se coloca una de sus franelas anchas y eso me sorprende, porque ella usa mis camisas para dormir casi siempre. Me señala enojada—. Porque muy en el fondo ni tú mismo te tragas todas esas palabras de mierda que sueltas... Estos estúpidos celos tuyos sin razón son porque no confías en mí, porque sí te importa mi pasado y te da miedo que haga algo estúpido.
Me quedo callado, porque tal vez es cierto.
Quizá de manera inconsciente he alimentado ese miedo de que Jay haga alguna de sus antiguas locuras.
No lo sé.
Pero estoy seguro de que ahorita mismo no veo sus errores pasados, solo veo lo que hemos vivido este último año. Lo que hemos construido, y amo lo que somos hoy.
—Jay... yo...
—No, el silencio lo dice todo.
—Amor, no me interesa lo que hiciste antes, ya te lo he dicho miles de veces. Sólo tengo miedo de que exista un error del que sea imposible salir o superar.
—¿Por qué no me preocupo cuando te largas por dos meses lejos de mí? Porque yo sí confío en ti.
—Yo confío en ti, en quien no confío es en ese hijo de puta de Phillip. —grito ofuscado y ella se calla.
—A la mierda.
Me da la espalda y sale de la habitación. La sigo.
—Cy, tú eres una estrella exitosa, codiciado por muchas... Y yo jamás he dudado de ti, o pensado siquiera que otra chica sea capaz de hacerte dudar, no te creo tan idiota como para acabar con lo que tenemos. Además es enfermizo vivir pensando en que tu pareja va a engañarte.
Me siento en el mueble y me cubro el rostro, frustrado.
No sé en qué momento me convertí en el novio tóxico que tanto evité ser.
—Lamento todo esto, cariño. —me disculpo.
Estaré aquí cinco días más antes de volver a Múnich y solo vine a cagar todo con Jay.
Me sorprendo cuando me aparta las manos de la cara para arrodillarse en frente, se mete entre mis piernas y sujeta mis mejillas con ternura, sólo como es capaz de hacer ella.
Ya el mes que viene regreso a Nueva York definitivamente, antes la banda tiene que firmar un nuevo contrato con otra disquera y terminar algunas canciones. He estado con Jay más de un año de manera intermitente, pasamos algunos meses juntos y luego tengo ir y venir, las giras, los premios, todo es agotador. Pero en un mes podremos estar juntos sin ninguna otra pausa en nuestra relación, se me ocurre que tal vez pueda tocar el tema de la boda por encima, sé que a ella le da miedo el matrimonio pero si nos amamos nada puede salir mal ¿Cierto?
—Eres el único hombre con quién he convivido bajo un mismo techo, eres el amor de mi vida, Cy. Yo sólo te amo a ti y sólo tengo ojos para ti, no me interesa nada ni nadie más excepto tú.
La miró a sus hermosos ojos grises y me siento avergonzado por como me he comportado los últimos meses con ella.
—Sólo tienes que confiar en mí así como yo confío en ti.
La beso porque sus palabras me llegan.
Sí confío en ella, pero el miedo de perderla es más fuerte.
—Discúlpame, mi amor —susurro. No quiero agobiarla con mis estupideces—. No sabía que podía llegar a comportarme como un celópata, realmente me importas y no quiero perderte. No quiero que mi actitud te espante y al final te alejes por mí.
Me mira con ojos tiernos y ladea la cabeza, acariciando mis mejillas con dulzura. Estos últimos meses ella se ha convertido en una pila de amor, me ha sorprendido mucho su actitud tan cariñosa, sobre todo cuando antes solía ser fría y seca, excepto cuando quería tener sexo.
Entonces eso me hace sentir aún más idiota. Porque ella ha cambiado para bien y yo para mal.
Jay parecía un perro arisco al que le daba miedo que lo tocaran, evitaba las demostraciones de afecto en público, no era tan cariñosa, y ahora todo es diferente en ella. Y me encanta.
Amo tenerla siempre sobre mí, siendo atenta y cariñosa, pegada como una lapa, y subiendo fotos mías o nuestras a las r************* . Jaden es perfecta, inteligente, tiene carácter, es ruda, amorosa, ocurrente, preocupada, responsable...
La amo tanto, Dios.
La amo más que a cualquier otra cosa que haya sido capaz de amar antes.
—Te amo, Fresita. —Me da un beso corto en los labios que me hace sonreír, embobado.
—Te amo, camionera.
Se ríe.
—¡Maldición! ¿Nunca dejarás de llamarme así?
Es gracioso que Jay haya cambiado todo menos su amor por decir groserías y guarradas. Aunque a decir verdad esa es una de las cosas que más amo de ella, es original y no finge ser algo que no es.
—Eres mi camionera favorita.
Se ríe.
Intenta apartarse de mí, pero la atrapo entre mis brazos y la halo conmigo, haciendo que caiga sobre mí en el sofá, nos acomodamos allí.
Su mirada está más clara ahora, los ojos le brillan en tranquilidad. He aprendido que se le oscurecen cuando está enojada o preocupada, también que se coloca el cabello detrás de las orejas cuando está nerviosa o avergonzada.
Rueda los ojos cuando finge demencia tras ser descubierta en alguno de sus inventos. Y se muerde los labios cuando la lujuria explota dentro de ella, si lo hace en público es una señal que me da para irnos a manosear en algún lugar privado, y si lo hace en privado es mi señal para quitarle la ropa y hacerla mía.
Sucedió en diciembre del año pasado en Los Ángeles, fuimos como invitados a los Grammys Latinos y ella lucía hermosa y sensual con un vestido de tiras corto, la descarada me susurro al oído de camino a la alfombra roja que no traía ropa interior.
Luego mientras nos fotografiaban se mordió los labios y tuve que llevarla al baño para tener sexo rápido antes de que alguien nos consiguiera así y saliéramos en las primeras planas de todos los diarios. Desde entonces es una señal.
Nuestra señal.
— ¿En qué piensas? —Peina con cuidado mi cabello y enfoco la mirada en ella.
—Me quiero casar contigo, Jay. Quiero que seas mi esposa, no quiero esperar más.
Me observaa, luce sorprendida.
Espero que brinque del sofá lejos de mí y me dé la típica charla de que aún no está lista para eso, que debemos esperar y blah, blah, blah, como hace cada vez que toco el tema por encima.
Pero en lugar de ello, la veo sonreír y asentir. Emocionada.
Me incorporo enseguida, ella se sienta sobre mí, con sus rodillas a ambos lados de mis muslos. Sus mejillas están rojas y me encanta.
—De acuerdo.
—¿Qué?
—Que también me quiero casar ya, estúpido ¿Que más?
Me echó a reír por su respuesta y paso mis manos por su frente y cuello a modo de burla. Tal vez y tenga fiebre de verdad.
—¿Te sientes bien, querida?
—Cy, no empieces...
—¿Que no empiece? Más bien por qué no has empezado tú con la charla de: no me presiones.
Cuando imito su voz se ríe.
—Jay ¿Desde cuándo no hablábamos de esto? Me siento realmente raro ¿Realmente quieres...
—Aparte de echón y creído eres bruto y sordo —Sale del sofá muy rápido—. Hace cinco meses estoy esperando que toques el tema.
También salgo del sofá.
La atrapo antes de que se me escape, grita divertida cuando la cargo sobre mí hombro, nalgueándola.
Avanzo hasta nuestra habitación y la lanzo sobre la cama.
—No quería presionarte, en nuestro primer aniversario dijiste un montón de cosas. Luego tú mamá y yo estábamos conversando sobre eso y tú escuchaste y formaste un escándalo ¿Recuerdas? Cada vez que podías me lanzabas indirectas sobre esperar más, sin contar aquella vez que me llamaste cursi de mierda —Hablo. Jay ha cambiado mucho, pero el proceso no ha sido tan fácil como parece. Ella es bastante ofensiva y yo demasiado sensible, así que nuestras discusiones se basan en ella gritar y yo guardar silencio para después decirle que es una grosera e irme lejos de casa hasta que se me pase la rabia y luego volver—. Realmente no me esperé que aceptaras hoy. Parece un chiste.
Me mira desde la cama, sin decir nada, se ve apenada. Me siento en frente.
—Soy una bestia peluda, yo lo sé. Tú no mereces que sea así, pero mírame, lo estoy intentando —Habla por fin—. Sólo tenía miedo Cy, pero... Te amo, y entendí que no quiero estar con nadie más si no es contigo. Eso me hizo pensar en que sí quiero ser tu esposa, que sí quiero tener una familia contigo y que mi lugar favorito eres tú.
Ay carajo.
No voy a llorar.
—No llores, Cy.
Inevitable.
Soy un maricón llorón.
Y me abraza.
—También te amo, mi princesa. —Siempre se lo digo, y nunca me cansaré.
—Te amo mucho más.
—Imposible, yo te amo más.
—Falso, yo te amo mucho, mucho, mucho más.
Sonrío, enamorado.
—Eres más de lo que merezco, eres mi bendición hecha realidad. —susurra antes de besarme.
—Lo sé, querida. Agradécele a Dios.
Y me muerde.
—Eres un patán de mierda.
Me echó a reír.
Sí, algo.
La amo tanto.
***
Cuando despierto Jay está sobre mí, tiene la cara metida en el espacio que hay entre mi cuello y el hombro, su brazo se aferra con fuerza a mí, sin contar que me tiene preso con sus piernas.
Mi celular no para de repicar.
No tengo ni idea de la hora.
—Apaga eso. —Balbucea entre el sueño, se refiere al celular— Cy, por favor... Mucho ruido.
—Si me sueltas podré hacerlo.
Ella se aparta, se da la vuelta y se cubre completa con la cobija.
Atiendo, es mi madre.
—Hola, mamá. Buenos días ¿Cómo estás?
—Mi bebé, ¿Cuando vas a venir? Tus hermanas están aquí, quieren verte y conocer a la chica.
Mi mamá no tolera a Jay, no le cae bien desde que la conoció. Es algo incómodo para mí visitar su casa y llevar a mi novia conmigo, porque parezco un árbitro. Mi madre le busca la lengua y Jay es demasiado explosiva, no quiero una guerra entre ellas.
—Jaden, mamá. Se llama Jaden.
—Esa. —zanja— Tu ya sabes que no me gusta. Pero tus hermanas quieren conocerla ahora que volvieron al país.
—Mamá, nos vamos a casar. Y quiero que la respetes ¿Vale? No es esa, ni la chica, es Jaden.
—Tu no sabes lo que dices, hijo. Eres rico, famoso y con una vida por recorrer, no te puedes casar con la primera golfa que se te cruza.
—Vale, comprendo que así no pienso ir a ningún lugar. No mientras tú continúes con tu mierda en la cabeza. —Exploto—. Y como no cambias eso entonces tampoco tienes un hijo, así que olvídate de mí también.
Y cuelgo enojado.
Intento calmarme pero es imposible.
Jay y yo vamos a cumplir dos años de relación el mes que viene y mi madre sigue diciendo que es una zorra, que no le cae bien, que es falsa, que no es buena para mí y pare de contar.
Será mi esposa y si no la respeta entonces a mí que no se me acerque.
Cuando me doy la vuelta veo a Jaden sentada, me mira con los ojos bien abiertos.
No quiero hablar sobre lo que escuchó, no estoy de humor ahora.
—Me iré a duchar. —dice.
¿Qué? ¿Para qué?
Si hoy estamos libres los dos.
—¿A dónde vas?
—Voy no, vamos. —Se levanta de la cama y pasa frente a mí, antes de seguir al baño me da una palmada en el hombro.
—¿Y a dónde se supone que vamos entonces?
—A casa de tu madre.
—¿Qué? ¿Estás loca?
—Si, bien loca. Y aunque tu mamá es una bruja conmigo sigue siendo tu madre, te disculparás con ella por lo que les has dicho al teléfono y luego yo intentaré charlar con ella.
—Muy mala idea. —la sigo— Es malísimo, Jay.
—¿Qué es lo peor que puede pasar, Vitalis?
—No lo sé, ella es una caja de sorpresas.
—Y yo también.
Ay Dios, esto va a salir mal.
Hi, Witches.
El próximo capítulo lo narra Jay.
¿Que tal van? Espero que les esté gustando esta locura ¿Qué les parece el supuesto cambio de Jaden?
Y sí, Cy es tan lindo como siempre.