Narra Ana.
—Comienzo a creer que esto será increíble —mencionó Rosa admirando su cortada, de la cual aún se podía ver sangre salir.
—¿Estás loca, Rosa? ¿Cómo esto va hacer increíble? —pregunté molesta, no entendía el estúpido entusiasmo de Rosa.
Ahora tengo una maldita cortada en mi brazo, ahora tendré que usar suéter todo el día, no puedo dejar que mi mamá me vea esto.
—No seas aguafiestas, Ana, esto es genial —dijo Rosa. —Además si no lo hacemos, moriremos.
—¡No es increíble! —gritó Hanna enojada. —Lárguense de mi casa.
Rosa y yo caminamos a la puerta, Hanna se miraba muy molesta, no puedo creer que Rosa nos haya convencido de hacerlo, aunque me siento bien, no quiero perder a mi familia y claro, no quiero morir yo.
—Rosa, no me gusta para nada tu actitud, no te has puesto a pensar, ¿Por qué rayos son 50 días?
—La verdad no, pero serán increíbles, hay que disfrutarlos y así se pasarán rápido.
—No creo que pienses lo mismo si el ultimo reto sea quitarnos la vi... —dije antes de que Rosa me interrumpiera.
—Lo siento Ana, tengo que irme, nos vemos —añadió y se fue.
Tengo que hacer algo para salir de este estúpido reto, tal vez deba investigar más cosas sobre Manuel, quiero saber si su familia está bien, pobre de él, tal vez murió sabiendo que los malditos iban tras su familia.
Al llegar a casa, mi madre no estaba, yo estaba muy cansada, así que fui a mi cuarto, primero tomé una ducha y después me fui a la cama.
***
—Ana, despierta por favor, se te hace tarde —escuché que grito mi madre.
—Ya voy —grité y me levante, comencé a arreglarme para la escuela, la maldita de Candice empezara a joderme la vida hoy.
Bajé a la cocina, ahí estaba mamá y Jessica.
—Buenos días —dije y me senté en el comedor.
—Te hice el desayuno, aunque no creo que alcances a comer, es algo tarde ya —dijo mi madre sonriendo.
—No has mirado el reloj —Jessica me miró para luego reír.
Cuando volteé, abrí los ojos como platos, solo faltaban 10 minutos para mi primera clase, no puede ser, nunca he llegado tarde.
Comencé a apresurar a mamá, rápido subimos al auto y en 5 minutos ya estaba frente a la escuela. Jessica es dos años más chica que yo, así que ella aun no va a mi escuela.
Al entrar a la escuela, noté que algunos se me quedaban viendo, no sabía porque, me acerqué a Rosa y le pregunté.
—Rosa, ¿Qué pasa?
—Pablo, Nuria, Isabella, Ian, y Emily también son jugadores, me dijeron que tu compartiste el link ayer, ahora tienen que hacer su reto, el primero lo hicieron porque era fácil, pero el segundo, no quieren hacerlo.
—¿Ya mandaron el segundo reto? —pregunté asustada.
—Si, ¿No lo has visto? —preguntó Rosa, ella tenía su celular en su mano.
Inmediatamente saque mi celular de la bolsa, y entre a la conversación de Candice, me daba miedo saber que teníamos que hacer ahora.
Mensajes:
Candice: Espero hayas dormido bien Ana.
Candice: Tu siguiente reto es el siguiente: Dia 2, cuando estés en la escuela, tienes que averiar los frenos de algún profesor, preferentemente del profesor Hernández, tus amigos jugadores te ayudarán, trabajo en equipo.
—No puede ser, quiere que matemos a Hernández —mencioné asustada.
—No lo vamos a matar Ana, no seas dramática —mencionó Rosa riendo. —Solo averiaremos los frenos.
—Hola Ana —dijo Pablo acercándose a nosotras. —¿Estas feliz con lo que hiciste?
—Tu eres la culpable, así que tú harás todo —dijo Ian molesto, este me miraba mal, como si todo esto fuera mi culpa.
—Yo no compartí el estúpido link, yo no tengo la culpa de este estúpido juego.
—La tienes Ana —dijo Isabella.
—Aquí no importa quién tiene la culpa, Candice nos está vigilando, tenemos que hacerlo ahora —dijo Rosa con una gran sonrisa. —Además será divertido.
—Yo no quiero, ¿Qué tal que el profesor se muere? —preguntó Hanna, ella estaba muy asustada.
—Esto será muy emocionante —exclamó Pablo.
—¿Pues no que estabas enojado?
—No, solo quería reclamarte, me gusta hacer retos, esto será genial —respondió Pablo. —Podremos sentir adrenalina al máximo.
—No puede ser, esto no es genial, es una maldita tragedia, parece que Rosa ya les contagio la estupidez.
—Hay que hacerlo pues —dijo Emily.
—Yo tampoco quiero hacerlo, no quiero tener nada que ver con un malito accidente —mencionó Isabella.
—Hagámoslo nosotros, ellas morirán, y será su maldita culpa —mencionó Rosa molesta.
Rosa, Ian, Pablo, Emily y Nuria comenzaron a caminar al estacionamiento para profesores, ellos estaban muy decididos en lo que iban hacer.
—No tenemos opción —dije un poco nerviosa.
Comenzamos a caminar, al llegar al estacionamiento, había una pequeña caja con herramientas enfrente del auto del profesor Hernández, parece que Candice tiene todo muy bien planeado.
—Candice dijo que trabajemos en equipo —mencionó Pablo —Así que todos tenemos que trabajar.
—Ustedes háganlo, yo veo que nadie nos vea —dijo Nuria alejándose un poco de nosotros.
—Yo también —mencionó Rosa y caminó hasta Nuria.
Ian entro bajo el auto, le empezamos a pasar algunas herramientas, unos minutos más tarde él salió y nos dijo que ya estaba listo, que nuestro reto estaba completo.
Todos nuestros celulares comenzaron a sonar, todos teníamos el mismo mensaje de Candice.
Mensaje:
Candice: Muy bien hecho, me gusta que trabajen en equipo.
Candice envió una foto.
Foto:
En la foto estábamos los 8 frente al auto del profesor.
—Buen trabajo —dijo Ian sonriendo.
—Esto no está bien —mencionó Hanna. —No quiero que el profesor se muera.
—Tranquila Hanna, él no morirá —mencionó Isabella.
—Claro que puede morir, Candice quiere que el profesor muera —añadió Pablo. —De eso estoy cien por ciento seguro.
—No quiero estar aquí —dije y salí corriendo del estacionamiento.
Una extraña sensación de culpa me invadió, quería llorar y correr a los brazos de mi madre, pero no podía, así que solo corrí, quería llegar a casa y encerrarme en mi habitación
Cuando pasé por enfrente del edificio abandonado, me detuve al ver a un viejo amigo, ya tenía bastante que no hablaba con él.
—David, hola —dije, él se miraba algo agitado, en verdad me sorprendía demasiado verlo por aquí, es muy raro.
—¿Qué pasa Ana? Mucho tiempo sin vernos.
—¿A dónde vas? —pregunté acercándome a él.
—Hare una tontería, hablamos después, mi tiempo se acaba.
Él comenzó a correr, mire que entró al edificio, así que mi curiosidad me gano y corrí detrás de él.
Tuve que subir las escaleras, eran demasiadas, era un edificio de siete pisos, se me hace raro que aún siga aquí.
Miré que David se puso en la esquina del edificio, duró tres minutos ahí y se quitó, preferí guardar mi distancia, algo no me daba buena espina.
—¿También juegas? —pregunté confundida.
—¿A qué? —preguntó, creo que quería hacerse el confundido.
—El juego por el cual murió Manuel.
—¡Ana tienes que irte ya! —gritó David. —Trata de alejarte de esto, es malo Ana, muy malo.
Mire detrás mío, había un sujeto caminando hacia nosotros.
—¿Quién es?
—Él es Henry, el administrador.
Henry comenzó a caminar más a nosotros, cuando llegó a ponerse justo a un lado mío, me tomó por los hombros y me empujo al suelo.
—No me gusta que me hagan esperar —dijo dirigiéndose hasta la esquina del edificio, donde estaba David, luego tan solo lo empujó al vacío.
—¡David noooo! —grité poniéndome de pie rápidamente.
—Recuerda cumplir con tus retos Ana, no querrás terminar como David —dijo Henry y se fue.
Rápido corrí a la orilla, miré hacia abajo y ahí estaba David en el suelo, su cabeza estaba sangrando.
Me asusté tanto que comencé a correr a mi casa, al llegar me encerré en mi cuarto.
***
No quiero terminar como David, ni como Manuel, no quiero morir, no quiero que nadie muera por mi culpa.
—¡Ana baja a cenar! —gritó mi madre.
Mi celular comenzó a sonar, era Hanna.
Llamada:
—¡Ana!
—¿Qué pasa Hanna? ¿Por qué lloras?
—Es el profesor, él tuvo un accidente, mi madre me lo acaba de decir, es nuestra culpa, nosotros lo matamos Ana.