Prólogo

220 Words
Dicen que la prueba más grande de amor es saber renunciar a alguien cuando sabes que ya no la haces feliz, cuando haces sus días más pesados, cuando simplemente no la completas. Dejar ir a Rachel fue la decisión más dura que había tomado, pero no me arrepentía. Si se hubiera quedado hubiera terminado por hundirse en ella misma. Quizás en ese momento no lo entendí y por varios meses estuve resentido por su partida. Sin embargo las cosas habían cambiado y entendía que a pesar de mi dolor ella siempre había tenido la razón. Al principio la idea de no estar junto a ella me consumía, me volvía loco. Pero un tiempo después mis días fueron pasando y ya no eran tan pesados. Mi mente no era mi enemiga y todo tormenta parecía llegar a su calma. Siempre había dicho que sus ojos verdes eran mi debilidad y lo seguía sosteniendo. Pero... Un nuevo color había aparecido. Y yo debía continuar así como lo había hecho Rachel. Salir del pozo en qué había convertido mi vida y dejar de pensar en lo que habría sido si la mujer que amo jamás se hubiera marchado. Quizás me estoy equivocando. Quizás Kolt tenga razón y estoy ocultando mis sentimientos. Quizás podía arrepentirme. Y si, quizás podía causar desastre, un perfecto desastre.
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