
sipnosi
El eco de la puerta cerrándose resonó en el apartamento vacío, un eco que se mezcló con el latido frenético de su corazón. Mariana se deslizó por la pared, las piernas cediendo, hasta que se encontró sentada en el suelo frío, las lágrimas nublando su visión. No era la primera vez que un hombre la dejaba, pero esta vez... esta vez era diferente.
Antonio, su esposo, el padre de sus cuatro hijos, se había marchado hacía meses, llevándose consigo la última chispa de esperanza que Mariana había guardado celosamente. El abandono la había dejado marcada, una cicatriz invisible que le recordaba constantemente su fragilidad. Después de Antonio, las noches se habían vuelto borrosas, llenas de fiestas y encuentros fugaces, intentos desesperados de llenar el vacío que él había dejado. Pero ningún hombre, ninguna caricia, lograba borrar la imagen de Antonio, su sonrisa, su voz... su traición.
Entonces, llegó Zuriel.
Sus ojos, un torbellino de misterio y deseo, la habían cautivado desde el primer instante. Su sonrisa, una promesa de un amor que Mariana creyó perdido para siempre, la había hecho temblar. Con él, Mariana descubrió una pasión que desconocía, un amor que la hizo sentir completa, viva. Pero la felicidad fue efímera.
La traición de Zuriel fue una puñalada en el corazón, una repetición dolorosa del pasado. La imagen de él, riendo con otra mujer, se grabó en su mente, reemplazando los recuerdos de sus momentos juntos. La pérdida de su hermana, su confidente, su alma gemela, fue el golpe final, sumiéndola en una oscuridad que amenazaba con consumirla.
Ahora, Mariana se encontraba sola, de nuevo, pero esta vez con una diferencia: un bebé en camino, un recordatorio constante de la traición de Zuriel. La venganza comenzó a gestarse en su interior, un fuego que ardía con la misma intensidad que el amor que una vez sintió. Zuriel pagaría por su traición, por el dolor que le había infligido.
Pero mientras Mariana planeaba su venganza, una sombra se cernía sobre ella, una amenaza invisible que susurraba promesas de venganza y muerte. Un hombre misterioso, con ojos fríos y una sonrisa inquietante, observaba sus movimientos, esperando el momento oportuno para revelar sus intenciones. Sus "ángeles de muerte" acechaban en las sombras, listos para cumplir sus órdenes.
Mariana no lo sabía, pero su vida estaba a punto de cambiar para siempre. El amor y la venganza se entrelazarían en un torbellino de pasión y sangre, un camino que la llevaría a descubrir secretos oscuros y a enfrentarse a sus propios demonios. Y en el centro de todo, la conexión con "Las Memorias de una Golfa", un eco del pasado que resonaría en su presente.

