Santiago por un momento pensó que ella había preparado todo, pero al observarla detenidamente notó sus mejillas encendidas y su mirada escurridiza, lo que le daba a entender el bochornoso momento que estaba sufriendo, él estaba confundido porque esa chica desaliñada, aunque preciosa, tenía a esos hombres disputándose su atención.
¿Qué escondía entonces bajo esa fachada de indiferencia y desinterés que le mostró?, ¿acaso era por él?, ¿no quería nada con él específicamente?, eso le resultaba muy extraño y se propuso averiguarlo, así que cuando trajeron la cuenta y pagó, le dijo:
–Mencionaste que de aquí te irías a bailar y beber, me apetece lo mismo, ¿puedo acompañarte?
–¿Qué cosa?, ¿por qué? –lo interrogó alarmada.
–Porque quiero bailar y beber contigo.
–No, no, no, nos despedimos y hasta nunca, tú no quieres saber más de mí –exclamó con vehemencia.
–Te equivocas, sí quiero saber más de ti.
Camila se levantó de pronto y comenzó a caminar hacia la salida, pero Santiago no iba a permitir que se le escapara, así que la siguió, justo al salir y estar en la calle otro hombre apareció:
–¡Preciosa!, qué casualidad acabo de escribirte a tu celular para invitarte a comer.
–Lo siento Marcus, ya comí gracias, nos vemos mañana, ¿sí?
–¿Estas bien?, porque no tienes buena cara, ¿te ocurre algo?
–Ella está perfectamente, gracias por preocuparte. –Santiago llegó a su altura y la tomó por la cintura, ya estaba harto de los hombres que se acercaban a ella, ¿quién rayos era Evelyn que tenía tantos admiradores?
El hombre los veía con asombro, ella trató de apartarse de él y entonces la sujetó más fuerte, hasta que ella le dijo al tipo:
–Estoy bien Marcus, hasta mañana.
Cuando quedaron solos, lo miró con furia diciéndole:
–No vuelvas a acercarte a mí así, no soy posesión tuya demente engreído y deja de seguirme –le espetó molesta, sacudiéndose de su agarre.
–Iremos a beber y a bailar.
–Ya no quiero hacer eso, debo irme porque tengo examen mañana y necesito estudiar.
–Esa es una terrible excusa para apartarte de mí, debo decir. Bien, le diré a mi abuelo que estoy encantado contigo y que pronto tendremos otra cita o la cena familiar que tanto anhelan.
–No, por favor, la cena familiar no. Saldré contigo otro día, pero olvida la cena familiar.
–Dame tu número, te llamaré para nuestro próximo encuentro.
–Sabrás que estoy comenzando a odiar tu sonrisita, eres un manipulador. Mejor dame tu número te enviaré un mensaje al llegar a mi casa.
–Puedo llevarte vamos, y toma mi tarjeta, escríbeme cuando quieras.
***
Camila aceptó que la llevara, aunque estuvo a punto de cometer un error, porque cuando enfiló a la casa de Evelyn casi le dice que se había equivocado, la dejó en la entrada y se despidió rápidamente, si el abuelo de Evelyn se asomaba y lo veía, tendrían que desaparecer su amiga y ella.
Desde la entrada llamó a Evelyn y la muy bandida se encontraba en un centro comercial muy cerca de donde ella estaba comiendo con Santiago, pidió un taxi y se fue a su casa, Evelyn la encontraría allá para que ella le contara todo lo sucedido en la supuesta cita a ciegas.
Apenas entró y soltó su bolso, sonó el timbre, le abrió y aún sin cerrar la puerta ya estaba siendo interrogada, tuvo que confesarle que al principio todo iba según lo planeado hasta que comenzaron a aparecer hombres reclamando sus rechazos, por lo que el tal Santiago se intrigó y ahora quería volver a verla.
Su amiga Evelyn entró en pánico, así que le prometió por todas las estrellas del universo que la próxima vez que lo viera iba a quedar tan decepcionado, que nunca más querría estar cerca de ella, no obstante, se sintió en el deber de comentarle que el hombre era precioso y sin desperdicio alguno, ella respondió que ni así consideraría casarse con él, por lo que el plan para desagradarle se mantenía.
***
Santiago se había quedado un rato pensando en la rara actitud de los hombres con respecto a “Evelyn”, finalmente arrancó su auto para llegar hasta el final de la calle y así dar la vuelta, por lo que al venir de regreso observó que “Evelyn” se devolvía a la calle, frenó y se quedó esperando, vio llegar un taxi que la recogió, se sintió burlado y decidió seguirla.
Llegaron hasta un edificio de apartamentos y la vio bajarse tranquilamente y entrar allí saludando al portero y portando un llavero en sus manos. Él se acercó al portero tratando de obtener información, pero no hubo manera de que le dieran algún dato de la chica que acababa de entrar al edificio.
Aun así, revisó los intercomunicadores y no encontró a Evelyn Oropeza en ninguna de las placas de identificación, entonces supuso que había ido allí a visitar a alguien, deseando que no fuera a un hombre, optó por retirarse y esperar pacientemente a que la chica le escribiera para tener su número.
Iba camino a su fabuloso apartamento pensando en la chica que, a pesar de su simpleza al vestir, tenía a varios tipos disputándose su atención y por lo que pudo entender, el reclamo de ellos consistía en que ella los había rechazado ese mismo día que aceptó salir con él.
Definitivamente se tomaría el tiempo para una segunda cita con “Evelyn” a ver que más averiguaba sobre su forma de ser y que le permitiera descubrir la razón de su popularidad.
***
Las amigas seguían juntas y Camila le contó detalladamente a Evelyn todo lo ocurrido, su amiga reía diciéndole que si de vez en cuando saliera con alguno de sus pretendientes no la estuvieran persiguiendo por toda la ciudad.
Camila puso sus ojos en blanco y le decía a Evelyn que presentía un problema grave a futuro, aun así, Evelyn convenció a Camila, una vez más, de que le escribiera a Santiago para quedar en salir el viernes de la siguiente semana y terminar de una vez por todas con las intenciones de él de mantener el contacto.
Finalmente, Camila, en el plan de hacerse pasar por Evelyn, le escribió un mensaje a Santiago, gracias a la insistencia de su amiga:
8:50 pm
Hola Santiago soy Evelyn. ¿Podemos vernos el viernes?
8:52 pm
Hola Evelyn, no estaré en la ciudad el viernes, ¿puede ser el jueves?
8:55 pm
¿Qué tal el sábado?
9:00 pm
No, el jueves.
–Lo siento Evelyn, pero este hombre me exaspera, primero quiere volver a verme incluso insistió en salir a bailar y beber hoy mismo, ahora es una lucha con respecto al día de la próxima cita.
–Camilita, por amor a la música, dile que sí para el jueves, piensa que mientras más pronto, mejor.
–¡Dios! Evelyn en serio que me vas a deber una bien grande.
9:14 pm
Está bien, el jueves será.
9:16 pm
Pasaré por ti el jueves a las 7:30 pm, seré puntual.
9:20 pm
Yo no.
Santiago sonrió ante su respuesta, quería retarlo, sacarlo de sus casillas, pero no lo lograría, él iba a estar en su puerta a las 7:30 pm y si ella quería hacerlo esperar, lo haría sin inmutarse, ahora tenía un propósito y la trataría como a uno de sus proyectos en los que pone toda su dedicación y empeño hasta lograr verlo realizado.
Evelyn le dijo a Camila que el jueves debía estar en su casa temprano para prepararse y que cuando Santiago llegara a buscarla, ella podía salir de su casa sin levantar sospechas. Finalmente, Evelyn salió del edificio de Camila y se fue a su hogar muy satisfecha de su plan, el cual consideraba que estaba saliendo muy bien.
Le dio curiosidad lo que dijo Camila sobre que Santiago era precioso y a juzgar por los chicos que ella rechazaba y que eran unos modelos no quería ni imaginarse como era el hombre que ella consideraba “precioso”, pero su libertad y estilo de vida, eran lo más valioso que tenía en el mundo, por lo que disfrutaba de relaciones constantemente, pero sin atarse a nadie.
Quería mantenerse así y no cambiaría por el capricho de un par de ancianos que se creían con derecho a decidir sobre el futuro de una pareja, por eso mismo tampoco se decidía a trabajar con su abuelo, sencillamente detestaba la rutina y un trabajo fijo o una pareja, eran el vivo ejemplo de lo rutinario.