Gayla observo a su odioso vecino plantado en la puerta de su casa como esperando algo de ella, ¿pero que estaba esperando? No comprendía.
— ¡Ayúdame por favor! — Le pidió el vaquero.
—¿Qué? ¿Con que?
Éste levanta la cesta mostrando a la niña que dormía en ésta… la chica solo abrió los ojos como platos, ¿él quería que lo ayudara con ese bebé?
—¿Estás loco? ¿De quién es ese bebé?
—¡Al parecer es mía! — Responde con duda en su voz. —¿Podemos pasar?, no creo que este clima sea bueno para ella. — Le dice mirando a la criatura.
—Si claro, pasa.
A ella no le quedó otro remedio que dejarlo pasar, el tamaño de aquel vaquero era sorprendente. Llenaba toda la estancia de su casa, lo pillo de espalda, la camisa de cuadros que llevaba le quedaba bastante ajustada y en esos momentos se encontraba bastante sucia. Al parecer no se había duchado.
Sentía curiosidad por saber cómo es que esa niña era suya, acaso la madre de la criatura no podía hacerse cargo.
—Bueno necesito una explicación de porqué está en mi casa buscando ayuda con esa niña en manos. Para empezar, ¿Dónde está la mamá de esa niña?
—No esta. — Dice dejando a la niña sobre el sofá. —Solo somos la niña y yo.
—A ver… no entiendo nada. — Se cruza de brazos. —Sería bueno que se explicara mejor.
—La madre me ha dejado a la niña en la puerta de mi casa hace pocas horas. — Responde mirándola fijamente.
—¿Qué estás diciendo? ¿Acaso no están casado o algo así? ¿Te la ha dejado así como así? — La chica sentía mucha curiosidad por saber el estado civil de aquel extraño vaquero.
—¡No! yo no sabía de la existencia de esta niña, la madre la dejo en mi puerta no hace mucho, para cuando yo llegué a mi casa la encontré con una nota diciendo que era mi hija.
—¡Esto es extraño! Asumo que sabes quién es la madre.
—¡Eh sí! — Se rasca la nuca como avergonzado. —Fue una mujer que conocí hace mucho tiempo.
Ella frunció el ceño ante la respuesta de ese vaquero. Lo que la llevo a pensar de él es que le gustaba meterse con mujeres de la vida fácil. Estuvo con ella, la embarazo y la dejo a su suerte. Bueno solo era una teoría nada más…
—No es lo que piensas. —Responde ante la mirada afilada de su vecina.
—No sabes lo que estoy pensando. — La castaña hace un mohín.
—No abandone a la madre. Ya te lo dije, solo fue un momento y ella desapareció. Ahora resulta que tengo una hija con esa mujer. — Responde mirando hacia otro lado.
Parecía que decía la verdad pensó Gayla, aunque también podía estar mintiendo solo para librarse de tener que atender a esa niña.
—Muy bien, digamos que creo tu versión de los hechos, entonces, ¿Qué quieres que yo haga?
—Ayúdame con la bebé, por más que sepa cómo atender a un ternero no sé nada sobre niños. No sé si hay que cambiarla, o si ya comió… — le dice evidentemente preocupado.
—¿Qué te hace pensar que se mucho sobre bebes? — Expresa ésta caminando hasta donde la niña.
—Eres mujer, ¿no se supone que las mujeres tienen este conocimiento?
—No tengo hijos, ni sobrinos… te has precipitado a pensar cosas apresuradas sobre mí.
Gayla desenvuelve a la pequeña de la manta para sacarla de la canasta. Lo que provoco que la niña se despertara gimoteando.
—¡Demonios! La has despertado. — Exclama el vaquero molesto.
—¡Oye! No digas malas palabras delante de ella. Es normal que se despierte, además es evidente que necesita que la cambien y quizás que la alimenten.
—¿Eso significa que me vas ayudar? — Pregunta esperanzado.
Ella lo mira de mala gana mientras arrullaba a la pequeña en sus brazos. No se merecía que lo ayudara en nada, y menos después de que la corriera de su rancho como si fuese una vil ladrona. Pero la niña no tenía culpa del… del… bueno del padre que le había tocado.
—¡Por esta noche! — Mira a la niña dándose cuenta que la pequeña tenía los ojos azules más hermosos que había visto en su vida. Levanta la mirada para ver al vaquero quien seguía mirándola fijamente, pero si eran idénticos pensó ésta.
—¿Qué pasa? — Pregunta Dalton frunciendo el ceño.
—Creo que si es tu hija después de todo.
—¿Por qué dices eso? — Se acerca a ambas en dos pasos poniendo un tanto nerviosa a Gayla.
—¡Tiene el mismo color de tus ojos! — Manifiesta segura.
El vaquero observa a la niña detenidamente fijándose que tenía el mismo color de sus ojos y aquel hoyuelo en la barbilla. Bufo para sus adentros, realmente tenía mucho parecido con él. Pero eso no quería decir que si fuese su hija. Dalton ya no sabía si seguir engañándose o asumir que realmente tenía una hija con una mujer que no estaba seguro de volver a ver en su vida.
—Tu silencio dice mucho. — Indica la castaña. —La cambiare y luego le daré algo para comer.
—Soy, Dalton Stone. — Suelta el vaquero quitándose el sombrero. Ella lo ve y siente una especie de cosquilla en su estómago. Era más atractivo sin el sombrero pensó un poco avergonzada.
—Me llamo Gayla… Gayla Kirby.
—Gracias por ayudarme.
—¡De nada! Deberías de sentarte. Esto puede tomar un rato.
La chica desaparece con la niña en sus brazos dándole un poco de alivio al vaquero. A buena hora la castaña había llegado al rancho de Harker. Si hubiese estado solo con la Daria no hubiera sabido que carajos hacer con ella por toda una noche… al sentarse en el sofá se fija en las comodidades de aquella casa, sí que era lujosa por dentro. Nada comparado con su rancho, era humilde y un poco rustico pero era cómodo.
Dejo su sombrero en su rodilla esperando porque Gayla terminara. Aun se sentía un poco curioso por la reacción de su vecina, lo trataba normal no como el resto del mundo. ¿Acaso no le daban repulsión sus heridas? O seria que ahora le tenía mucha más lástima porque tenía una niña abandonada por su madre a su cuido. Ese tipo de sentimiento de las personas no las toleraba. Apretó los puños, odiaba que le tuvieran compasión por su condición.
En eso escucho el llanto de Daria, por instinto se puso en pie corriendo hacia donde provenían los gritos. Pero se encontró con una escena muy extraña, Gayla sonreía dulcemente mientras limpiaba las partes de la niña. Se veía como una madre atendiendo a su hijo. El vaquero se llegó a preguntar si ella tenía un esposo que la estuviese esperando. Pero de una descarto la idea, ya que estaba sola en medio de la nada… al menos que, se estuviera divorciando.