En la vía de regreso al rancho Dalton no hallaba la forma de como pedirle a su vecina que lo ayudara con Daria al menor por algunas semanas. Pero como rayos iba a proponerle una cosa así, apenas y se conocían. La miraba de vez en cuando por el retrovisor, mientras que ella miraba por la ventana con la niña en los brazos. Aún faltaba como una hora de camino, tenía que ser en ese momento o no era. No le hacía gracia congeniarse con nadie, pero no tenía más remedio. —Gayla. —La llama mirándola por el retrovisor. —¿Qué pasa? —¿Trabajarías para mí? La castaña no sabía si había escuchado bien o es que se había quedado dormida a mitad de camino y todo aquello era un sueño bastante extraño al escuchar aquel vaquero le había pedido que trabajara para él. —¿Qué dices? —Me gustaría contratarte

