VIIIEn la visita se habló primero de la ópera, á la que Ruiz iba con frecuencia, lo mismo que las Miaus, con entradas de alabarda. Después recayó la conversación en el tema de destinos. «A D. Ramón—dijo Ruiz—no le harán esperar ya mucho». —Va en la combinación que se hará estos días—dijo Pura radiante.—Y no ha ido ya, porque Ramón no quiso aceptar plaza fuera de Madrid. El Ministro tenía gran empeño en mandarle á una provincia, donde hacen falta hombres como mi esposo. Pero Ramón no está ya para viajes. Yo, si he de decir verdad, deseo que le coloquen porque esté ocupado; nada más que porque esté ocupado. No puede usted figurarse, Federico, lo mal que le sienta á mi marido la ociosidad... vamos, que no vive. ¡Ya se ve, acostumbrado á trabajar desde mozo!... Y que le conviene también coloc

