Me desperté a las seis y cinco, esa fue la hora en mi móvil en cuanto sonó. Mi alarma avisándome que debía levantarme. Después de que me quedará dormido tres veces más, y mi móvil me despertará tres veces también, fui a darme una ducha. Mamá ya estaba despierta, tenía la catadura pálida y en la manera en que me servía el desayuno no me dejó ninguna duda, algo estaba mal. La seguí a la cocina en cuanto dejó mi desayuno en la mesa. La tomé por sorpresa abrazándola de espaldas. Estaba muy triste, tanto que se soltó en llanto. La volví hacia mí, y la abracé con más fuerza. No dije nada esperé a que ella me explicara lo que pasaba. ―Mi amor, me siento muy mal, tú has sido mi todo. ¿Cómo soy capaz de dejarte? No habrá quien te sirva, ni quien te atienda. Sonreí. ― ¿Mamá, es en serio? ¿Eso t

