--- Observo a Marian dormida mientras pienso cómo defenderla del Diablo, pero no sé cómo. Ya fui visitado y advertido que soy un idiota ante él, que lleva mil pasos de ventaja. Regresé sobre mis pasos hasta mi oficina. Una búsqueda rápida. El más conocido de los hombres era Daniel Gómez, el gobernador del pueblo natal de MarÃa. Eso significa que nos escogieron por ser la pareja perfecta para encontrar a estos hombres, por ella haber nacido allÃ. ¿Los conoce? ¿Tal vez? No sabrÃa qué pensar ahora, ni cómo explicarle a ella lo que está sucediendo. Suena mi teléfono. Contesto algo nervioso. _ Sandro, ¿qué pasa? ¿Estás bien? _ No puedo dormir. Te llamé al imaginarme que tú tampoco. ¿Qué haremos? Su voz, en cierta forma, me tranquiliza. _ Esperar los tres dÃas. De seguro nos están vigilando

