Respiré profundamente el frio aire de la clínica sintiendo el pánico correr por mis venas, mi mano temblorosa sobre mi pecho sopesando el hecho de que no estoy muy lejos de la realidad de la que tanto he estado huyendo cobardemente. Es la tercera vez en el mes que hago el fallido intento de ver a Sofía y ver su estado médico, pero bueno, entenderán que cuando digo "intento fallido" hablo en el sentido más literal, pues usualmente llego hasta con la enfermera en guardia que siempre me mira expectante. — ¿Se te ofrece algo dulzura? —La misma pregunta en esta tercera vez. Su robusto cuerpo que acompaña su cabello canoso con n***o, su usual suéter morado y sus dulces ojos café oscuro, no cambian el hecho de que esté asustada. — ¿A mí? —Mi voz falló y decidí que sería mejor carraspear. —No,