Natasha
Sentí un fuerte olor muy cerca de mi, lo reconocía, era alcohol, pero, ¿Porque huele a eso?, Mis ojos estaban cerrados, así que los abrí lentamente y lo primero que vi fue la mirada de mi jefe, en ese momento me acordé lo que me había dicho y me sobresalte sentándome en el sofá, a lo lejos estaba su cuñado mirando su teléfono como si estuviera solo, yo intenté ponerme de pie pero mi jefe me agarró por el brazos deteniéndose.
—Señorita—Dijo serio.
—Señor Seymour, déjeme ir—Articule con un hilo de voz.
—No, primero acepte lo que le pedí y luego si la suelto—Comento.
¿Casarme con el?, No creía que fuera lo correcto, estaba hablando de mi jefe, yo no quería tener problemas luego, ¿Porque no simplemente se busca a otra mujer?, Yo no soy la indicada para este asunto, nunca me había planeado casarme sin amor, ni mucho menos con mi jefe, así que me parecía difícil poder creer lo que el me estaba pidiendo y más si existían mujeres más hermosas en la tierra, pero no, tiene que venir a preguntárselo a la pobre de su secretaria.
—Señor... Yo siento mucho lo que pasó en el hotel... Yo estaba muy borracha y...
—Yo no lo lamento Natasha y ese no es el punto, en parte si, pero ya le dije, si acepta le triplicare el sueldo—Comento.
¿Subirme el sueldo?, ¿Si me casaba con dejaría de pagarme las migajas que me pagaba?, Aunque no me siento muy seguirá de decirle que si a la ligera, no me siento cómoda al saber que me casaría con el, sin saber que hacer.
—Señor...
—Vamos, señorita Hall, le subiera un puesto, colocaría a alguien a trabajar con usted y ganaría muy bueno—Respondio.
—Debo pensarlo—Dije evitando su mirada.
No podía simplemente decirle que si, no me sentía preparada para hacerlo, ni sabía si eso funcionaria, los matrimonios así pueden llegar hacer un desastre, el podria conseguir una amante, si es que ya no la tiene, podría ser un caos total, podríamos hasta destruirnos entre nosotros, sería una caos total hacerlo, no quiero, no quiero ni siguiera pensarlo, ni menos el hecho de que si me toca tener sexo con el, aunque ya lo hice una vez, ¡Estaba borracha!, ¡Ambos lo estábamos!, La próxima vez, podríamos estar sobrios, no quiero ni pensarlo, no, claro que no puedo ni siguiera imaginarme lo sin sentir un gran calor en mi cuerpo.
—Necesito la respuesta ya o ya—Comento.
—Entonces es un no—Respondí.
No podía hacerlo, simplemente no podía hacerlo, sentía como si no estuviera bien, además ya empezaba a sentir calor en mi cuerpo, quería salir y respirar aire puro, en un lugar donde el no estaba.
—Yo me retiro, mi esposa me necesita, nos vemos esta noche—Comento Jackson acercándose hasta la puerta.
—Esta bien—Mascullo Mario.
Jackson salió dejándome a solas con mi jefe, en ese momento no sabía que hacer, quería salir corriendo de su oficina y que no me molestará para nada, pero estaba en shock, ya le había dicho que no, pero el me miraba con intensidad y un poco molesto.
—Entonces la obligaré a aceptar
Antes de que pudiera rechistar sus labios hicieron contacto con los míos, no sabía que hacer, estaba completamente congelada, pero poco a poco me dejé llevar por su beso, poco a poco el comenzó a hacer presión obligándome a acostarme en el sillón, le quedó encima mío mientras sus manos pasaban por mi cuerpo descaradamente y su boca me besaba con ardua intensidad.
Cuando ya no pudimos más, el se separó de mí y me miró a los ojos, sus ojos estaban oscuros y muy profundos, ¿Pensaba acostarse conmigo?, ¿Así cree que me obligara a aceptar?, Se equivoca mucho, puede que sus palabras me hicieran perder el juicio y terminará desmayada, pero no iba aceptar así.
—Acepte, señorita—Comento con su voz ronca de deseo.
—No—Repeti mientras intentaba mantener la calma.
—Bueno, pues solo cruce los dedos para que nadie entre en la oficina, me preguntó que pensaran de usted si la descubren mantención relaciones sexuales con su jefe, de seguro no quedarás bien planteada—Comento cerca de mi oído antes de morderme el lóbulo de mi oreja.
Ahogue un gemido y mi respiración estaba agitada, era un imbécil, sabía que si alguien entraba tal vez todo el edificio se enteraría y yo quedaría con una zorra ante todos, pero lo peor, como si lo hubiera invocado en el momento que la puerta se empezó abrir, Mario volvió a tomar posesión de mis labios, no quería besarlo, pero una de sus manos me pellizco haciendo que me quejara, ahí el aprovecho y metió si lengua en mi boca.
No sé escuchaba nada, había un silencio rotundo, así que Mario se separó de mí y me ayudó a sentarme en el sillón, dirigí mi mirada y note la mirada de la señorita Rincón con la boca abierta y estática, —Mierda—, nos había visto la persona que menos quería. Fulmine con la mirada al señor Seymour y el solo río pícaro mientras se acercaba a la señorita Rincón.
—¿Necesita algo, señorita?—Pregunto Mario de manera seca.
La señorita Rincón no me quitaba la mirada de encima, estaba en shock, pero de un momento a otro su cara se puso roja de la furia, para luego mirar a Mario.
—¿Te estás revolcado con esta zorra? —Pregunto.
Ahí me sentí desequilibrada, un gran frío se estendio por todo mi cuerpo y apreté el sillón con fuerza, mientras agachaba la mirada.
—Esa "Zorra" como usted dice señorita Rincón es mi futura esposa, así que le pido más respeto—Mis ojos se abrieron un poco.
No podía creer, en primer lugar ella le reclamaba por lo de hace unos momentos, sin ser nada, —Que yo sepa—, aunque Mario me acaba de poner como su esposa.
—No lo puedo creer, eres un completo imbécil, pensé que tú padre te había dejado claro que TU te casaría a conmigo—Comento.